Es probable que surgieran de la práctica de celebrar juegos funerarios para honrar a los guerreros caídos y héroes locales, aunque los mitos dicen que el fundador fue el protagonista de la Odisea, Pelops, o incluso el semidiós griego, Heracles (si, el mismísimo Hércules).
Lo cierto es que en la antigua Grecia, fue donde los ejercicios atléticos adquirieron una importancia superior, tanto en el orden educativo como en el estético, moral y religioso. Esto fue una de las trascendentales tareas que el pueblo griego se impuso y realizó con una brillantez hasta entonces desconocida.
Las primeras Olimpiadas de las que se tiene conocimiento, se llevaron a cabo en el año 776 antes de Cristo, en una planicie de la ciudad sagrada de Olimpia (en la antigua Grecia), famosa por su santuario dedicado a Zeus, una de las siete Maravillas de la Antigüedad.
Historiadores suponen que se realizaban entre los meses de julio, agosto y septiembre, con una frecuencia de cuatro años, y su realización servía a los griegos como cómputo de los años. Se mantuvieron sin interrupciones durante casi 1.200 años, pero fueron abolidos en el 393 D.C. por el emperador cristiano Teodosio, quien los consideraba una abominación pagana.
Modesto inicio
Una carrera de solo 192,28 metros de extensión fue el simple inicio que tuvieron los Juegos Olímpicos en ese 776 AC y que fue ganada por un modesto cocinero de la región de Élide de nombre Coroebo, quien corrió más rápido la distancia de un ‘estadio’.
Esa carrera a pie formaba parte de la variedad de ritos religiosos y culturales que se desarrollaban cada cuatro años, a lo largo de seis días. Y aunque se estima que la prueba pedestre comenzó a disputarse unos 150 años atrás, lo concreto es que después de la victoria del cocinero, los Juegos se consolidaron y a través de sus sucesivas ediciones, crecieron en cantidad de participantes que primero llegaban desde todas partes del mundo heleno pero después, de todas la provincias del imperio romano.
Pero no solo eso, porque a la sencilla carrera de los 192,28 metros, se sumaron nuevas pruebas como dos estadios (llamada diaulio, de 385 metros);cuatro estadios (769 metros); ocho (1.538 metros) y hasta 24 estadios (llamada dólico, de 4.614 metros). Luego aparecieron el pentatlón (competencia que combinaba carrera, lanzamiento de disco y jabalina, salto en longitud y lucha) y el pugilato, sin límites de peso ni asaltos, y que terminaban por nocaut o abandono. Las peleas generaron tanta pasión entre el público, que pronto se agregó otro tipo de contienda para los amantes de la sangre: el pancracio, que permitía mordiscos, asfixia, golpes en los testículos y hasta hundir los dedos en los ojos del rival.
Otros eventos olímpicos se inspiraban en las prácticas bélicas del mundo antiguo, como la hopitlodromía (carrera vistiendo armadura y cargando lanza y escudo), o las cuadrigas tiradas por caballos.
Siendo ya un importante evento, con suficiente antelación a los juegos se iniciaba en todas las ciudades la preparación de sus atletas, los que eran sometidos a rigurosos entrenamientos, generalmente bajo la dirección de antiguos triunfadores en Olimpia.
Célebres competidores
Dada la relevancia que adquirieron, fueron muchos los monarcas y emperadores de pueblos antiguos quienes participaron de los Juegos. Filipo II, rey de Macedonia y padre de Alejandro Magno, ganó en carreras de caballo y cuadrigas en el año 356 AC.
Otro célebre competidor fue Nerón, quien en el año 67 se propuso ganar una corona de olivo, aunque a cualquier costo. El tirano se inscribió en las carreras de cuadrigas y sobornó a sus rivales para que fueran desertando. Nerón terminó la prueba corriendo solo y ganó, pese a caer torpemente en una curva. Así lo quisieron los dioses.