El delantero camerunés que acusó racismo en el choque ante Santiago Wanderers, habló sobre aquello, su vida en soledad y el mal momento colectivo de U. de Concepción.
No fue un partido caliente, pero en la zona mixta post partido sí se vivió así. UdeC y Wanderers salieron juntos en el mismo túnel el pasado lunes en medio de gritos y un par de reprimendas mutuas. En general, nada que antes no haya pasado en el fútbol, pero todo tenía contexto esta vez.
Pocos minutos antes, al 90+6’, un incidente entre el delantero Job Bogmis y el volante Pablo Corral desató la furia del camerunés, que de inmediato fue donde el árbitro, apuntó al mediocampista caturro y se salió del partido. Ni sus propios compañeros lo podían controlar. El partido acabó, Job fue abrazado por integrantes del cuerpo técnico de UdeC y al rato por Carlos Muñoz, capitán de Santiago Wanderers.
En detalle
Lo que pasó fue explicado por el propio Bogmis, quien dialogó con Diario Concepción y reveló que “no me meto nunca con los árbitros ni el rival, pero un jugador de ellos me dijo ‘negrito’. Al toque fui donde el árbitro para decirle que no me puede decir así. El árbitro dijo ‘después lo vamos a revisar’ y me pedía tranquilidad. Yo no me caliento, soy un jugador tranquilo, pero eso me molestó. Son temas en los que hay que meter un punto y que ciertas cosas se acaben. Yo sé que no soy de este país, pero uno se tiene que sentir bien en todos lados. Somos todos humanos. Para mí es un tema discriminatorio que me molesta mucho. Somos todos humanos que jugamos para nuestras familias, nuestros amigos y nuestros sueños”.
Eso fue tras la salida del jugador de un camarín que abandonó con mucha pena y al borde del llanto. ¿Recibió disculpas por parte del mediocampista de Wanderers? “No, nada de eso. Uno de ellos se acercó, no sé quien era, me preguntó lo que pasó y me dijo ‘disculpas, hermano, estas cosas no pueden pasar’. Pero (Pablo) Corral no. Me duele esto. Me debo sentir libre donde sea. Lo bueno es que tuve el respaldo de mis compañeros. Son palabras que duelen. Nunca había vivido eso, nunca me había pasado. Hay que sacar ese tipo de cosas”, contó Bogmis a Diario Concepción.
Lejos de casa
Lo sucedido el lunes en el Ester Roa llega en un momento triste para el camerunés, que llegó hace un par de años a U. de Concepción con el sueño de ser profesional, pasó una temporada por General Velásquez y luego retornó al Campanil. Desde 2020 a la fecha, suma 54 partidos y 7 goles para el atacante de 22 años, que vive solo en Concepción.
“Mi día a día es vivir solo, entrenar, volver a la casa, llamar a mis hermanos. A veces me junto con amigos, pero faltan las personas con quienes hablo más. Hace 4 años que no puedo viajar a mi país porque no tenía la visa. Había otro tema además, que ya está arreglado. Me pasa que vuelvo a la casa y uno no tiene a su mamá al lado. Apenas termino los partidos ella me llama para saber cómo me fue. Obvio tengo acá a los compañeros, pero falta esa familia que te tranquilice. Lo hacen por teléfono, pero no es lo mismo que tener esa persona al lado. Sé que cada sueño tiene un sacrificio y después viene la recompensa. Ahora lo primero es sacar a la U. de Conce del momento en que está”, cuenta Job.
No lo maneja a la perfección, pero Bogmis ya habla español, entiende todo y se comunica sin problemas con sus pares. “Algo hablo, había que aprenderlo”, dice. En cuanto a lo futbolístico, el delantero de UdeC apuesta a levantar a nivel personal y colectivo para salir del fondo de la tabla. “Se nos ha hecho muy difícil todo. Me siento triste por lo que estamos viviendo. Este es el club de mi corazón, mi U. de Conce querida. Son momentos donde los hinchas nos están apoyando, el DT hace lo mejor para sentirnos bien, pero es difícil. Siento que en el próximo partido vamos a apretar más los dientes, estando más finos y presentes en la cancha. Trataremos de hacer lo mejor para ganar. Será difícil, obvio, pero tenemos que hacer lo que nos piden los profes”, cerró.