La dura realidad que vive el fútbol femenino en nuestro país
08 de Noviembre 2021 | Publicado por: Ricardo Cárcamo
Estudio de la U. de Chile y la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (Anjuff), que contó con la participación de 520 jugadoras de clubes chilenos, arrojó resultados muy preocupantes: un 83% no recibe sueldos y sólo un 4,4% tiene un contrato con su institución. Además, la mayoría no vive del fútbol y obtiene sus ingresos de otra fuente laboral, y también el documento entregó información relevante sobre conductas inapropiadas y acoso sexual. Personas que fueron parte del estudio e integran el ámbito del fútbol femenino entregaron su opinión sobre el panorama actual, donde aseguraron que aún persisten ciertos prejuicios.
La selección femenina adulta ha tenido tremendos resultados en los últimos años. Un vicecampeonato de América, una participación en un mundial y también la reciente clasificación a los Juegos Olímpicos reflejan el gran momento de un plantel que, fuera de la cancha, también ha permitido que su actividad sea visibilizada y difundida como nunca antes ocurrió.Sin embargo, todavía es poco. El fútbol femenino nacional tiene serias carencias, y para emparejar la cancha queda un camino larguísimo por recorrer. Un panorama que mostró de gran forma la “Radiografía al fútbol femenino”, estudio realizado por el Observatorio de Gestión de Personas de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile junto a la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (Anjuff).
Entre sus principales resultados, destacan que el 83% de las jugadoras de fútbol no recibe remuneración alguna, y de quienes perciben un sueldo un 8,5% obtiene entre $100.000 y $499.000, un 5,8% menos de $100.000 y solamente un 1,0% gana $1.000.000 o más. Además, solamente un 4,4% tiene un contrato laboral con su club.
Carla Rojas, investigadora a cargo del estudio y coordinadora de área de Género e Inclusión del Observatorio de Gestión de Personas de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, contó en primer lugar cómo nació la idea de hacer esta investigación. “El interés surgió tras las primeras conversaciones conAnjuff cuando me contactaron, porque he hecho estudios con enfoque de género en varias industrias, como minería y otras masculinizadas. Nos pareció una súper buena idea y les dije que firmáramos un convenio para llevarlo a cabo a través del Departamento de Administración y el Observatorio”.
En cuanto al proceso de la investigación y su metodología, detalló que “es principalmente cuantitativo. La idea era hacerlo cualitativo, pero la pandemia llegó y ahí debimos reenfocarlo. Hicimos una encuesta que respondieron 520 jugadoras de un universo cercano a las mil. En algunos clubes respondieron casi todas, en otros 10 o 12, pero el promedio fue de 15 por cada uno”.
Sobre los resultados obtenidos, Rojas indicó que “más del 50% de las jugadoras tiene un nivel técnico profesional, algunas con posgrado, lo que muestra la multiciplicidad de roles que llevan a cabo. El 43% juega fútbol y estudia, el 27% juega y trabaja y otro porcentaje hace las tres labores paralelamente. También me llamó la atención que quienes trabajan lo hacen principalmente en labores precarizadas, como baristas, reponedoras, Cornershop o Pedidos Ya, para compatibilizar las exigencias de los clubes con su necesidad de generar ingresos. Entonces, no sólo las precarizo al momento de no pagarles sueldo, sino que además, incluso las que son profesionales no pueden ejercer sus profesiones debido a los compromisos que deben cumplir en cuanto a horarios, entrenamientos y otros con sus instituciones. Entonces, para mí, con enfoque de género lo que más me impacta es como a través de esta industria terminamos precarizando más a las mujeres”.
En este sentido, la investigadora agregó que “muchas lo hacen por un tema de pasión por el fútbol.Además, dentro del estudio les preguntamos qué las motivaba a jugar, y uno de los primeros lugares era el placer, luego la posibilidad de ser profesional, la historia personal que cada una tiene con el deporte, la relación con los equipos y la posibilidad de internacionalizar sus carreras. Ahí hay un juego bien perverso, pues se juega con la pasión, idealización y su desarrollo, ya que se incorporan en la industria pero si tienes múltiples roles es complejo poder alcanzar un rendimiento más alto”.
