Diego Maradona falleció a los 60 años por un paro cardiorrespiratorio. Infobae informó cómo fueron las últimas horas antes de su fallecimiento en la casa en la que estaba en Nordelta.

El 25 de noviembre Maradona se levantó temprano, como cualquier otro día de estos últimos que venía viviendo. Desayunó algo, caminó un poco y unas horas después volvió a recostarse, como solía hacerlo para descansar y recuperar energías.

La preocupación comenzó en horas del mediodía. Su psiquiatra y su psicólogo ingresaron a la habitación y advirtieron que algo no estaba bien. Un rato antes Diego había tomado las pastillas indicadas por el equipo interdisciplinario que lo trataba y se recostó porque estaba cansado.

Cuando lo fueron a ver al mediodía Diego ya estaba en pleno proceso de paro cardiorrespiratorio. Varias ambulancias se acercaron al barrio Villanueva en Tigre y también se sumó un médico vecino de la zona, quien participó en los intentos de reanimación, pero ya era tarde, no había nada que hacer. El corazón del acaso mejor jugador de todos los tiempos no aguantó más. Un paro cardiorrespiratorio se lo llevó para siempre.

Según precisiones de Infobae, las primeras en llegar fueron su hija Gianinna y su exesposa Claudia Villafañe, quienes viven en un barrio cercano. Más tarde llegó Verónica Ojeda y Dieguito Fernando, su hijo más pequeño. Con el correr de la noticia empezaron a llegar más familiares, incluidas sus hermanas.

Según Olé, en los últimos días Pelusa era otro Pelusa. El viernes de su cumpleaños 60 no dejó una buena imagen cuando fue a la cancha por el partido que tenía que jugar su Gimnasia contra Patronato. Se lo vio abatido, sin fuerzas. El lunes siguiente su médico personal, Leopoldo Luque, decidió internarlo en La Plata, para estabilizarlo y que se recuperara de una anemia. Diego andaba bajoneado, por el encierro, por la pandemia, porque el Covid lo había alejado de su amor, el fútbol. Una tomografía que pidió Luque acercó más malas noticias: el famoso hematoma. Y la historia conocida.

Parecía que Diego le estaba ganando otra vez a la muerte. Pero su cuerpo no se aguantó mucho desorden durante su vida. Hacía años que se había apartado de las drogas, pero en la actualidad el alcohol no lo dejaba ser feliz. Por ese tema discutía con su gente, con sus familiares, con su entorno. Por eso el plan de su familia y de su entorno era controlarlo las 24 horas. Por eso enfermera y psicólogo. Por eso una habitación preparada especialmente para cuidarlo como si estuviese en un hospital.

Pero la vida del astro dijo basta a las 12 del mediodía del miércoles, según se desprende de las palabras uno de los fiscales por cuestiones naturales. “No se advirtió ningún signo de violencia”, aseguró John Broyad, el fiscal general de San Isidro, de acuerdo a los primeros indicios obtenidos por los investigadores. La hora que duraron los intentos de reanimación fueron en vano. Nada sirvió.