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UdeC bicampeona de la Liga Nacional: un plantel largo y con muchas variantes

Una de las claves de este título fue la profundidad del equipo que contaba Cipriano Núñez. Si bien en algunos momentos sufrió con las lesiones, ese mismo abanico le permitió mantener el rendimiento y consistencia para campeonar.

Por: Ricardo Cárcamo 27 de Junio 2022
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Si algo caracterizó al plantel de la UdeC esta temporada fue su versatilidad y profundidad. Más allá que como dijo el propio Cipriano Núñez, tras ganar el título ante Leones, no contaron con un pívot “clásico”, lo cierto es que el Campanil siempre tuvo respuestas, incluso en aquellos momentos donde lo aquejaron las lesiones y el cansancio les pasó la cuenta por la intensa agenda de partidos.

De cara a los playoffs, sufrió la baja de Lino Sáez por lesión, pero apareció Kevin Rubio con propiedad. En la postemporada igual tomó más protagonismo anotador Evandro Arteaga, sobre todo en la serie final, mientras que el rendimiento de Luzcando, Louis y Evans también subió en la parte decisiva de la campaña. Diego Silva también fue decisivo en este nuevo título, y la presión de los momentos definitorios no le pesa, lo mismo que a Eduardo Marechal, que fue factor en especial en el costado defensivo.

Sebastián Carrasco igual entregó buenos momentos a lo largo de la temporada, en un rendimiento que debería consolidar con mayor regularidad la siguiente campaña. Con una mezcla de experiencia y juventud, la UdeC aspira a sumar nuevos títulos en 2022 y 2023.

Diego Silva: tras la salida de Carlos Lauler, asumió la capitanía y no defraudó en ese rol. No teme tener el balón en situaciones de presión, como lo mostró en los juegos 5 y 6 de la final, donde fue clave para cerrar la serie.

El “30” auricielo marca diferencias a nivel nacional, aunque para ser aun más importante debe subir su promedio anotador, que no pasó de los 15 puntos en fase regular, en playoffs ni en las finales. En la serie con Leones, además, tuvo casi tres pérdidas por encuentro.

Arnold Louis: es un anotador puro, que cuando se enciende puede marcar 10 o 15 puntos seguidos. Si bien se vio eso a lo largo de la temporada, su media anotadora no pasó de los 20 puntos en ningún momento de la campaña, aunque los 18 que promedió en la final fueron vitales para el bicampeonato, destacándose los 38 que consiguió en el juego 3 en Quilpué.

Su aporte también fue vital en el costado defensivo, haciendo un trabajo intenso marcando, por momentos, a tipos más grandes y corpulentos.

Eugenio Luzcando: cuando pudo dejar atrás las molestias y lesiones, se vio en su verdadero nivel.#Si está sano, atacando el aro es indefendible, y puede anotar con facilidad y también asistir.

Su serie final con Leones fue notable, apareciendo en momentos claves en ambos costados. Pasó de promediar menos de 7 puntos en la fase regular a casi 14 en playoffs, y en la final estuvo en 9,6. En esa llave igual tuvo tres robos por encuentro, aunque las pérdidas es un ítem a mejorar, pues registró 3,3 por juego en la definición.

Kevin Rubio: la lesión de Lino Sáez le dio un protagonismo quizás inesperado en los playoffs. Y lejos de achicarse, el nacido en Puerto Montt respondió al desafío.

En la final, por ejemplo, aportó consistentemente en ofensiva en los juegos 1 y 6, y defensivamente fue factor a lo largo de toda la serie, apoyando la marca de Satchell, que se notaba incómodo cuando lo tenía cerca.
Por su juventud, la temporada siguiente debería seguir consolidándose, y asumiendo con mayor propiedad un rol que se ganó en cancha.

Jerry Evans: dobló su promedio anotador entre la fase regular y los playoffs previo a la final (11.33 contra 22.83), y en la definición ante Leones marcó casi 18 por juego. El MVP que le dieron en la serie por el campeonato no se sustentó solo en su ofensiva -para la historia el triple sobre el final en el partido 2 que le terminó dando un agónico triunfo a la UdeC-, sino también en su faceta defensiva, donde fue clave defendiendo a Aurrecoechea y en el juego 6, por ejemplo, sumó seis robos.

