Matías Sotomayor: el corredor que peleó para no llegar solo

21 de Febrero 2022 | Publicado por: Paulo Inostroza
Fotografía: Cedida

Lo inscribían en competencias cuando la UDD ni siquiera tenía equipo de atletismo. Ganó podios, fue porfiado y logró que abrieran un taller y luego un equipo que hoy compite con buen nivel. A sus 22 años estudia Kinesiología y mira la meta.

Dicen que correr es una actividad solitaria y que muchos corren para estar solos. Matías Sotomayor es todo lo contrario. El estudiante de Quinto año de Kinesiología en la UDD comenzó acelerando sin nadie al lado, de porfiado, y terminó ayudando a que su casa de estudios hoy tenga un equipo de atletismo que compite a la par con los históricos vecinos y va por más. Es un agradecido de sus profesores, ha hecho amigos corriendo y disfruta llegar a la meta con ellos.

Pero antes intentó con el fútbol y tenía sus cosas, aunque él bromea: “no sé qué me veían los profes”. Lo cierto es que su metro con 91 de altura no pasaba inadvertido. “Estuve en la UdeC, en el Conce y los 17 y 18 años entrenaba en Huachipato. Me gustaba Claudio Bravo, era al que más veía, aunque nunca fui tan apasionado por el fútbol. Me gustaba más jugarlo que verlo en televisión. Creo que me encanté porque vivía en Coronel y me hice de Lota Schwager. Me gustaba ir a esos partidos”.

Pero fue creciendo y llegó la hora de tomar decisiones. “En la PSU me fue relativamente bien, no sé si era tan bueno para el fútbol y tenía claro que lo mío iba por el estudio. En mi casa nadie es muy deportista. Mi papá jugó algo de fútbol y sería. Como empecé medio grande con el fútbol y ni hablar con el atletismo siempre he sido de ir solo a mis partidos o competencias, pero mis papás nunca me han dicho que no. Me dejan hacer lo que me gusta”.

Profe, yo corro

Y llegó al atletismo hace poco, bien de casualidad. “Estoy en esto desde el 2019. Estuve poco tiempo en el equipo de fútbol de la UDD, pero a nivel universitario entrenas dos veces por semana, yo estaba acostumbrado todos los días. Como que perdió el encanto para mí. Un amigo me dijo un día que lo acompañara al atletismo y ahí me vio el profe Jaime del Campo, que sabe mucho y dijo que tenía condiciones para los 400 metros. Empecé a entrenar tres veces por semana y luego todos los días entre el Ester Roa y en Coronel, por el Atlético Coronel”, relata con entusiasmo.

Luego cambió de entrenador, pero no de prueba. Matías comentó que “por la pandemia y temas de transporte, me cambié con el profe Juan Carlos Villalón y ahí empecé a entrenar en Ester Roa y Chiguayante. He probado también con 400 metros vallas, que igual me gusta, pero lo que tengo claro es que 100 metros no es lo mío porque no soy tan rápido y las carreras largas tampoco porque me aburren. Mejor estoy en 400”.

Pero correr por la UDD no era fácil. ¡No había equipo! “Le dije al profe Roberto Valenzuela que me inscribiera igual en una competencia universitaria y fui no más. No teníamos ni polera oficial, fui con una blanca. Corrí 400 y 200, salí tercero y les gustó. Me han apoyado siempre, ahora con pasajes, estadía y siempre se han preocupado. En ese momento hablé con amigos de la carrera y los motivé a formar un taller de atletismo. Partió el 2019 y hoy hay harta gente, el 2020 fuimos segundos con un equipo de posta, ganándole a la UBB, que llevan años en esto. Esas cosas te hacen sentir bien. Somos buen equipo”.

Arrancando del virus

Le tocó estallido, pandemia y todos esos imprevistos que impidieron competir a tanta gente. Matías confiesa que “fue bien desmotivante. Antes del estallido estaba bien para clasificar al Nacional en los 400, ya estaba viendo pasajes a Punta Arenas y no se pudo. Uno de mis sueños es ir a un Nacional. Después vino la pandemia, donde uno entrenaba, pero no competía y eso te hace perder tu ritmo, no vuelves al mejor nivel”.

Aunque no se quedó encerrado ni de brazos cruzados. El “Mati” apunta que “estaban todas las restricciones para salir, gimnasios cerrados, así que me arranqué de manera casi ilegal donde mi abuela, a Coronel y me iba a correr al cerro. Iba con Rafael Muñoz, Ángel Vega… Amigos del atletismo. En la UDD estaba de profesora Javiera Faletto, que también entrenaba con nosotros y me motivé otra vez. Me facilitaron pesas, barra olímpica. Siempre he tenido apoyo de la gente que me rodea, de la universidad, de los clubes donde he estado. Son cosas que te va dejando el atletismo”.