Amor a la camiseta vs priorizar la carrera: un dilema en el deporte de hoy

16 de Enero 2023 | Publicado por: Ricardo Cárcamo
Fotografía: Andrés Oreña M.

En el último mercado del fútbol chileno se vio varios nombres que “cruzaron la vereda”, pasando directo a un archirrival o bien volviendo al país a otro club -distinto al que lograron alcanzar una mayor identificación en el pasado- por temas principalmente económicos o por sentir una mayor valoración o interés de sus nuevas instituciones. Una tendencia que viene hace rato en el deporte actual y que tuvo, por ejemplo, a nivel internacional casos como la partida de Luis Figo al Real Madrid tras ser capitán y figura en el Barcelona. ¿Es cuestionable que un deportista tome este tipo de decisiones? ¿Se exacerba todo más con la exposición de las redes sociales? ¿Existe menos compromiso, menos arraigo que antes? ¿Cuidan los clubes a sus figuras o referentes?

En tiempos pasados, era común que un jugador en cualquier disciplina, en especial en el fútbol, si se transformaba en símbolo o referente de un club era impensado que “saltara” a un archirrival, que pudiera vestir una camiseta de un adversario directo, histórico. Sin embargo, en la época actual eso ha quedado un poco de lado tanto en el país como a nivel internacional.

A mediano plazo, un caso que marcó el mundo del fútbol fue el del portugués Luis Figo, que en 2000 saltó del Barcelona, donde era el capitán y su principal figura, al Real Madrid, en una transferencia que tuvo un revuelo mediático mundial. El luso arribó luego que Florentino Pérez ganara las elecciones presidenciales del cuadro merengue, pues durante su campaña aseguró que en caso de vencer en los comicios, el jugador llegaría a vestirse de blanco. En un documental en Netflix, el propio Figo aseguró que dio el paso porque no se sentía plenamente valorado en Barcelona, además que el Madrid le ofreció un sueldo casi cuatro veces mayor.

En Chile, en este último mercado hubo varios ejemplos, como Matías Zaldivia pasando directo de Colo Colo a Universidad de Chile, o Eugenio Mena retornando al país a Universidad Católica y no a U. de Chile, donde fue figura. Algo similar a Mauricio Isla, que si bien nunca se vistió de azul sí es reconocido hincha, e incluso cuando venía al país en época de vacaciones, cuando jugaba en el extranjero, era habitual que llegara a entrenar a ese club y usara su camiseta.

Más allá del morbo propio que genera una situación así, ¿Es cuestionable que un deportista tome esta decisión? ¿Cuesta más ahora identificarse con una camiseta, o bien privilegiar intereses económicos o de otro tipo por sobre un arraigo o cariño por un club?

Varias visiones

Viviana Torres, delantera que en 2022 defendió a Fernández Vial, comentó que “a modo personal, siempre he encontrado un poco absurdo el tema de romantizar tanto la relación con un club. Claramente, si uno es profesional, es normal que se presente en algún momento la posibilidad de ir a un archirrival o a un equipo que a lo mejor no te guste. Es tu trabajo, y para mí está mal que se romantice tanto… Además, se puede escupir al cielo como se dice si en un momento te llega una buena oferta, es un buen negocio, tienes que pensar en tu bienestar económico”.

Sobre si hay diferencias entre el “amor la camiseta” entre el fútbol femenino y masculino, aseguró que “en mi caso, yo lo veo como un trabajo. Si a futuro, por ejemplo, me tocaría jugar en el equipo que es clásico rival de Fernández Vial, no tengo ningún problema. Ya pasé antes de Vial a la UdeC y luego volví desde ahí a Vial, y no lo veo como algo malo. Pero sí en el fútbol femenino hay muchas jugadoras que hacen hincapié en que son hinchas de un equipo, y por ese amor que le tienen a la camiseta no se cambiarían a un clásico rival. Hay de todo. En el fútbol masculino el tema económico es mucho más fuerte y eso se deja un poco de lado. En el femenino aún estamos lejos de eso, pero sí se hace esa relación más cercana con el equipo y la camiseta”.

Guillermo Jiménez, jefe técnico del Club Murano Concepción, comentó que “es una situación que viene de toda la vida en el deporte, más en el fútbol en nuestro caso. Cuando un jugador lleva muchos años, o pocos pero se genera una identificación, un tema de sentimientos, de emociones. El deporte y la música son de las actividades que generan más emoción directa y por eso también no se cuestionan este tipo de cosas en otros rubros. Como son figuras públicas que representan de cierta manera una institución, se cuestiona”.

Además, indicó que “creo que es parte del contexto en el que los deportistas viven, y veces toca tomar estas decisiones que no son fáciles, imagino yo. A veces el mercado a ellos, como deportistas profesionales, les ofrece algo que desde lo laboral les conviene más y se deja un poco de lado la emoción, que muchas veces los hinchas sí sentimos, pero ellos no. O puede ser que sí, pero les toca velar por su futuro profesional. No es fácil el tema, aunque es parte de la actividad y si bien los hinchas se pueden sentir pasados a llevar los que vivimos en el mundo del deporte sabemos que es así, y por eso no los juzgo”.

