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El hijo de Ponotro que quiere levantar el mundo en brazos

Kevin Pilquiman es miembro de uno de los más prolíficos polos de desarrollo de la halterofilia regional como Cañete, el estudiante del Liceo Alonso de Ercilla crece a pasos agigantados sobre la tarima. Ya sabe lo que es colgarse medallas en el circuito escolar, y apuesta por hacer historia en Chile.

Por: Samuel Esparza 14 de Febrero 2022
Fotografía: Cedida.

Como uno de los polos de desarrollo más importantes de la halterofilia en la Región, Cañete es una verdadera fábrica de pesistas con una producción que constantemente se renueva.

Bajo el incansable trabajo del técnico Juan Carlos Contreras, uno de los nombres que destaca en su más nueva ‘camada’ es Kevin Pilquiman, que a sus 17 años arremete con fuerza en el circuito escolar. Alumno de cuarto medio del Liceo Alonso de Ercilla, el joven deportista se está abriendo camino a punta de sacrificio en la dura disciplina, donde aspira a hacerse un nombre a nivel nacional.

Algo que ni siquiera se le pasó por la mente cuando, cursando primero medio, fue invitado a entrenar por su amigo Jeremías Valenzuela (de grandes momentos en la halterofilia). De ese episodio no recuerda tantos detalles, solo que le gustó todo del deporte.

“Me atrajo de inmediato, me llamó la atención desde la forma de las barras y los discos, hasta el olor que había en la sala de entrenamiento. Fue bien extraño porque significó como un amor a primera vista”, rememora.

Por eso, y pese a que sus comienzos en la halterofilia estuvieron lejos de ser glamorosos, se mantuvo con la motivación a tope hasta que fue capaz de levantar pesos considerables. “Puede sonar gracioso, pero empecé levantando un tubo de PVC, eso fue todo lo que el ‘profe’ me pasó cuando llegué. Pero así aprendí los principios y la técnica, lo que es muy importante cuando después hay que levantar peso de verdad”, comenta.

Y añade, “después pasé a la barra de 15, y la sensación fue diferente, hasta mi cuerpo lo sintió porque tardé cerca de una semana para que se terminaran los dolores de brazos, hombros y las piernas. Pero me gustó la sensación de levantar peso, antes había hecho fútbol donde era un decente mediocampista de creación, pero nada como la halterofilia. Cuando partes, no quieres parar”.

A fuerza de sudor

Kevin reconoce que los primeros meses fueron de harto sacrificio, pero que nunca pensó en abandonar. “Fue cambiar mi estilo de vida, acostarme y levantarme temprano, alimentarme bien, ir al liceo y después a los entrenamientos. Pero uno se va encariñando con este deporte, pese a todo el esfuerzo que exige”, asegura.

Toda esa base de trabajo le trajo grandes réditos a la hora de la competencia, donde supo visitar lugares de vanguardia en cada evento donde participó. Aunque fue en 2019 cuando alcanzó su peak, cuando en la división de 81 kilos de peso corporal fue tercero del nacional escolar disputado en Santiago, con bronce en Arranque y Total Olímpico. Y después vino el bronce por equipos en Machalí, alcanzando la marca de 80 kilos en Arranque. “Mis compañeros me apoyaron mucho, me sentí lleno de energía pese a que los nervios me comían”, dice de ese momento.

Como a tantos otros deportistas, la pandemia llegó para poner un paréntesis de incertidumbre a la meteórica carrera de Kevin, que dice haberse sobrepuesto a un periodo de desmotivación. “Fue un tiempo difícil, con entrenamientos online de los que perdí hartos porque soy del campo y complicado tener señal de Internet. Al estar desconectado y no poder entrenar con los compañeros, fue complejo mantenerse enfocado. Hubo un tiempo en que dejé todo tirado, hasta que reaccioné, arreglé la tarima, puse los discos, la barra y empecé a entrenar. Ahí ya nada me detuvo”, cuenta el oriundo de Ponotro, a 20 minutos de Cañete.

Aquello le permitió estar en plena forma cuando, en septiembre del año pasado, volvieron las prácticas presenciales. “Fue lo máximo volver a entrenar con los compañeros, sentir otra vez esa energía que tanta falta hacía, fue un tiempo de ultra motivación donde mejoré en todos los aspectos”, relata.

Sin quererlo se preparó para un cambio clave en su carrera, donde pasó a la división de los 89 kilos alcanzando grandes marcas previo a la pandemia, con 85 kilos de Arranque y 103 de Envión.

“Levantar esos pesos era bien irreal, estar parado en un podio y ser el centro de toda la atención, que todos los ojos estén puesto en uno es raro. Y pensar que partí con un tubo de PVC, con 2 kilos a cada lado”, destaca.
Ahora que se acerca el inicio del año escolar, Kevin dice que hará todo por despedirse de su etapa escolar en lo más alto posible.

“Quiero culminar esta etapa con galardones para mi liceo. Conozco el camino, sé que es de mucho sacrifico, que se necesita compromiso, apoyo de la familia y amigos, y harta paciencia porque hay que trabajar para ver resultados. Pero sigo adelante porque tengo la meta de llegar a ser de los mejores deportistas del país”, sentencia.

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