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La actividad física y su decisiva contribución para la salud mental

Por: Samuel Esparza 28 de Febrero 2022
Fotografía: Andrés Oreña

Según la Constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. La entidad profundiza que, “la salud mental es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad. (…) La salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad”.

La OMS sentencia que, “la salud mental y el bienestar son fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y disfrutar de la vida. Sobre esta base se puede considerar que la promoción, la protección y el restablecimiento de la salud mental son preocupaciones vitales de las personas, las comunidades y las sociedades de todo el mundo”.

Esta situación cobra mayor relevancia en tiempos de pandemia, donde según la Organización Panamericana de Salud (OPS), “el primer impacto de una epidemia es la crisis misma. No obstante, la población en general y las personas suelen presentar temor, ansiedad, angustia y depresión”. En relación a aquello, el organismo detalla que, “las personas que pueden presentar un mayor nivel de estrés durante una crisis incluyen: Personas mayores y personas con enfermedades crónicas; niños y adolescentes; personas que están ayudando con la respuesta, como los médicos y otros proveedores de atención médica; y personas que tienen problemas de salud mental, incluido el consumo de sustancias”.

Buscando una mente sana

Tales definiciones dan cuenta de la relevancia que la OMS da al bienestar mental, razón por la cual da elementos para su cuidado. Uno de ellos es la actividad física, que define como “cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía”, el que además de bienestar físico, “reduce los síntomas de la depresión y ansiedad, mejora la concentración, aprendizaje y bienestar general”.

En esa ruta, diversas investigaciones concluyen que personas más activas físicamente, presentan mejoras en la cognición, la memoria y en el aprendizaje. Y no solo eso, porque mantener la práctica de actividad física durante la tercera edad previene, o a lo menos retarda, la aparición de patologías relacionadas con el deterioro de la salud mental. Mientras que la concentración en objetivos que exige la práctica deportiva permite combatir fenómenos como la rumiación del pensamiento, estado que hace referencia a la situación en la cual una persona estresada o deprimida se concentra en pensamientos repetitivos sobre sus síntomas, causas y consecuencias de manera pasiva, sin buscar soluciones.

“En los últimos años se ha acumulado cuantiosa evidencia que respalda lo benéfico que resulta el ejercicio en la prevención y tratamiento de problemas de salud mental (sobre todo en ansiedad y depresión que son los diagnósticos más prevalentes). En estudios en personas, se ha reportado que la actividad física moderada o intensa se relaciona negativamente con sintomatología ansioso/depresiva, es decir, a mayor actividad física menos sintomatología”, sostiene Pablo Vergara Barra, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Concepción, además de integrante de SER Runners Concepción.

“Se ha reportado que el entrenamiento con ejercicios de resistencia puede regular los niveles de cortisol (hormona asociada entre otras cosas, a la respuesta del organismo al estrés), optimiza procesos de aprendizaje y memoria, tributando además a la función del hipocampo (asociado entre otras cosas a la cognición social y el procesamiento de emociones)”, añade.

Vergara advierte, sin embargo, que la recomendación apunta a un tratamiento integral para mejores resultados. “Si bien los beneficios del ejercicio tanto en prevención como en tratamiento son evidentes, hay que señalar que no es una receta mágica que se da por si sola, es decir, no basta con hacer ejercicio si es que hay alguna dificultad. Hay que entender la problemática de salud mental (tanto desde el punto preventivo como interventivo) como un fenómeno ecosistémico y relacional, en donde el deporte se erige como una estrategia de intervención en el papel fácil de implementar, pero no la única. Con esto quiero decir, que si una persona se siente mal, no basta con salir a hacer ejercicio y “ponerle ganas”, hay muchos más elementos que se entrelazan al momento de hablar de bienestar”, concluye.

Para el profesor del Departamento de Ciencias de la Universidad Técnica Federico Santa María, licenciado en Educación Física, magíster en psicología y estudiante de doctorado en Educación de la Ucsc, Javier Mella, hay constatación científica respecto de cuánto favorece el ejercicio a la sanidad mental.

