Volvió el Huachipato que uno quiere ver. No es que haya sido brillante, pero sí mostró personalidad para pararse en el Monumental, controló a un rival que necesitaba levantarse con urgencia y, sobre todo, metió hasta el final. Con esas armas, el acero mejoró y venció con justicia a Colo Colo. Una victoria para volver a la calma, después de una semana complicada. El técnico Florentín dice que no hubo conflictos y le molesta que se hable de esos temas internos.

La primera fracción fue de mayor tenencia de balón del local, pero un Huachipato mucho más directo. Principalmente, porque Cris Martínez desbordaba constantemente a Campos, aunque el equipo, en general, terminaba todo con centros demasiado anunciados buscando un “9” que hoy no tienen. Del otro lado, dos apariciones de Gabriel Suazo de cara al arquero Castellón, ambas definidas débilmente.

Pocos minutos saliendo desde el descanso, los de Talcahuano se encuentran con un penal por agarrón de camiseta sobre Nicolás Ramírez. Clarísimo, innecesario. Claudio Sepúlveda anotó y fue premio para el mejor de la cancha. Hizo de todo. Incluso, en una acción condujo como “10” y habilitó en gran forma a Martínez, quien elevó su remate por querer reventar al arco. Muy bien los dos.

Lo mejor de Colo Colo era Bolados, pero de a poco Cristián Cuevas se afirmó en la marca, bien apoyado por Ignacio Tapia. El central, junto a Ramírez despejaron todo, por alto, por bajo y se cruzaron a cada ataque albo por el centro de la zaga. Cero fallas, impecables. El Cacique apenas lucía chispazos de Matías Fernández y algunos arrestos de Leonardo Valencia, también perfectamente controlado por la zona media.

El adversario estaba golpeado y era buen momento para cerrarlo con alguna contra. Más aún, si se notaba que la defensa popular estaba parchada, con un par de juveniles en cancha. Y pudo ser faltando 10 minutos cuando Joffré Escobar entró en solitario, se sacó al arquero y, al quedar sin fuerzas, se dejó caer. Tres minutos antes había recibido su primera tarjeta amarilla y con esa acción se fue expulsado. De pasar a un 2-0 cantado, Huachipato se quedaba con diez jugadores y aguantando.

Pero habría sido injusto no ganarlo. Gabriel Castellón empezó a cortar centros y la defensa seguía rompiéndose la cabeza a los despejes. Florentín miraba el reloj y el pitazo final fue una explosión de desahogo, con Martínez abrazando al técnico. Ahora, a ser de nuevo el equipo de antes. Costó, pero despertaron a tiempo.