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De ser vendedor ambulante a lograr el mayor contrato en la historia de la NBA

Por: Samuel Esparza 17 de Diciembre 2020
Fotografía: Archivo Copesa

Desde Nigeria tuvieron que emigrar sus padres Charles y Veronica. Los Antetokounmpo llegaban a Grecia sin papeles y sin dinero en los bolsillos por lo que multiplicaban horas de trabajo para dar de comer a unos hijos que pronto comenzaron a buscar la manera de llevar dinero a casa como vendedores ambulantes.

“No voy a decir que fuera duro. Bueno, no voy a decir que fuera realmente malo, porque obviamente sí fue duro. Tuve que hacer cosas, mis hermanos tuvieron que hacer cosas, para llevar comida a casa”. El que habla es Giannis Antetokounmpo en una entrevista con Marca en 2015, apenas dos años después de aterrizar en una NBA de la que hoy es historia tras firmar el mayor contrato de todos los tiempos: 228,2 millones por cinco años.

El alero griego recordaba entonces sus inicios en las calles de Atenas, donde sobrevivió como vendedor ambulante de bolsos falsificados (“Si pudiera volver atrás no cambiaría eso de mi vida, porque ese momento me hizo ser quien soy hoy”, reconocía) mientras compartía con sus hermanos el amor por el baloncesto, además de las zapatillas. Entonces apenas sí había dinero para un par para los cinco. Hoy el jugador griego es imagen de Nike.

De aquella época en las calles de Atenas queda la ilusión por el deporte y una ética de trabajo encomiable que le llevó a llamar la atención de Willy Villar, por entonces director deportivo del Zaragoza. Sin que su nombre sonara en los grandes foros del basket continental Villar consiguió atar a la mayor perla del basket europeo que conseguía la nacionalidad helena una vez cumplía los 18 años y gracias a la intervención de Masai Ujiri, mánager general de los Raptors. Él fue el “culpable” de que llegara a la NBA.

Allí aterrizó con una bolsa de viaje, unas zapatillas y mucha ilusión. Elegido por los Milwaukee Bucks en 2013 como número 15 en un draft al que se presentó sin un traje porque no tenía dinero para comprarlo. Los comienzos como alero en Milwaukee tampoco fueron fáciles. Empeñado en ayudar a su familia, Giannis apenas se quedaba con unos cientos de dólares de sus primeros cheques. Lo justo para comida y gastos esenciales. El resto lo enviaba a Atenas para que lo manejaran sus padres. Eso le dejaba sin dinero para un taxi que le llevara a los entrenamientos de los Bucks. Tenía que ir corriendo si quería llegar y así estuvo durante casi siete meses, hasta que un veterano del equipo se ofreció como chófer.

Ahora todo eso queda como la particular odisea de un nuevo héroe griego que a base de esfuerzo, talento y trabajo ha conseguido conquistar el Monte Olimpo que tan lejano parecía cuando comenzó el viaje a la NBA.

 

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