El fútbol como arma para brillar fuera de la cancha
30 de Enero 2023 | Publicado por: Diario Concepción
Juega como delantero representando a Virginio Gómez, donde estudia Ingeniería. El joven de Lirquén cuenta que el fútbol tiene cosas de la vida. Su entrenador lo hizo adaptarse a una nueva posición y él va con todo. “Entonces hay que jugar ahí”, dice.
Por Christopher Cortez Alarcón
Con 19 años y pese a una pasión desbordante por el fútbol, Marco Riffo sabe que el deporte es mucho más que el partido que se juega una vez a la semana, y que el fútbol no es solo 22 tipos corriendo detrás de una pelota. Tiene claro que su disciplina le entrega muchos otros valores, que pueden llegar a ser la clave de su éxito profesional cuando entre de lleno al mundo laboral.
Vive y tiene gran parte de su mundo en Lirquén, donde actualmente realiza una de sus prácticas profesionales en un área completamente distinta: el puerto. No hay balón, pero igual se suda la camiseta, y él eligió eso como el terreno de juego donde buscar un futuro. Cursa segundo año de Ingeniería
Logística Marítima Portuaria en el Instituto Virginio Gómez, mientras sueña con dedicarse a eso ya sea en su tierra o en el extranjero.
“Estoy trabajando en el puerto de Lirquén. Actualmente estoy haciendo práctica, pero trabajo para una empresa externa desde antes de entrar a la carrera. Vivo cerca del puerto y siempre me gustaron los barcos, además de llamarme la atención lo que sucede en el interior de todo esto”, profundiza.
“Yo siento que es una pasión, por eso juego. En la vida cotidiana me ayuda a ser responsable, tener compromiso con las cosas y aprender del trabajo en equipo”, asegura.
Y claro, hay responsabilidades con las que cumplir en la cotidianidad, como continuar avanzando en sus estudios de Ingeniería. Ahí se mezcla todo con el deporte. “Me tengo que hacer los tiempos. Por ejemplo, los entrenamientos empiezan a las 15:00 horas y terminan a las 17:00 horas, y después hago todo lo que me falte hacer. En el Instituto entra a las 8 y sale a las 13, “aunque a veces varía”, explica.
A pesar de ser el primer año alejándose de las clases virtuales, analiza que “fue un buen año. No me costó la adaptación a las clases presenciales porque tengo una lógica previa sobre la carrera; está ligada a lo portuario y yo trabajo en un puerto, entonces entiendo más o menos”.
¿Y la “pelotita”?
Llegó gracias a su padre, a eso de los 8 años. Marco Riffo, quien bautizó a su hijo con su mismo nombre, hizo su formación deportiva en Universidad de Chile y luego partió a buscar suerte al extranjero.
El joven cuenta que ve “muchísimo fútbol, todos los días, pero no soy fanático de ningún equipo en especial”. Entonces, ¿cómo es amar tanto esta actividad sin tener una camiseta especial que apoyar? “Es que la “U” me gusta, pero soy hincha de cartón”, responde entre risas.
Tampoco jugó formalmente en ningún club. “Algunas cosas esporádicas en Fernández Vial y Deportes Concepción, pero jugué más en el barrio. En Deportes Lirquén, esa fue una buena experiencia, es diferente el roce”.
Seguramente de esas aventuras proviene su carácter deportivo, que lo hace entregarse por completo en cada entrenamiento con la selección del Virginio Gómez. El año pasado también fue su debut en las canchas universitarias.
Allí pudo jugar el Campeonato Interfacultades, interno de la Universidad de Concepción, y Adesup, el desafío regional de la temporada. “En la UdeC es todo bueno, las instalaciones, los profesores, está todo para que nos vaya bien en el deporte”, asevera.
En cuanto a resultados el saldo no fue positivo, pero el hambre creció de cara a sus dos últimos años de carrera. Advierte que planea “ser campeón con el Virginio Gómez en los dos torneos que jugamos. En Adesup nos fue mal porque era todo nuevo y era nuestra primera vez, entonces no nos conocíamos. Era alto el nivel y nos costó adaptarnos, no sabíamos cómo jugaba cada universidad. En Interfacultades salimos terceros o cuartos. Para más adelante llegaremos con experiencia porque sabemos a quiénes nos enfrentamos”.
Marco, en lo personal, dice que siempre le gustó jugar en la mitad de la cancha, específicamente de ‘6’, como se decía antes. No obstante, “el profesor me hace jugar de ‘9’”, relata. ¿Por qué ese cambio drástico de posición? “Seguramente encontró cualidades. Si él dice que debo jugar ahí, hay que jugar ahí”, declara. Habrá que seguir haciendo goles, tal como los hace en la vida.