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Deporte al límite: cuando se lleva la exigencia física y mental al extremo

Jugar en altura, con exceso de calor o frío o con alta humedad son algunas de las variables que pueden presentarse. En algunos casos se usan para sacar ventajas, en otros son las reglas del juego para todos. ¿Cómo prepararse? ¿Deberían evitarse estos escenarios? ¿Qué tan riesgoso puede ser? Voces de diferentes deportes y del mundo médico responden las interrogantes.

Fotografía: Andrés Oreña

Mañana, desde las 17 horas, Chile visitará a Bolivia, en una de las paradas más exigentes físicamente hablando que tienen las clasificatorias sudamericanas: jugará a 3.577 metros de altura. En Europa, por contrario, es común que en invierno se disputen encuentros de fútbol con temperaturas bajo cero o cercanas. Incluso, en países como Alemania, previo a la pandemia, había un receso para evitar este tipo de condiciones.

En otras disciplinas como el tenis, el reciente Abierto de Australia suele disputarse con muchísimo calor. De hecho, en 2019 se establecieron algunas normas para intentar controlarlo. Carolyn Broderick, directora médica de la Federación Australiana de Tenis, explicó que, según una escala creada por expertos de la Universidad de Sydney, se determina en cinco puntos las condiciones para jugar. “La escala tiene en cuenta las variaciones fisiológicas entre deportistas adultos, discapacitados y juniors, al tiempo que integra los cuatro factores climáticos: temperatura del aire, la potencia de los rayos de sol, la humedad y la velocidad del viento”.

Dependiendo de la aparición de alguno de estos factores, se permiten por ejemplo, descansos de 10 minutos luego del tercer set, e incluso parar partidos que se disputen en las canchas exteriores. Cabe destacar que estas medidas se tomaron después de situaciones como el desmayo que sufrió, en el propio court en 2014, el canadiense Frank Dancevic.

Ejemplos hay muchos. Competencias donde la humedad, el calor o bien el frío extremo pueden condicionar el rendimiento y poner un obstáculo, tanto físico como mental, a un deportista. ¿Cómo prepararse? ¿Deberían evitarse estos escenarios? ¿Qué tan riesgoso puede ser?

Aclimatarse

Rodrigo Canales, profesor de tenis del Estadio Español, comentó que “en general, el tenista está acostumbrado a jugar con temperaturas altas, pues siempre se juega al aire libre y debe existir un buen clima. En esa línea, desde chico se prepara para eso, que en algunos casos son condiciones extremas de calor o humedad. Lo que sí hay que reconocer es que en los últimos años, con el calentamiento global y las condiciones climáticas muy cambiantes que ha tenido el planeta, las temperaturas y sensaciones térmicas son más fuertes, se sienten con más potencia, y eso va generando un riesgos para la optimización del rendimiento y principalmente para la salud”.

Al respecto, añadió que “también las organizaciones o los campeonatos hacen que el jugador tenga todas las garantías para el cuidado de su salud, con ventiladores, refrigeradores al lado de su silla, hielo para minimizar los efectos de las altas temperaturas que por ejemplo se vieron en Australia. Por ejemplo, Cristian Garin tuvo dos partidos muy largos de primera ronda y después lo programaron en una hora totalmente perjudicial considerando el cansancio que ya venía arrastrando, para su carga física. Eso te va mermando”.

Andrés Toro, profesor de Educación Física y kinesiólogo y doctor en Fisiología, consultado sobre si en algunas condiciones se arriesga al deportista, aseguró que “existen competencias que se desarrollan en situaciones climáticas extremas (calor, humedad y/o altitud) en las cuales, sin los cuidados, precauciones y recomendaciones médicas, y sin períodos de aclimatación adecuados, existe un mayor riesgo a sufrir descompensaciones, como ‘golpes de calor’, deshidratación severa o la aparición del ‘mal de altura (puna)’ que puede llevar incluso a la muerte. Para el caso de la altitud, salvo los montañistas, la mayoría de los deportes se realizan bajo los 4 mil metros, que es considerada una altura ‘límite’ para la práctica deportiva segura, especialmente con un alto componente aeróbico, donde la disminución del rendimiento puede llegar al 25% a 30%”.

Respecto a si deberían evitar escenarios así de extremos, el también académico del Departamento de Ciencias del Deporte y Acondicionamiento Físico de la Facultad de Educación de la Ucsc comentó que “el calor extremo, como los partidos que se juegan en el Abierto de Australia o en verano en las diversas competencias, y en sumado a ambientes con una alta humedad son clínicamente mucho más peligrosos que una competencia realizada a 3500 metros de altura, producto que las descompensaciones y las consecuencias son mucho más graves que las que se pueden generar a los 3500 metros de altitud, las cuales son manejables clínicamente (administración de oxígeno y algunos medicamentos y descender a un altura menor)”.

Sin embargo, en muchos casos ya son situaciones que no pueden evitarse. “Lamentablemente las condiciones están así, las fechas de los torneos son fijas. De repente priman mucho los temas de sponsors, publicitarios. Por ejemplo, cambiar el Abierto de Australia para otro momento donde el clima sea más agradable no se puede, pues está todo programado por años, con contratos firmados a largo plazo. Hasta ahora no hemos tenido desgracias que lamentar, pero creo que es un tema a analizar. Hay algunos deportistas que no tienen problemas con estas condiciones extremas pero a otros les cuesta más”, dijo Rodrigo Canales.

