Montserrat Muñoz y Pamela Espinoza ganaron el reciente campeonato regional universitario. Comenzaron a jugar dobles en 2018, y este año terminan sus carreras profesionales. Juntas cuentan su historia y hablan de su futuro.
Por Christopher Cortéz
Son dos chicas enamoradas del tenis de mesa desde pequeñas gracias a la influencia de familiares. Montserrat Muñoz tiene 27 años, estudia Medicina Veterinaria y es de Talcahuano. Al lado tiene a Pamela Espinoza, quien tiene 23 años, será profesora de Educación Física y viene de Angol, en La Araucanía. Juegan juntas desde 2018 y cuentan que incluso pelearon en su primer partido.
De ahí en adelante, cosecharon dos quintos lugares a nivel nacional. Actualmente, ambas en quinto año de sus carreras, poco pueden entrenar juntas debido a sus horarios, pero continúan marcando diferencias a nivel regional. Durante este mes obtuvieron el primer lugar Adesup, tras vencer a sus rivales de Andrés Bello.
-¿Cómo ha sido esta pequeña carrera juntas?
Pamela: De partida, ha sido muy entretenida.
Montserrat: Sí, muy divertida. Yo creo que de todos los años que llevo jugando, porque juego desde los 13 años, nunca había tenido una compañera con la que lo pasara tan bien, más allá de lo competitivo. Eso ha ayudado porque hemos tenido varios logros gracias a conocernos como somos cada una, más que como jugadoras. Sabemos complementarnos bien.
-¿Quiénes han sido importantes en el acompañamiento de sus carreras?
Pamela: Para mi es muy relevante mi entrenador en Angol, que es Luis Vega. Y acá, por supuesto, la ‘Monse’.
Montserrat: Yo igual considero muy importantes a mis entrenadores de Huachipato, que son Carlos Vega y Francisco Finschi. Precisamente están acá, aunque no son mis profesores actualmente. Mi papá también, mis amigas y la ‘Pame’, con la que hemos entrenado toda la vida.
-¿Cómo fue retomar después de la pandemia y volver a estar con los compañeros?
Pamela: Yo volví con mascarilla un tiempo (ríe), era sofocante.
Montserrat: Fue horrible competir en los campeonatos con mascarilla, pero bien. Se echaba de menos jugar y competir.
Pamela: Sí, al final, es encontrarse con amigos.
Montserrat: Con algunos nos vamos conociendo a nivel universitario pero, la mayoría que estamos acá, jugamos desde que somos más chicos, empezamos antes.
-¿Y planean mantenerse en el tenis de mesa cuando sean profesionales?
Montserrat: Sí. Estoy casi lista, me titulo en diciembre. Ya llevo otro ritmo de trabajo y espero mantenerlo. Es difícil, pero se puede.
Pamela: Yo igual. No sé si me vuelvo a Angol o me quedo en ‘Conce’, pero la idea es seguir jugando. Ahora, no sé cómo van a ser las competencias, porque a nivel universitario estamos súper bien pero en el federado hay otro tipo de competidores. Entrenar sí, pero competir tal vez solo a nivel local.
-¿Tienen otro desafío pronto?
Pamela: Era nuestro último partido, nuestra última fecha, porque las dos salimos de la carrera en diciembre. Literalmente era nuestro último torneo.
Montserrat: Nuestro último campeonato juntas…
-¿Y cómo se siente eso?
Montserrat: Es triste porque con la ‘Pame’, cuando recién partimos, no nos conocíamos. Nos habíamos visto, pero de lejos. Y nos acoplamos muy rápido. Empezamos a jugar juntas, nos empezamos a divertir. Peleamos al principio…
Pamela: ¡Sí!
Montserrat: Para nuestro primer partido no nos habíamos hablado nunca y nos dijeron “jueguen juntas”. Después de eso aprendimos.
Pamela: Arreglamos las cosas en la hora de la comida.
-¿Pero fue un tema de personalidades?
Montserrat: No nos conocíamos…
Pamela: No sabíamos cómo se ponía ella, cómo reaccionaba yo.
Montserrat: Ahora sabemos cómo juega cada una. Yo creo que, de los dobles femeninos con los que he jugado, es la persona con la que mejor me he llevado.