Cristóbal Lara obtuvo dos segundos lugares en regionales de taekwondo durante 2022, uno de ellos con un codo fracturado. Eso no lo dejó representar a la Región en Nacional Universitario y este año no se lo quiere perder
Por Christopher Cortez
Serán siete años desde que Cristóbal tomó la decisión de adentrarse en el taekwondo cuando era un pequeño escolar del Juan Gregorio Las Heras, gracias a las figuras deportivas que tenía en su casa: su padre y su hermano ya lo hacían y son claves hasta el día de hoy en su ya importante trayectoria.
Comenzó a conocer la disciplina en la academia de Erwin Valladares, lugar donde continúa entrenando en paralelo a lo que hace desde 2022 en la Universidad Técnica Federico Santa María.
“Es una bonita experiencia, se conoce a mucha gente, es un ambiente totalmente nuevo”, relata.
Allí, con 20 años, está en segundo de Técnico en Administración de Empresas, y practica el taekwondo cuatro veces a la semana bajo las órdenes de la docente Viviana de La Rosa.
Destaca que “el grupo es muy unido, prácticamente como una familia, se pasa bien, tenemos tiempo para entrenar y compartir entre nosotros”.
El año pasado, como el deporte universitario recién retorna, tuvo solo dos competencias de carácter regional. En el primer semestre fue Ligas Deportivas Educación Superior (Ldes), mientras que en el segundo compitieron en Agrupación Deportiva de la Educación Superior (Adesup).
¿Resultados? En ambas obtuvo la medalla de plata en categoría Avanzado, pero el que más recuerda es el segundo evento, donde llegó hasta la final con una fractura de codo. “Estuvimos a un paso. Espero que este año se logre. Me había clasificado por mi segundo lugar en Adesup pero me había fracturado semanas antes de la competencia y ahí se me empeoró”, cuenta Lara.
Aquello le generó estar “dos meses sin hacer deporte, era frustrante porque veía a mis compañeros entrenar y yo quería hacer lo mismo”.
Y agrega que para él entrenar o competir “es un momento bonito. No se trata de un deporte donde uno ande peleando sino que te ayuda a saber cómo defenderte en la calle ante algo que pase y, en lo competitivo, te mides con el nivel de otro competir, ya que a veces te encuentras con deportistas mejores que tu, obtienes confianza en ti mismo”.
Ese problema físico lo privó de representar al Biobío como estudiante – deportista, pero se transformó en un anhelo importante para el curso que se avecina.
“Estuvimos bien, nos preparamos de buena manera y todos dimos lo máximo. Esperamos este año participar nuevamente y ser mejores que el año pasado”, reflexiona.
Pero de conquistas sabe y las tiene muy claras. “En Taekwondo mis mayores logros son la Copa Acero de hace tres años, antes de la pandemia, y el Open de Panguipulli durante enero. Era a nivel nacional e internacional. En lo personal llegué a cuartos. Ahora viene uno en abril en Concepción, así que espero mejorar ese lugar”, advierte.
Fuera de eso, también juega fútbol de barrio en los albiverdes de Industrial F.C.
Este año debería terminar sus estudios superiores, pero planea continuar y dar el paso a la Ingeniería Comercial, con lo que obviamente se alargaría su periplo deportivo en USM. Sin ninguna duda, dice que le gustaría “seguir entrenando y llegar al grado de cinturón negro. Actualmente soy cinturón rojo, estoy a dos cinturones, este año podría ser rojo punto negro y el siguiente cumplir mi meta”.