Con bajos rendimientos individuales y un colectivo inconexo, los morados cayeron ante un aceitado equipo de Lautaro de Buin.
Por Christopher Cortez Alarcón
Celso Castillo: no tuvo mayores intervenciones porque Lautaro no lo exigió en demasía. Nada que hacer en los dos goles y, desde lo anímico, se nota que tiene pasado con la camiseta morada por cómo lidera desde el arco.
Matías Lagos: le tocó ser capitán en un partido de mucho nervio e intentó ser guía del equipo. No fue factor ofensivo, pero tampoco sufrió tanto por su lado. El local explotó más el sector izquierdo.
Dylan Aravena: pese a la mano que fue cobrada como penal, fue el que tal vez destacó más entre los centrales. Mostró seguridad sobre todo en la salida.
Claudio Fernández: en general el partido de la defensa no fue bueno. Se vieron complicados ante el peligro generado por los atacantes del Toqui, sobre todo Cuéllar.
Agustín Ambiado: fue al que más le tocó sufrir porque Lautaro cargó sus intentos por su sector. En el segundo tiempo la izquierda tuvo que ser reforzada por jugadores como Ramírez. No participó en ataque.
Sebastián Torres: bajo en la generación de juego y, tras la expulsión de Cristóbal Vargas, debió apoyar aún más en labores defensivas, pero a los morados les costó mucho la recuperación del balón.
Fabrizio Manzo: sigue sin estar en plenas condiciones físicas y futbolísticas, y eso le pesa al equipo. Fue reemplazado en el segundo tiempo sin haber destacado ni en ataque ni en defensa. Eso sí, tuvo buenos minutos en el primer tiempo.
Cristóbal Vargas: cometió una falta absolutamente evitable que le significó la roja. ¿El ímpetu? Tal vez, pero es inadmisible en estas instancias. Antes de eso era el más rescatable en la conexión mediocampo-delantera.
Joaquín Verdugo: como en todo el campeonato. Mostró destellos, intentos y una que otra buena combinación con sus compañeros. Tuvo un buen remate al arco pero no fue regular.
Ignacio Sepúlveda: en los primeros minutos era el más incisivo. Algunos atrevimientos generaron peligro, pero sucede lo mismo que con Verdugo: desaparecen rápido. Tras la expulsión de Vargas se frustró, recibió tarjeta y no se le vio más.
Juan Sebastián Ibarra: muy poco para comentar. Por un lado estuvo siempre desasistido pero, por otro, nunca generó nada cuando tuvo la pelota en sus pies.
David Henríquez: el mejor del ataque pese a ingresar a los 18 minutos del complemento. Con sus ganas e intentos, además del bajo nivel de sus colegas ofensivos, no sería extraño verlo desde la partida en la “gran final” ante Rodelindo.
Christian Jelves: pasó desapercibido. Ingresó a un mediocampo que no logró nunca hacerse dominador, y en los minutos finales el equipo se volcó al ataque y terminó mal parado.
Gabriel Vargas: solo fue otro más dentro de la inconexión del ataque. No recibió pelotas con ventaja ni fue mucho aporte. Su experiencia podría ser un factor a apelar para la última fecha.
José Molina: junto a los demás que ingresaron en el mediocampo, no pudo hacer mucho. A destacar que entró enchufado para corretear a los hábiles de Lautaro.
Fabián Ramírez: reforzó el sector izquierdo pero en un puesto más centralizado que de costumbre para acompañar a quien tuviera a su lado (Manzo, Jelves, Molina). Ni él ni Ambiado provocaron peligro desde la banda.