¿Duele? Sí, hasta el fondo de eso que llaman alma. Es un rayo que atraviesa fuerte, pone los ojos rojos y hasta los hace soltar lágrimas.
Arturo Fernández Vial otra vez está en Segunda. Dos años duró el sueño en la B, hasta que llegó este 2022 aciago, negro, desgraciado. Errores por montones, desde lo dirigencial pasando por la banca y, sobre todo, el plantel.
Porque no hay que perderse. La derrota ante San Felipe es solo el corolario de un año completo de desaciertos.
Otra vez Vial partió ganando, justo premio para el mejor del año, Benjamín Vidal, que en los 24’ conectó un pivoteo de Gotti. Pero la ilusión se quedó en eso, ya que Briceño en los 32’ y 90+5 se encargó de dar el baño de cruel realidad.
¿Duele? Sí, y seguirá doliendo. Aunque solo hasta mañana, porque así como este club puede dar cátedra de sufrimiento y dolor -desde su origen- siempre ha demostrado que se levanta una vez más. Por eso lo llaman el ‘Inmortal’.
Se sabía de antemano que el partido se jugaría a puertas cerradas dado el castigo contra San Felipe, castigado por los incidentes sucedidos en su partido de local contra Magallanes. Pero eso poco le importó a los cientos de hinchas del ‘Inmortal’, esos mismos que haciendo honor al lema que reza “Club de Gente Humilde y Sangre Obrera”, enfilaron rumbo al Valle del Aconcagua. Ya sea en bus o en vehículo particular, había que estar presente para acompañar al equipo en su último partido.
No se logró el objetivo, seguramente todos regresaron a Concepción entre lágrimas, con el corazón dolido y hecho pedazos. Pero eso sí, como en todo el año, no fallaron. Porque en Vial podrán fallar los jugadores, los técnicos y sus dirigentes, pero su hinchada, esa que tanto ama sus colores, esa, esa siempre muere de pie.
Era un partido para jugarlo con fuerza, sí; para jugarlo con garra, también, pero por sobre todo, con inteligencia. Y a Felipe Loyola le sobró la garra y la fuerza, pero le faltó la inteligencia. En un par de minutos fatales, el volante aurinegro dejó con 10 jugadores a su equipo luego de recibir la roja por dos faltas consecutivas. Ambos ‘Planchazos’ tan evidentes como innecesarios, que dejaron la tarea más cuesta arriba para el elenco aurinegro a quien solo le servía ganar en el Aconcagua. Siempre se celebra la entrega del ‘Vikingo’, pero debe acompañarla con madurez. Es joven y sigue aprendiendo.
La apertura de la cuenta conquistada por Benjamín Vidal en el minuto 24 y en la primera llegada de Vial en el partido, significó un aire de energía para el conjunto aurinegro, que comenzó a adueñarse de las acciones tras el tanto.
Sin embargo, solo seis minutos le duró la ventaja, porque una descoordinación entre Solano y Merino tras un pelotazo largo de la zaga dueña de casa, le permitió a Briceño igualar las acciones para San Felipe. Un golpe al mentón para el los penquistas que, como todo el año, no tuvieron reacción y fueron incapaces de recuperarse. Había que cuidar más la ventaja.
Lo alegó todo el banco dueño de casa y los dirigentes sanfelipeños. Un presunto empujón de Gustavo Gotti a Julio Castro, que le permitió pivotear el balón para la entrada de Benjamín Vidal en lo que significó la apertura de la cuenta para Arturo Fernández Vial.
El juez miró a su asistente y ante su negativa, marcó el centro del campo.