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Gonzalo no se achica y levanta el puño en honor a Santa Juana

“Gonza” Robles es uno de los frutos del taller de tenis de mesa del Liceo Nueva Zelanda, dirigido por el profesor Diego Valenzuela, Su pupilo lleva poco tiempo paleta en mano, pero ya se codea con los mejores de la Región.

Por: Paulo Inostroza 12 de Septiembre 2022
Fotografía: Raphael Sierra P.

Se instala en una de las mesas del Colegio Concepción. Un poco tímido hasta que empieza a soltar la paleta, su profesor le aplaude porque sabe lo que puede dar. Pierde el primer partido, pero gana el segundo con muy buen nivel y levanta el puño. Ese es su juego y cuando sale, puede derrotar a cualquiera. Gonzalo Robles tiene 15 años, viene de Santa Juana y pone en alto los colores del Liceo Nueva Zelanda, junto a los chicos del taller. De a poco, los de siempre empiezan a preguntar quienes son.

Cursa Segundo Medio y cuenta que “toda mi familia jugaba tenis de mesa y al principio yo era el más malito, pero me dije ‘voy a mejorar’ y empecé a practicar, a jugar más seguido, y de a poco a ir ganándole a todos en la casa. Ahora que he mejorado, en mi familia ya dejaron de jugar, pero ya estoy compitiendo en torneos, por el colegio y es lo que me gusta”.

Pero no siempre fueron los remaches. Gonzalo recuerda que “como a los 11 o 12 años empecé en esta disciplina y antes hice otras cosas, soy bien deportista, jugaba fútbol y me gustaba harto la natación. Son cosas que despejan la mente y me entretienen harto. Antes de la pandemia ya pensé que podía hacerlo de una manera más dedicada y le di duro en mi casa. Más en serio”.

El coronovirus no ayudó mucho y fue un golpe para toda su generación, pero apunta que “por suerte tengo una mesa en mi casa y así pude salvar en pandemia, que fue bien fome porque no se podía salir. No sabía con quien jugar porque solo tengo una hermana, pero chiquitita. De repente me mandaba unos partidos con mis papás, pero no era un entrenamiento, más era para seguir moviéndose”.

¿Y qué se necesita para destacar en esta disciplina? “El tenis de mesa es mucha constancia y encontrar tu forma. Nadie te puede decir cómo jugar porque cada jugador es distinto y le acomoda un estilo distinto. Quizás yo no soy de tanto ataque, pero sé defender bien y así gano los puntos. Acá se requiere mucha paciencia y todavía me pasa que a veces quiero terminar muy rápido los puntos y me doy cuenta que no debía apresurarme”.

Y en el Colegio Concepción pudo mostrar algunos de sus golpes. “Cuando fallas mucho te empiezas a poner nervioso y eso hay que saber llevarlo.Acá en el el primer partido me puse nervioso, pero en el segundo hice mi juego. Tenía que ganarlo sí o sí para que quedáramos todos iguales. El nivel es alto porque en Santa Juana no se juega tan fuerte, además en Concepción ya es otro ambiente, llegan los mejores y es bueno jugar también con gente que es mejor que tú. Es la única forma de mejorar”.

Frutos del taller

Diego Valenzuela es profesor del Liceo Nueva Zelanda y sigue atento cada jugada de Gonzalo y de los otros chicos de Santa Juana. Son una delegación pequeña, pero empiezan a hacerse un nombre.

“Tenemos un taller que va desde Primero a Tercero Medio, con cerca de treinta alumnos por hora. Comenzó este año con un auspicio espectacular de la directora que nos ha ayudado mucho y vimos que hay muchos chicos interesados. Primero lo tomaron como una recreación y ahora se motivaron para practicarlo más en serio”.

Y no se eligió esta disciplina por casualidad. El profesor precisó que “en el liceo siempre ha habido muchas mesas a libre disposición en los recreos y uno veía chicos que juegan bien. Los vamos detectando, pero creo que, más allá de eso, este deporte está abierto para todos. Acá juegan los que saben y los que no tanto. La idea es que todos aprendan y mejoren a su ritmo”.

Y ve con orgullo cómo ha crecido su pupilo. Diego advierte que “Gonzalo es muy entusiasta, siempre muy deportista y buen alumno, presidente de los jóvenes dentro de la comuna. Ahora se está especializando más en el tenis de mesa y ha pulido sus cualidades pero, sobre todo, es un gran niño. Con estas actividades con otros colegios desarrolla mucho su personalidad y va sociabilizando y midiendo sus capacidades con otros niveles. Para nosotros que venimos de Santa Juana es espectacular”.

Gonzalo se acomoda sus lentes y sonríe. Quedan muchos remaches por celebrar.

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