La parte mental

Alexi Ponce, director de Go Focus, comentó que “en general, todos los deportes tienen ciertos reglamentos y normas que cumplir, y después se puede practicar en distintas condiciones. Un deporte al aire libre, por ejemplo el hockey césped, en el Panamericano en Santiago se jugó con 32 grados, implica una preparación del atleta desde el punto de vista físico y también psicológico. Y siempre es así: a veces hay lluvia, frío, viento. Es parte del juego por decirlo de alguna manera. El fútbol, por ejemplo, en Chile implica condiciones muy diversas, como el frío, la lluvia, la altura y quienes están en este deporte ya saben que puede ocurrir un escenario de los descritos”.

Sobre la altura, escenario que mañana enfrentará Chile, indicó que “es una mezcla de cosas, porque la altura tiene un efecto fisiológico sobre los tres mil metros y evidentemente la parte técnica puede verse afectada y tener alguna incidencia en lo mental. Pero con una buena preparación en lo físico, que no se transforme en un monstruo o una situación rara no debería pasar a mayores. Está dentro de las posibilidades que en algún momento te toque enfrentar un escenario así”.

Ponce también destacó que hay gente que se adapta mejor a estos escenarios. “Recuerdo hace un par de años, cuando los Juegos Suramericanos se hicieron en Cochabamba, Bolivia, que tiene una altura similar a Calama, como 2.700 metros, algunos países andaban con todo un aparataje de apoyo, oxígeno, que sabemos que tiene un efecto más psicológico que fisiológico. Un deportista bien preparado hasta los tres mil metros no debería tener problemas para desempeñarse, más allá que se siente la altura y evidentemente tiene un efecto. De ahí hacia arriba hay que estar un poco más preparado, que es lo que le pasa a Chile en Bolivia…Igual salió un reclamo de Carlos Lampe, arquero de Bolivia, sobre el estado de la cancha, entonces hay variables que tienen que ver con ese tipo de situaciones, que las canchas no cumplen con todas las condiciones. Y eso se puede trabajar desde lo psicológico”.

Además, destacó la importancia de los avances tecnológicos para lograr una mejor preparación física y psicológica. “Hay mucho apoyo desde la ciencia, de estudios médicos y fisiológicos para ver cómo se comportan los organismos en altura y otras condiciones más duras, cómo se preparan para eso. Hay mucho más conocimiento y preparación, y desde lo psicológico un trabajo de visualización, de imagenería, de manejo de sensaciones, de toma de decisiones que se verán afectadas y hay que apurar esos procesos”.

El fútbol

Juan Covarrubias jugó por años en Cobreloa. Hoy trabaja en el Colegio Alemán de Chillán y señaló que “se habla mucho de equipos que ganan prácticamente solo por la altura y eso no existe. Puedes sacar provecho, como muchos lo hacen con su localía y estar más acostumbrado a tu cancha, pero si no tienes buenos futbolistas, buena técnica, no vas a ganar nunca en la altura. Cobreloa arrasaba en Calama porque tenía grandes equipos, cuando no los tuvo le costó más. Chile tal vez habría andado mejor en Santiago. Los equipos actuales llegan con otra preparación y Argentina se paró bien porque hay un orden, un trabajo detrás”.

En ese sentido, agregó que “donde sí afecta mucho la altura es en lo técnico. Toro, Cantatore, Hermosilla, Prieto y todos los entrenadores nos decían: si ves el claro, remata. Pero rematar bien no es casualidad. Merello se quedaba casi una hora practicando después de los entrenamientos. La altura no mete goles sola, hay que saber pegarle. Hoy, en Chile, nadie le pega de distancia, nadie mete goles de tiro libre”.

Además, indicó que “Bolivia es un equipo que sí sabe jugar en la altura y me parece muy válido. A mí me tocó ir a Oruro y es casi el doble de altura que en Calama, se siente. Pero mal no nos fue. Con Sulantay hacíamos pretemporada en Cebollar, cerca de la frontera. A los brasileños y argentinos siempre les ha molestado la altura y piden no jugar ahí. Un doctor de mi época, Santaolaya, decía que alguna gente más morena tiene un tema con ello, les afecta más a los oídos, a la sangre. Cada país debe aprovechar sus condiciones geográficas. México también tiene altura y si otro tiene nieve también está bien que lo haga ahí. Es el otro el que debe prepararse”.

Marcelo Álvarez, ex jugador de Fernández Vial también pasó por Cobreloa, y afirmó que “ir a Calama no sirvió de mucho, por diversos factores. Argentina es un equipo más joven y bien preparado físicamente, todos juegan en clubes grandes de Europa. No es como en mi época, donde llegaban de otra forma y los pasábamos por arriba. Lo de la altura no es mito, pero hay que jugar como a las 4 de la tarde, como lo hace Bolivia. En la noche no es mucha la ventaja que sacas. Es un clima hasta agradable. Yo no repetiría en Calama, creo que no fue de mucha utilidad”.

De su experiencia en la altura, el hoy trabajador de la minería en Quillota recordó que “Cuando yo pasé de Vial a Cobreloa me demoré varios meses en adaptarme, tuve que cambiar hasta la forma de alimentarme, los horarios, respiras distinto. Y cuando vas a La Paz no te adaptas en tres o cuatro días. Bolivia siempre te va a jugar temprano porque sabe que la ventaja es justo cuando te cae el sol. Y hay que rematar mucho de distancia. Nosotros teníamos a Retamar. Trobbiani, Merello, Cornejo. Con eso ahogábamos a cualquiera. También es un tema con los arqueros porque la pelota viene distinta. Si te fijas en el segundo gol, Bravo se encuentra la pelota demasiado pronto en su cara y lo que hace es protegerse más que atajarla. En la altura hay poco oxígeno, el local juega a que el rival se canse, corra detrás de la pelota. Chile tiene jugadores de mucha edad para llevarlos a la altura y Argentina está trabajado. Chile no sabe jugar en la altura, no aprovecha los laterales. Mejor lo aprovechó Argentina que nos pateó dos veces desde lejos y ganó”.

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