Se suponía que estando aislados del mundanal ruido, encerrados en un lugar apartado como el Centro Olímpico de Curauma, estarían libres de cualquier riesgo de contagio. Y se presumía también que siendo deportistas, jóvenes y sanos, serían también asintomáticos.
Pero, ni lo uno ni lo otro. El covid-19 se instaló de lleno en plena concentración de la selección chilena de canotaje en Valparaíso, haciendo pasar más de un susto a los mejores palistas del país, entre ellos varios deportistas regionales.
Lo reconoció recientemente María José Mailliard, luego colgarse el oro en la Copa Mundial de Szeged, Hungría, cuando señaló que había competido con ciertos problemas debido a que venía saliendo de un cuadro de Coronavirus al igual que su compañera de bote, Karen Roco.
Fueron justamente ellas las primeras en contraer el virus, que después se esparció por todo el grupo, entre remeros y canoístas.
El susto de sus vidas vivieron los canoístas locales que son parte de la selección chilena y que se encontraban hacía unas semanas en Curauma alistándose para las copas del mundo de Hungría y Rusia.
De un momento a otro, cayeron presa del virus, comenzando así un verdadero calvario que nunca imaginaron, tal como relató el deportista del Club Náutico de San Pedro de la Paz, Joaquín Cataldo (19).
“Nos contagiamos todos, así es que nos mandaron a una residencia sanitaria en Viña del Mar y hace poco más de una semana pudimos volver a nuestras casas. Lo pasé muy mal, tuve hartos síntomas, dolor muscular y en articulaciones, fiebre, dolor de cabeza, mareo y náuseas, no comí en una semana y no me podía parar de la cama. De hecho, ahora que estoy de alta me dio neumonía por Covid, me despertaba en la noche ahogado y sin poder respirar, así es que estoy con medicamentos. No he podido ni entrenar”, detalló el deportista.
“No pudimos viajar a las copas del mundo. Una pena, porque nos habíamos preparado harto, pero nada qué hacer porque la pandemia. Es así, a todos les puede dar”, añadió.
En ese aspecto, Cataldo envió un mensaje a los jóvenes de su edad. “Para los que piensan que esto es mentira, decirles que es real, que le puede dar a cualquiera y que hay que cuidarse, cumplir los normas. Yo lo pasé súper mal, pero al menos puedo decir que me salvé”, cerró.
Similar situación vivió su compañera, Paula Gómez (19), quien también refirió su experiencia. “Lo pasé pésimo tanto por los síntomas, que los tuve todos y fueron muy fuertes, como también por el hecho de que estuvimos solos en una residencia sanitaria. Hoy sigo con tos como secuela, salí a remar tres veces y me cansé mucho”, dijo.
Y añadió: “Lo importante es que ninguno fue a parar al hospital. Lamentablemente, nos perdimos eventos muy importantes, pero pensando que hace poco murió un ciclista de covid, hay que estar agradecidos de estar vivos”.
De ahí, su reflexión: “uno piensa que por tener una gran condición física y ser deportista, está libre, pero resulta que nadie sabe cómo lo puede pillar el virus. Estando en Curauma se supone que estábamos aislados, pero igual nos contagiamos. Esa es la lección”, cerró.