El partido termina 31-29 y Sebastián Otero no puede creerlo. “Lloré porque quizás la gente no sabe cuanto ha costado. Es un sueño, es real. Chile en un Mundial de rugby es de no creerlo”. Y el penquista que ha defendido a Old John’s y Troncos conoce bien lo que son los Cóndores, donde debutó el 2017 en Hong Kong, estuvo en el Sudamericano de 2018 y este año volvió a integrarse al proceso. También tiene derecho a soñar con Francia.

Esta vez le tocó verlo por televisión, pero la felicidad era la misma y expresó que “perdimos el primer partido en Chile, pero eso no afectó al equipo. Es que siempre supimos que tenía que ser así de complicado, pero hay un trabajo muy fuerte que se hace en lo sicológico. Te dan charlas para que sepas cómo enfrentar estas situaciones adversas, que en el rugby hay muchas, incluyendo ese 19-0 abajo. Acá nada fue por casualidad, hay un trabajo mental importante”.

Y se alegra porque no son solo sus compañeros. “Este grupo es muy unido, nos apoyamos en todo y más que compañeros de rugby somos amigos. El que no juega alienta al que entra y después hay una competencia fuerte. Como todos jugamos en Chile nos conocemos de hace años, nos vemos siempre, hay una unión de siempre. Estados Unidos no, porque juegan en Europa, se ven menos, se juntan dos días antes. Creo que ese sentido de unión marcó diferencia”.

También opinó sobre el técnico Pablo Lemoine y comentó que “es una persona muy honesta, franco. Tú le preguntas algo y te responde a la cara, te guste o no. Se le respeta mucho por eso y porque es serio, estudioso, metódico. Tiene el carácter para llevar esto adelante, los jugadores le creemos y la palabra de Pablo es la ley”.

Irán 33 al Mundial y espera ser uno de ellos, lo mismo que Ikaki Gurruchaga, el otro penquista con opciones y que también ha sido parte de este proceso. El “Piña” estuvo en Denver, por si había algún imprevisto y son cartas en la baraja de Lamoine.

Ahora viene una preparación larga rumbo a septiembre de 2023 y todos quieren estar. Chile es Mundial, parece un sueño.