Eduardo Marechal: quizás no tuvo el protagonismo de otros años, pero de todas maneras es un tipo que aporta en ambos costados. Además, él mismo lo ha dicho en varias ocasiones:#está para ayudar en lo que el equipo lo necesite.

Defensivamente siempre es factor, y para el recuerdo quedará la marca que le hizo a Darrol Jones al cierre del juego 2 de la final, donde no le permitió sacar un tiro en una jugada que selló el triunfo de la UdeC. Su experiencia también le sirve mucho a los más jóvenes del plantel.

Evandro Arteaga: se perdió los primeros dos partidos de la final, y si no volvía quizás no había bicampeonato. Así de decisivo fue su aporte, y confirmó que es todavía uno de los mejores anotadores del país.

Esta temporada pudo prepararse físicamente de forma adecuada, y en la fase regular promedió 10 puntos en los 20 encuentros que disputó. En playoffs subió sus números y en la final estuvo sencillamente notable: promedió 12 puntos y 15,3 en los últimos tres duelos de la serie. En el partido 5, anotó canastas fundamentales para poder sellar la victoria.

Sebastián Carrasco: en la fase regular promedió casi 10 puntos, y tal como pasó en playoffs, sus anotaciones no vinieron cuando los partidos estaban definidos.

Tuvo muy buenas series con CEB Puerto Montt y Castro, donde viniendo de la banca le daba una nueva energía a su equipo. En la final, explotó con 19 puntos en el primer partido, y si bien de ahí en adelante no repitió esa cifra, sí fue importante cuando ingresó, sobre todo a nivel defensivo. Si sigue así, la próxima temporada debería consolidarse aún más.

Lino Sáez: una lesión en el pie, que lo obligó a operarse, le impidió jugar los playoffs. Una instancia donde ya comprobó en 2021 que sube su nivel, pues fue pieza importante en el primer título de la UdeC en la Liga Nacional.

Con sólo 21 años -cumple 22 en octubre-, es una de las piezas en que seguramente se cimentará el equipo en las próximas temporadas, y es de esperar que cuando regrese lo haga en plenitud de condiciones, para confirmar todo lo que se espera de él.

Cipriano Núñez: Pasan los años y sigue agigantando su leyenda, tanto en el básquetbol nacional como en la UdeC. Es un técnico de carácter fuerte, al que no le tiembla la mano para hablar con sus jugadores cuando siente que no están ejecutando bien las cosas.

En la final, hizo algunos cambios de cara a los últimos encuentros tras quedar 2-2 en Quilpué que fueron decisivos: se dio cuenta que el equipo podía jugar bien sin alguno de los extranjeros en cancha y, además, se controló dentro de lo que pudo y no volvió a recibir faltas técnicas.

Andrés Domínguez: el pivot tuvo minutos incluso en la final, y va creciendo con el paso del tiempo y pasando más tiempo en la cancha. Por su porte (2.11 metros) debe seguir desarrollando su físico para ser una presencia en la pintura. Todavía es un jugador en desarrollo y tiene mucho por crecer tanto en el lado defensivo vomo en ataque.

Michael Rivera: tuvo menos protagonismo que en los playoffs del año pasado, donde por ejemplo fue factor en la serie con Leones antes de llegar a la final. De todas maneras, es de esos jugadores que aprovecha sus minutos en cancha, siendo intenso en ambos costados. Además, no teme arriesgar el físico si es necesario, por ejemplo, para pelear un balón suelto.

Juan Pablo Alvarado: el base todavía no logra ganarse un lugar más importante en la rotación de Cipriano Núñez. Siempre que entra a la cancha aporta energía e intensidad, pero da la impresión que aun lo hace con un poco de timidez, sin la confianza necesaria para tomar más responsabilidades. Ese es un aspecto a trabajar de cara al futuro.

Ricardo Maass: A sus 19 años, el base es el jugador más joven del plantel, y por ello aún está en formación para competir a este nivel. Habrá que ver cómo sigue su desarrollo en las siguientes temporadas, y si es capaz de transformarse en un nombre importante en un plantel que se ha caracterizado por su profundidad y versatilidad las últimas campañas.

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