Tras 20 años de carrera se retira uno de los más grandes de la disciplina en la Región. ‘Pitbull’ deja históricas actuaciones y parte un nuevo ciclo como destacado entrenador.
“Gracias a todos los que fueron parte de estos 20 años de carrera deportiva. Caminé entre gigantes y leyendas olímpicas, reí, lloré, perdí y gané, pero nunca me creí más que ninguno”.
Con estas palabras, Francisco Barrera (34) comenzaba a dar cuenta en redes sociales de su despedida del deporte competitivo. El fin de una carrera brillante, en la que con muy poco hizo mucho, y donde se dio el lujo de permanecer largo tiempo en la elite de la halterofilia internacional.
Atrás quedan sus inicios en la lucha olímpica, su crecimiento de la mano del histórico entrenador penquista, Daniel Camousseigt, una serie de récords nacionales y, su mayor encuentro con la gloria, cuando se subió al podio de los Juegos Odesur. ‘Pitbull’ dice adiós, pero no de la memoria deportiva regional que lo tendrá siempre como uno de sus hijos ilustres.
-¿Por qué esta decisión?
-Más allá de la edad, las responsabilidades y horarios laborales ya no me permitían entrenar correctamente para mantenerme en un nivel adecuado. La fuerza y la técnica están aun, pero sin tiempo para entrenar el cuerpo no aguanta las altas cargas y ya cuando llegaba a pesos altos empezaban los dolores. Quería retirarme en los Juegos Nacionales, pero bajaron la edad de participación a 23 años y quedamos fuera muchos campeones vigentes.
-¿Qué balance haces de tu carrera?
-Positivo sin dudas , di todo lo que tenía, fui 100 % profesional. Mientras estuve a cargo de algún entrenador me comporte como un soldado, nunca llegué atrasado a un entrenamiento, falté o cuestioné a mis técnicos. En realidad di todo lo que tenía.
-¿Cuáles fueron tus mayores alegrías?
Los Juegos Odesur 2014. Entrené muy bien y por razones que aun desconozco el viaje que debía durar 5 horas demoró 12 y me mató un poco físicamente. En el calentamiento me sentía muy cansado y nervioso, había mucha presión, pero logré sobreponerme a todo y sacar una medalla de plata, que fue la única de Chile en las pesas.
-¿Y lo más difícil?
Quedar fuera de los JJOO de Río 2016, donde era el único chileno que cumplía con todos los requisitos que exigía la federación internacional. Pero se optó por enviar a Julio (Acosta) a petición del head coach. Lo peor fue la forma, porque un viernes me llamaron para decirme que iba a Río porque no les contestaron la solicitud para que fuera Julio. Yo no lo podía creer porque era mi sueño, llegué a mi casa llorando de felicidad, quería contarle a todo el mundo pero me pidieron que esperara hasta el lunes para la oficialización. Ese día no me confirmaron nada, así es que fui el martes a la federación donde me dijeron que habían recibido la autorización para Julio. Me dejaron fuera y ni me avisaron, pasé de tener el mejor día de mi vida deportiva al más triste. Ahí mismo decidí dejar la selección y volver a Concepción.
-¿Cómo te gustaría que se te recordara?
Como un tipo no muy talentoso que logró cosas importantes. Pero más allá de los logros, que se recordara mi persona, al hombre detrás del pesista, un tipo muy sencillo al que jamás se le subieron los humos. Nunca fui el más talentoso, pero tuve los objetivos claros y nunca me rendí, di todo lo que tenía que dar y sacrifiqué todo. Me demoré más de 10 años para obtener logros internacionales y fue solo disciplina , sacrificio, respeto a los entrenadores y amor por el deporte.
-¿Qué harás ahora, dónde te veremos?
Ya llevo varios años como entrenador, me vine hace casi 5 años a Bulnes donde formé el Club Hércules y construí un gimnasio junto a un amigo. Ya tengo dos seleccionadas chilenas, tres campeones nacionales adultos y varios medallistas nacionales, así es que espero seguir formando a los futuros campeones.
-¿Y qué meta te pones en tu nuevo rol?
Tener el mejor lugar de entrenamiento posible, que mis alumnos no tengan que irse a Santiago y dejar a sus familias para poder obtener logros internacionales. Enviarlos desde Bulnes a competir afuera y que eso se replique en otros lugares de Chile, de esa forma creo que podemos avanzar a un mejor nivel. Llevamos varios años estancados como país y se han perdido muchas generaciones que abandonaron muy pronto el deporte en parte por tener que irse prematuramente a Santiago a entrenar sin estar maduros psicológicamente para afrontar los procesos de alto rendimiento y lejos del apoyo familiar.