Aprendiendo cosas que sin el deporte serían imposibles

Sofía Plaza está en segundo medio y tiene alrededor de 7 años haciendo atletismo en el Colegio San Ignacio. Más que medallas y metas, la estudiante disfruta del proceso y su crecimiento personal. “Cuando corro y salto dejo todas las frustraciones”, dice.

Por Christopher Cortez Alarcón

Comenzó en tercero básico a realizar deporte. En ese momento no tuvo un gran razón para hacerlo, pero a veces grandes cosas parten desde la nada. Ella buscaba sólo actividades extraprogramáticas y se inscribió a tres: se quedó con una.

“En atletismo había varias personas que conocía y me llamó la atención. Entré también a teatro y a un movimiento eucarístico. En lo otro no me quedé”, cuenta. ¿Por qué en la otra si? “Porque se convirtió como en un lugar seguro para mí, me motiva. Además hago deporte, que es algo saludable”, explica.

Todo eso sucedió en el Colegio San Ignacio de San Pedro de La Paz, que queda cerca de su casa ubicada en la misma comuna. Allí entrena tres veces a la semana después de la jornada escolar, que termina a eso de las 16:30 horas.

En el foso del establecimiento practica salto largo, una de sus especialidades. Y en el amplio cemento ensaya la otra, los 100 metros planos. Eso sí, deja claro que le interesa también otras cosas y está ampliando sus horizontes hacia “el lanzamiento de jabalina, lo he estado practicando”.

Fundamental en su aprendizaje es el profesor Cristian Fuentealba, quien les da clases de atletismo y es “un muy buen profesor. Siempre ha sido de la idea de ser buenos en todos los ámbitos, así que nos ayuda y entiende cuando, por ejemplo, tenemos que faltar para estudiar para una prueba importante”.

De hecho, Fuentealba fue muy relevante en la pandemia, a pesar de la distancia. “A mí, personalmente, me ayudó mucho porque tenía desmotivación para seguir entrenando. Ese tiempo fue difícil porque en mi casa no tenía un espacio para el tipo de entrenamiento que teníamos. Entonces me costó y me desmotivé”, señala.

Trasciende en su vida

El atletismo no se irá, eso es seguro. En plena adolescencia siente que los entrenamientos y la competencia son su momento “para salir de todo. Me ayuda a liberarme”, describe. Y añade que cuando corre y salta “dejo todas las frustraciones y estrés por el colegio o mis cosas de afuera”.

Por eso, su intención es estudiar en la universidad -psicología, tal vez- y allí continuar desarrollándose, entrando al circuito universitario. “Es una de mis prioridades”, reconoce.

En cuanto a medallas y grandes competencias, Sofía piensa que “no ha sido mucho, pero una de las experiencias que más me gustaron fue cuando clasifiqué a los regionales. Creo que fue en 2019 o 2018 y estuve ahí, aunque no me fue tan bien, pero vi mi desarrollo hacia atrás porque al inicio no era tan buena”.

Lo suyo es vivir el proceso y notar los cambios. En eso han sido relevantes su madre porque “siempre está ahí” y sus compañeros ya que “son un apoyo constante a pesar de que el atletismo es solitario”.

Es que su balance actual, con mayor madurez que cuando comenzó, es que la disciplina deportiva le ha otorgado beneficios en otras áreas de su vida, claves en su actual y futuro desarrollo social.

“He aprendido varias cosas que sin el deporte no hubiera aprendido, quizás. Es sobre el compañerismo porque, al entrar a atletismo, conocí y eso me daba miedo, no se me daba. Al crecer pude conocer a otra gente, entonces me llevé bien con ellas y pude adaptarme mejor a situaciones sociales”, cierra.