Los lilas viven su peor momento desde el retorno al fútbol profesional. Las malas campañas agotaron la paciencia de los hinchas.
Asomaba como el año definitivo para luchar por el ascenso, pero 2023 se ha convertido en una total pesadilla para Concepción. Recién iniciando el quinto mes del año y 68 días después del debut en Segunda, los lilas viven su peor crisis desde el retorno al fútbol profesional. Varios son los motivos para explicarla:
Con sólo 1 punto de 24 posibles, Deportes Concepción vive su peor arranque en toda la historia. Un 4,17% de rendimiento en 8 fechas parece condenar a los lilas a bajar de división. Con 17 tantos, además, son junto a Deportes Linares el equipo más goleado de la categoría. Nunca el “León” tuvo un arranque de campeonato con números así de rojos. La presente campaña superó la realizada en el Apertura 2022, donde Concepción sumó 1 punto en las primeras 7 jornadas, ganando el octavo partido.
Aún así, no está todo perdido, ya que resta por disputarse casi el 70% del torneo, siendo Linares e Iberia los dos próximos rivales para buscar salir del fondo de la tabla.
Si este año asoma como el peor de los últimos cuatro, precisamente es también porque el club se preparó como lo indican los libros: contrató a un DT con conocimientos de una división en la que tuvo éxitos en sus recientes campañas. Además, le dio libertad total al técnico para que armara su plantel, sumando varios “refuerzos” que aún están muy lejos de mostrar un buen nivel.
El club realizó una pretemporada disputando amistosos ante clubes de categorías superiores como U. de Concepción y Ñublense, logrando buenos resultados que ilusionaban al hincha. Hasta ahí, todo parecía perfecto, pero los resultados ya son conocidos por todos. ¿Qué pasó? En Concepción dijeron que no les convencía el estilo de Bustamante y optaron por llevar a Rojas, quien ha dirigido 4 partidos, empatando 1 por Copa Chile con eliminación posterior y perdiendo los restantes tres. La idea de cambiar técnico era generar un “shock” en el plantel que ha estado lejos de tener resultados positivos.
La crisis no es actual. Desde 2020, ya son 4 las temporadas donde los lilas han convivido con la parte baja de la tabla. En el primer año hubo matices que maquillaron el fracaso, como por ejemplo la pandemia, que privó al club de contar con recursos por venta de entradas. El club bajó de categoría, pero se salvó gracias al buen trabajo administrativo que se realizó, donde no hubo ningún tipo de incumplimiento financiero pese a la delicada situación.
En 2021, y precisamente por lo anterior, el club se armó con lo que el mercado le permitió, ya que los líos judiciales tardaron. Y el fracaso se repitió, con una campaña que los salvó del descenso otra vez sobre el cierre del torneo, aunque esta vez por denuncias de rivales que no prosperaron. Sufriendo, el “León” se mantuvo.
El año pasado fue atípico. Una gran primera rueda tuvo a los lilas en puestos de avanzada, peleando palmo a palmo con San Marcos de Arica. Pero todo se derrumbó en la segunda rueda con líos internos que terminaron con un equipo al borde del abismo, cosechando un pobrísimo 21% de rendimiento, con 7 de 33 puntos en la segunda parte del año.
Este año, resta historia aún por escribirse, pero el panorama ya no puede ser más oscuro.
Todo lo descrito anteriormente, en un periodo donde se vendió al club a un inversionista que asumió con la intención de conseguir en un mediano plazo el ascenso, tiene impacientes, molestos y con la rabia a tope a los fanáticos de Deportes Concepción.
Algunos de ellos se manifestaron en Nonguén en una jornada que acabó violentamente. ¿Le sirve eso al plantel? ¿En qué ayudó? Plantel y cuerpo técnico 2023 tienen la dura misión de dar vuelta una campaña compleja desde todo aspecto. Por ello, la directiva ya trabaja con la idea de liberar algunos cupos que permitan elevar el nivel del plantel para el segundo semestre, evitando así un descenso de categoría que prácticamente sería catastrófico.