Adiós a Luis Osses Guíñez: el hombre de las mil historias deportivas

12 de Marzo 2022 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Anfa

Se paraba frente a jóvenes y adultos mayores como si estuviera en su casa y de su sombrero sacaba una historia tras otra. De esa forma, educaba y divertía a todos, porque su relato era magia pura. Luis Osses Guíñez dejó de contar historias y ahora toca recordar la suya, llena de obras y afectos. El mítico escritor de los libros “Naval, un nombre que fue Chile” y “Memorias de un Navalino”, entre otros textos, nos dejó en la mañana del jueves y ayer fue despedido por sus seres queridos en el Cementerio General de Concepción.Un tipo amable, querible y una voz muy respetada. Nació en 1931, fue escritor, cronista, prosista y autor teatral. Escribió un total de 13 libros, partiendo en 1957 relatando los buenos años de Naval, pero fue mucho más que literatura deportiva pues también publicó “Vecino destacados de Concepción” y Archivo Fotográfico de Talcahuano”, siempre rescatando caras, lugares, anécdotas y logros de la gente de nuestra zona. Y si había una charla, el primer número a quien llamar era el de Don Luis.

El fijo de su casa, siempre bien a la antigua. Fue minucioso y constante en la búsqueda de datos e historias, sumado a su pluma siempre lúdica y una creatividad que lo tenía entre un proyecto y otro, siempre pensando qué inventar. Y si era un riesgo o no se había hecho nunca, mejor. Así escribió “Tachito Columnista” con sus comentarios sobre cultura y artes, otra veta de una mente luminosamente indescifrable. Fanático de la pelotita, pero también de enseñarle a la genmte sobre nuestros deportistas olímpicos, bueno para convocar, reunir, homenajear. Publicó también “Crónica larga para un Pata Bendita”, “Entre Tumbes y Quiriquina” y “Fútbol y poesía, versos y chutes”. Estuvo largos años en la Universidad de Concepción, entre 1959 y 1974, donde trabajó desde el Coro Polifónico y la Orquesta Sinfónica hasta la cátedra de Historia y realizando un curso de Publicidad para Ingeniería Comercial. Hacía de todo y bien.Dio clases en el Incofe, Insuco y DuoC. Tuvo cuatro hijas y vivió sus últimos días en su departamento en el centro de Concepción, junto a su esposa Nancy. Lentamente, la edad hizo que olvidara algunas cosas, pero las historias seguían ahí, en su prodigiosa cabeza, y hasta el último instante fue feliz solo con que alguien lo escuchara y sonriera. Adiós a alguien que también fue historia, un ejemplo para muchas generaciones.