Miguel Ramírez, entrenador de la UdeC, cree que las permanencias más cortas en un club ahora comparando con el paso está ligado directamente al avance de la tecnología y en temas de representación de jugadores. “En los años que nosotros jugábamos era más difícil salir al extranjero porque había menos comunicación, posibilidad de ser visto. Incluso, era común que debutaran e hicieran toda su carrera en la misma parte hasta el retiro. No había internet, plataformas ni programas computacionales que hacen seguimiento a los jugadores, no existía ese desarrollo comunicacional. Entonces, cuando uno subía de juvenil al primer equipo era más el tiempo para desarrollarse. Por eso, se dice que había más amor a la camiseta, pues los jugadores estaban más tiempo en una institución”, dijo.

En esa línea, “Cheíto” agregó que “ahora, indudablemente, con toda la tecnología que existe, los jugadores pueden estar un año en un equipo y pasan a otro, o van al extranjero. Hay menos identidad, pero no es que los jugadores tengan poco amor a la camiseta. Pienso que es todo lo contrario: cuando llegan a una institución se identifican con ella, y se busca también un objetivo personal, relacionado con el crecimiento económico, como jugador de fútbol para ir a un club mejor. Es normal y es una situación que para muchos no es entendible, pero el fútbol actual está así, y uno se tiene que adaptar (…)Porque también puede pasar que si un jugador no rinde y es despedido uno tiene que tener la misma capacidad de entender cuando un jugador está pasando por un muy buen momento y quiere tener una mejora económica, institucional y opta por salir. Por eso a veces en los contratos se estipula una cláusula de salida, las cuales se deben respetar por las dos partes”.

Muchos deportistas se expresan en estas plataformas y después “se arrepienten” si pasan a un club que está en la vereda opuesta. Los hinchas por lo general les recuerdan esas cosas.

De aurinegro a morado

Alberto Cisternas fue un jugador símbolo de Fernández Vial en los ochenta y noventa. Hizo casi toda su carrera en el Almirante, pero en 1992 jugó por Deportes Concepción. Una decisión que asegura tomó principalmente por un tema económico.

“La oferta de Deportes Concepción era mucho mejor, y como en Vial yo era jugador de casa se demoraron en conversar conmigo, algo que era típico que pasaba. Se adelantó el Conce, la parte económica era mejor y entonces era difícil decir que no… Estuve en Vial de 1981 a 1987 y después volví en 1991, y luego de 1993 a 1997. Después trabajé en las series menores como cinco años”, dijo.
Sobre cómo tomó la gente este cambio, aseguró que “igual fue raro. Más que nada el periodismo…Estaba (Bernardo) Pelén en ese tiempo, y decía que como podía llegar un jugador de Vial al Conce. Luego, al final del campeonato, terminó pidiéndome disculpas y reconociendo que fui importante para salvar al equipo del descenso”.

De los clásicos que jugó vistiendo de morado esa temporada, Cisternas afirmó que “tengo hartos recuerdos. Típico las pifias, gritos de los hinchas más fanáticos, que te reprocharon el tema…Tengo muchas cosas que agradecerle a Deportes Concepción, adquirí un departamento ese año, soy un agradecido del club. Estaba haciendo los cursos de técnico ese año, y cuando terminé la etapa de monitor me hicieron un reconocimiento y todo, a veces eso en otros clubes, en tu casa, eso no te lo hacen”.

En ese sentido, agregó que “en ese tiempo, sabía cómo trabajaban los dirigentes de Fernández Vial, como eras de casa te ofrecían una migaja nomás. Le di harto al club y gané poco. En ese tiempo, mi contrato del ’83 al ’87 no era muy bueno, y era común que los de casa eran los más ‘castigados” económicamente. Fueron hartos años que jugué de titular…No me asesoré para tener un representante, trabajé siempre solo”.

Ojo con las redes sociales

En el mundo actual, estas plataformas permiten que los deportistas estén comunicados de forma más directa con los aficionados.Pero también generan un registro que, en caso de pasarse a un archirrival, siempre será “sacado en cara”.

“Las redes sociales le dan un impacto mayor a todo. Claramente, antes un cambio de equipo quizás no se notaba, pero ahora sí. Además, se da pie para que los hinchas critiquen a quien se va, desde su punto de vista de fanáticos, sin pensar en la realidad que vive el jugador. No por cambiarte de equipo vas a cambiar la persona que eres”, comentó Viviana Torres.

Alberto Cisternas aseguró que “es todo más expuesto, se sabe todo y se está más cercano al público. Por eso hay que se cuidadoso con lo que se dice y lo que se hace. Es algo que se da a nivel mundial, cuantos jugaron en el Real Madrid y el Barcelona, por ejemplo. Creo que el jugador asume que es un trabajo, y si te vas de un lado debes tratar que no sea enojado para dejar las puertas abiertas, en caso que se pueda volver. Por eso, hay que ser atinado al declarar, no hablar mal. Me acuerdo que su tiempo Pinilla y ‘Chupete’ Suazo se fueron mal, eran muy queridos. No es la idea salir así”.

Guillermo Jiménez afirmó que “las redes sociales exacerban todo. Así como hacen más fácil la exposición, también hacen más fácil un montó de otras cosas, que pueden jugar a favor o en contra, dependiendo del caso. Una declaración de hace cuatro, cinco años, se les puede recordar, traer al presente mucho más fácil que una realizada en los años ochenta, donde a lo mejor no había plataformas donde se podían buscar como con las redes actuales. Eso puede jugar en contra de la consecuencia de lo que uno dice y hace”.