Con la pelota en sus manos, Óscar del Pozo tiene el futuro en sus pies
01 de Febrero 2021 | Publicado por: Samuel Esparza
Con apenas 16 años, el espigado jugador del Colegio Almondale Lomas se alza como uno de los mayores proyectos del hándbol regional. Campeón nacional reforzando al Pinares, ha sido capitán de la selección chilena sub 14, en un camino que aspira lo lleve a la adulta.
Con su metro y 95 centímetros de estatura, Óscar Del Pozo (16) perfectamente pudo inclinarse por el básquetbol o el vóleibol, dos deportes que destacan particularmente en la Región. Sin embargo, este alumno del Almondale Lomas se definió por el hándbol, y así el deporte de las manos ganó una figura que se proyecta con fuerza en el ámbito nacional. Y todo debido a un error.
“Yo jugaba vóleibol, ese era mi deporte. Pero la profesora se equivocó y me mandó una citación de balonmano, fui al partido y me encantó de inmediato, fue instantáneo. Ahí me vio el técnico de la selección regional, me dijo que tenía potencial y ese mismo día quedé inscrito para seguir entrenando”, relata sobre su llegada a la disciplina.
“Me impresionó el deporte porque conjuga esa cuota de agresividad sana, ese roce, es muy explosivo y rápido, uno debe ocupar todo para recuperar un balón o meter un gol. Estaba en séptimo básico y desde ese día no paré más. Pienso que si la gente conociera más el hándbol habría muchos más jugando porque es tremendamente entretenido”, complementa.
Sus comienzos fueron difíciles, era un deporte nuevo y había que vencer limitaciones de todo tipo. “Era muy descoordinado, el profesor Raúl Umaña me tuvo paciencia porque no podía dar más de tres pasos sin caerme. Mis piernas siempre han sido torcidas y fue algo que me costó fortalecer para ser más rápido en la reacción; todavía estoy mejorando aquello”, sostiene.
Su altura también le trajo más de algún problema con los rivales. “Partí en la categoría Mini (12 años) y siempre fui más grande que la media. Iba a torneos y los papás de los equipos rivales alegaban porque había un ‘adulto’ jugando. Ahí tenía que partir mi papá con carnet en mano para convencerlos de que yo también era niño”, cuenta.
Entrando a la elite
Así fue como Óscar del Pozo se las arregló para prevalecer en el balonmano, y en un puesto difícil como el de pivote, donde cada partido es una verdadera batalla. “A veces enfrento a rivales de mi altura pero con más de 130 kilos, cada encuentro es salir lleno de moretones que han dejado muchas heridas de guerra en mi cuerpo. Pero me encanta, la agresividad en defensa es parte importante de mi juego y mentalmente me reconozco un líder, lo que es clave en mi posición”, asegura.
De esa manera no tardaron en llegar los resultados y las nominaciones que cambiarían su devenir deportivo. Con su colegio Almondale consiguió el segundo puesto de Adicpa en 2018, rendimiento que mantuvo al año siguiente lo que le valió ser llamado como refuerzo del Colegio Pinares con quien resultó cuarto a nivel nacional ese año, y campeón en la temporada siguiente, donde además disputó el Sudamericano Escolar en Paraguay, terminando segundo.
Un 2019 que depararía aun mayores alegrías ya que fue citado a la selección chilena sub 14 que ese año se ubicó tercera sudamericana y donde fue capitán. “Creo que ha sido mi mejor torneo hasta el momento. Sentí que teníamos una sinergía muy grande como equipo, además fue cerrar una época de mi vida muy grande”, rememora.
Pasos por la selección que ve como de esfuerzo y crecimiento sostenido. “Los procesos han sido muy duros, de mucho entrenamiento, de viajar dejando de lado muchas cosas . A mi colegio Almondale Lomas le doy mil gracias por todo el apoyo brindado, realmente se han portado un siete”, resalta.
Y añade, “cuando recién me llamaron a la selección no destacaba técnicamente y tampoco corría mucho, entré por mis características físicas. Pero me advirtieron que si quería avanzar, tenía la oportunidad y me apoyarían, y si te la sirven en bandeja, hay que aprovecharlo. Yo lo hice, siento que he avanzado mucho, a veces veo partidos antiguos, me fijo en cómo jugaba y el cambio es inmenso”.
Hoy Óscar es juvenil plenitud, pero también ambición. Es un agradecido de profesores como Raúl Umaña que, según sus palabras, lo marcó para siempre en lo deportivo y en lo personal, y también de estas oportunidades en la selección, un camino que anhela seguir. “Quiero hacer el camino en la selección sin titubear, llegar a la adulta y disputar un mundial. Y poder ir a jugar al extranjero, esa es la meta que me encantaría cumplir. Todo es posible”, cierra.