“La práctica de actividad física y deporte de manera regular, ciertamente tiene un efecto tanto preventivo cómo terapéutico para afecciones físicas y mentales. Existe bastante evidencia científica de esto, aunque hay que tener cierto cuidado al definir estos conceptos. Por un lado, la actividad física es cualquier movimiento que realicemos con nuestro cuerpo, puede ser barrer, jugar con nuestros hijos o puede estar asociada a nuestra actividad laboral, cómo por ejemplo un cartero que camina o anda en bicicleta. Y si lo vemos desde la salud mental, este contexto donde se realiza la actividad física puede tener efectos diferenciados, en un extremo tenemos una actividad recreativa y agradable cómo jugar con nuestros hijos y por el lado opuesto se podría tener una situación laboral cómo la del cartero que en ocasiones no esté beneficiando nuestra salud mental”, parte señalando.

Y agrega, “algo similar pasa con el deporte, hacer deporte de manera recreativa tiene beneficios físicos y mentales para nuestra salud, pero por el lado contrario, el deporte de alto rendimiento donde se prioriza el resultado puede llevar a que tengamos efectos negativos en nuestra salud tanto física como mental”.

Con todo, el especialista resalta la actividad física como aliada de la salud mental. “Como ya lo decía, existe evidencia científica de los beneficios que tiene la práctica regular de actividad física sobre la salud mental. En la literatura científica encontramos efectos que indican que a mayor nivel de actividad física hay menores niveles de ansiedad, estrés, depresión y afectividad negativa, entre otros. Es importante destacar que instituciones cómo la OMS indican cierta cantidad mínima de práctica de actividad física para obtener estos beneficios, pero también investigaciones dicen que, aunque no podamos alcanzar esos niveles mínimos, aún así podemos obtener algunos de los beneficios”, sentencia Mella.

Por una cultura deportiva

Desarrollar la cultura deportiva, entendida esta como parte esencial de la vida cotidiana tal como ocurre en los países desarrollados, donde un alto porcentaje de su población practica una actividad deportiva de manera regular desde pequeños, parece ser una vía práctica para aportar a la salud mental.

Así lo plantea la magíster en Actividad Física y Deporte de la USS y ex campeona nacional de atletismo, Javiera Faletto. “Es súper importante que las nuevas generaciones sean incentivadas y se les infunda el hábito de la actividad física, para que en la adultez tengan una vía de escape como me pasa a mí. Yo tengo el hábito de hacer deporte porque he sido atleta toda mi vida, y siento que es una terapia. Por ejemplo, ahora estoy con mucho trabajo, no tengo los mismos tiempos ni descansos que antes, y cuando no entreno me siento mal, como que algo me faltó. Pero cuando lo hago, me saco un peso de encima”, manifiesta.

“Muchos deportistas pasan por depresiones cuando deben dejar el deporte. Mi trabajo está ligado con el deporte, pero hay personas que priorizan el trabajo por la actividad física y caen en tremendas depresiones y es algo súper potente. Afortunadamente he podido combinar el deporte con el trabajo, creo que es fundamental. Más ahora con la pandemia, queda clara la relevancia de la actividad física y por qué es tan importante instaurarla en la persona desde su niñez”, cierra.

En ese sentido, el psicólogo deportivo de la Pontificia Universidad Católica, Eliot Brito, aborda también las implicancias de la actividad física para la salud integral. “Uno de los problemas más grandes que tenemos como sociedad es el sedentarismo y la calidad de vida derivada de nuestros trabajos, porque las largas jornadas laborales implican que no encontremos los espacios para hacer deporte”, analiza.

“Y aquí es importante hacer la diferenciación entre el deporte y la actividad física, porque no todas las personas necesitan hacer un deporte para buscar resultados. Más importante en nuestra sociedad es la actividad física, que estemos en movimiento, que podamos salir a caminar cierta cantidad de minutos a una mediana intensidad, trotar, hacer baile entretenido. Eso por lo general ayuda más a la ciudadanía, porque le permite estar en movimiento y liberar serotoninas que es un déficit en las personas con depresión. Eso, ligado a una buena alimentación con harta legumbre, fruta y verdura”, complementa.

A juicio del profesional, el círculo virtuoso que genera la unión de estos elementos, suscita un valor determinante en el bienestar mental. “Cuando la persona encuentra una actividad física que le acomode, se sentirá mejor porque comenzará a compartir con otras personas, que es algo súper importante en la salud mental, crear un nivel socio afectivo más ideal. La personas sienten que hacen algo importante, lo que colabora a que sus síntomas depresivos o ansiosos empiecen a reducirse a través del trabajo físico, porque hay un cansancio, una carga progresiva de fuerza. Eso ayuda que la persona esté más centrada en esa actividad que en los problemas que vive y que no puede manejar emocionalmente”, concluye.

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