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Nonguén no es igual cuando falta Don Nino

Así ha vivido la pandemia el histórico utilero de Deportes Concepción, que volvió con el regreso del fútbol, se accidentó y hoy lucha por estar de nuevo en su casa, con los colores que ama.

Por: Paulo Inostroza 29 de Mayo 2022
Fotografía: CSD Concepción

Mucho hincha lila se pregunta qué es de Don Nino. Lo han llamado, también lo ayudaron en tiempos difíciles, de encierro, pero también de exámenes médicos, gastos, accidentes y más gastos. Nonguén no es lo mismo sin Julio Chávez, él tampoco es el mismo sin Nonguén. A sus 74 años sigue levantándose temprano, pero le cuesta un poco más pararse. Sabe dónde debería ir, pero no puede. Es utilero de Deportes Concepción desde 1968, no entiende la vida fuera de esa pequeña sala que es su gran mundo.

“Siempre acá en Pedro del Río, con mi hijo César que vive postrado desde los 3 años, mi señora Nelly que tuvo un cáncer hace un tiempo, mi hija Ingrid y mi nieta Javiera”. Quisiera salir menos, pero le toca igual. Debe atender a los suyos. “Tuve parientes con Covid y también tuve que pasar a dejarles cosas, pero me cuido harto. Si veo alguien sin mascarilla en la feria lo puteo porque al final no cuidan al resto, sobre todo, a nosotros los mayores”, expresó.

La pandemia lo tuvo sin fútbol, aunque intentó volver hace un tiempo. Don Nino cuenta que “cuando volvió el fútbol, Chinito González me llamó para que ayudara en la utilería. Llevaba un par de meses cuando me accidenté por subir a una mesa a ordenar unos polerones, me caí y fue un chancacazo muy fuerte. Me fracturé una vértebra y querían operarme, pero estaba la posibilidad de que quedara en silla de ruedas. Dije que ni loco”.

Tiene esa cosa de la gente mayor, de ir al médico solo cuando el dolor es mucho y lo fue. “Ahí me hicieron muchos exámenes y tenía diabetes, la próstata inflamada, un quiste en la espalda, un problema en la ingle, otro en un brazo. Me recetaron mucha pastilla para el dolor y agradezco a la gente del club, a los hinchas que me ayudaron mucho porque salió re caro. Ahora me tienen que dar resultados de un scanner en la espalda, quizás sea operación y no me quede otra”.

Pero hay otro dolor que ni las radiografías muestran cómo es. Julio confiesa que “no estar con el equipo, sin el Conce, es cómo dejar de ver un hijo. Los viajes ya me complicaban, pero necesito estar en el camarín, en la cancha. Siento que los chicos y los grandes me ven como una persona que los escucha, da consejos. A muchos los conocí de niños y después se hicieron profesionales, todavía me tratan como un padre. Eso es lindo. Ese cariño es el que uno extraña a esas alturas”.

¿Volverá al “León”? El histórico utilero del club advirtió que “estoy esperando los resultados del último examen, a ver qué tengo que hacer y después veremos. Sé que en club tienen confianza total en lo que hago, conozco mi pega muy bien, me quieren harto. Los últimos años del club no fueron buenos en cancha, pero ahí es donde más me gusta estar, cuando se van todos. En las malas se ven los de verdad. Estuve en años donde no nos pagaban, donde no tenía para llevar un pan a la casa, viví la desafiliación y nunca me fui. ¿Por qué no podría volver?”.

Son más de 40 años en la tienda morada. Cuando le decían que se quedara encerrado en su casa no sabía si se referían a Pedro del Río o Nonguén. Ese también es su hogar. Don Nino se toca la espalda y sigue adelante, a la entrada de su casa tiene una botellita con cloro y no se saca la mascarilla en la calle aunque sabe que puede hacerlo. Quiere cuidarse para estar con el equipo, para que lo reciban con un golpe de puños que hoy equivale a un abrazo. “Felizmente, no me ha dado nada. Este virus puede ser muy maldito, pero me he cuidado. Necesito estar bien para mis hijos, para los jugadores, me queda cuerda todavía”.

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