“Panchi” Salazar fue delantera, luego bajó al mediocampo y hoy sobresale en la zaga de un equipo que ha sido grata sorpresa y se codea con los grandes del país. Pudo llegar a Fernández Vial, pero la pandemia le jugó en contra y hoy la angelina prefiere concentrarse en su carrera (Ingeniería Civil Industrial) y los partidos de su club amateur. También sueña con un nuevo bronce o algo más a nivel universitario.
La competencia de fútbol universitaria es fuerte, los candidatos suelen repetirse y la UBB no aparecía en el mapa. Eso hasta que el equipo de Daisy Mardones sorprendió a todos, logró clasificar al Nacional en Santiago y ahí consiguieron un memorable tercer puesto. En ese equipo destacó y lo sigue haciendo, Francisca Salazar, una de las centrales y también estudiante de Ingeniería Civil Industrial, donde cursa Segundo Año.
La “Panchi” cuenta que “juego desde niña, desde que estaba en la Básica en el colegio San Gabriel, en Los Ángeles. Entré por un profe de mi hermano que me invitó al equipo y era lo mío. Antes hice atletismo, donde el mismo profesor nos llevaba a competir y ganamos algunos torneos por equipo, nos iba bien. A esa edad una está conociendo el deporte, viendo qué le gusta más”.
El fútbol femenino recién estaba explotando, aunque recuerda que “siempre hubo muchas chicas interesadas, nunca faltó equipo” y relata que “lo que más me gusta es conocer gente nueva y el fútbol me permite eso. Probé en varios puestos, pero me dijeron que era mejor ordenando desde atrás porque soy tranquila para salir jugando, tengo buena visión de lo que pasa en la cancha y alma de líder”.
Le gusta mucho lo que hace Charles Aránguiz – “un crack, sencillo y humilde”- y confiesa que “de chica era delantera y después me pasaron a volante de contención. De central creo que encontré mi puesto”.
Incluso, estuvo cerca de llegar al profesional. A la competencia Anfp. “Antes de la pandemia hubo una posibilidad en Fernández Vial, pero con todo lo que pasó con el virus y cómo se paró todo, finalmente no se dio. Después ya estaba concentrada en mi carrera. Aún así me llaman para jugar de algunos lados, me pagan algunos incentivos y defiendo al Deportes Yumbel en la liga Anfa, pero lo del profesional ya no fue”.
Repasa sus campañas en la universidad con orgullo y expresa que “nos ha ido bastante bien. Fuimos terceras en el Adesup y terceras en el Nacional Fenaude que se hizo en Santiago. Ahí los rivales más fuertes son la Universidad de Chile y Católica. La Cato nos ganó 1-0 en la fase de grupos, pero nos encontramos de nuevo en la definición del tercer lugar y pudimos derrotarlas. También fuimos terceras en futsal. Fue el año de los terceros lugares cuando nadie nos tenía mucha fe y llegamos arriba”.
Y no ha sido fácil llegar a ese nivel. “La pandemia fue horrible. Yo entrenaba por mi parte, pero no es lo mismo. Cuando llegamos no había entrenador y se habían ido jugadoras fundamentales que eran de las más grandes y justo terminaron su carrera. No es fácil el deporte universitario porque tienes que hacer coincidir certámenes, dependes de la flexibilidad de los profesores. Algunos son más flexibles que otros. Por suerte nunca me ha tocado certamen y partido el mismo día, pero pasa mucho”.
¿Y cuáles son sus sueños en el fútbol con solo 20 años? “Jugar por mi universidad, repetir algo como lo del Nacional, defender a mi club. El fútbol profesional ya no es una meta. Quiero seguir conociendo gente, terminar mi carrera. Igual son hartas cosas”.