Rojas añadió que “la segunda parte del estudio involucra establecer un plan de acción a corto, mediano y largo plazo, donde la idea es ver qué hebra toma cada actor involucrado en el fútbol femenino. Las principales barreras que ellas mencionaban son la falta de recursos, el acoso sexual, la discriminación de género y la falta de auspicio o financiamiento. Nos parece fundamental generar una estrategia que permita que la actividad sea sustentable en el tiempo”.
Largo camino
Javiera Moreno, vicepresidenta de Anjuff, comentó sobre los resultados del estadio que “era un poco los que esperábamos, aunque algunos eran impactantes de lo que pensábamos, como lo relacionado a infraestructura o condiciones. A pesar de lo amargo del diagnóstico, estamos contentas pues se marca un precedente, por tener datos duros y un registro que no sólo nos permitirá trabajar para mejorar, sino para mostrar una existencia del fútbol femenino. Muchas veces se nos dice que no hay mejoras por la falta de información, la que ahora existe”.
Sobre las principales carencias, aseguró que “hay varios temas, aunque todos son urgentes para mí. Hay números preocupantes de acoso y discriminación, pues si bien son bajos no deberían existir. También lo relacionado a los contratos, que la gran mayoría no recibe sueldos igual. Son temas que nos importan para mejorar las condiciones de las jugadoras”.
Moreno también destacó el rol de la selección adulta, y que pese al paso del tiempo hay prejuicios que se mantienen. “Ha sido muy importante.Los hitos que han marcado han sido tremendos, ha ayudado a tener una visibilización muy importante. Creo que ha permitido mantener la menos los recursos para la liga, y la idea es seguir en esa misma línea (…) Los prejuicios han ido disminuyendo. Los comentarios no son los mismos, cada vez hay más escuelas, ramas, veo un progreso. Pero siguen habiendo personas que, al leer una nota del fútbol femenino, postean cosas como ‘vayan a lavar la loza o quédense en la cocina mejor’. A nivel cultural aun queda muchísimo trabajo por hacer, si bien hay un avance enorme”.
Norma Castilla, jugadora de Fernández Vial, indicó que “profesionalizar el fútbol es más urgente, y con eso ya tienes una base a la cual le tienes que dar la misma importancia que al masculino, desde las cadetes al plantel ya profesional, en lo kinésico como, emocional (psicológico) y técnico”.
Además, comentó que “los resultados del estudio muestran que falta mucho por mejorar. Preparar a una jugadora para ser profesional es igual de importante que hacerle un contrato. Muchas queremos pero pocas nos comportamos como tal. Espero de corazón que mejoremos cada año y aprovechemos las oportunidades”.
Cambios, de a poco
Daisy Mardones, entrenadora de fútbol, tiene una larga experiencia en el ámbito, de décadas. Por ello, entrega una visión bien fundamentada de la evolución del deporte a nivel nacional.
“Empecé a jugar en 2008, y efectivamente han habido cambios, avances, pero recientes. En 2019, después de más de una década, se ven mejoras. Creo que se ha avanzado en la visibilidad, los medios han ayudado y plataformas como las redes sociales.Cosas que las chiquillas viven ahora y que nosotros vivimos hace 15 años ahora se muestran, hay cómo hacerlas visibles, entonces si salen a la luz muchos se ven obligados a modificarlas por eso mismo”.
En ese sentido, añadió que “Fifa tiene un proyecto muy fuerte con el fútbol femenino, que viene de 2018.La Conmebol desde 2016 iba a obligar a los equipos a tener su rama femenina, pero eso corre para los de primera división solamente”.
La entrenadora igual destacó que ahora no existen tantos prejuicios como antes. “Hay un cambio grande, se acepta más. Los colegios tienen sus ramas equipos, y cuando yo estaba era impensado. También a nivel universitario, hay indumentaria para niñas, camisetas, zapatos. Y la familia se involucra más, pues cuando partí muchas compañeras jugaban escondidas. Los logros de la selección son muy importantes igual, pues han hecho que se tenga mayor difusión y dio un empujón muy grande a quienes tenían ganas de jugar fútbol”.
Sobre lo más urgente para trabajar, aseguró que “a mi juicio es la formación, con niñas pequeñas para crear una base que sustente el deporte, y que se inyecten de la disciplina y puedan proyectarse hasta un nivel profesional. Y que esta formación esté a cargo de personal capacitado.Cuando yo partí ser profesional y vivir de esto era imposible, ahora se ha avanzado y para las niñas que tienen 8, 10 años, quizás sí sea un sueño posible”.