
El ciclista neerlandés, Fabio Jakobsen, se debate entre la vida y la muerte luego de sufrir una terrible caída durante el sprint final de la primera etapa de la 77 edición de la Vuelta a Polonia.
En su lucha por ganar la etapa ante su compatriota, Dylan Groenewegen, el deportista fue acorralado y empujado por este, acabando estampado contra las vallas en una caída terrorífica que recorrió el mundo, y que también afecto a otros ciclistas y aficionados presentes en la meta.
Según informó la cadena Polaca TVP, Jakobsen está en coma inducido y su estado de salud es grave. Así lo aseguró para esta televisión la doctora que le atendió: “Tiene un traumatismo craneoencefálico severo. Los mayores problemas los tuvimos con la intubación, ya que tenía un fuerte golpe en el paladar con sangrado. Su estado es grave, pero esperamos ganar”.
En cuanto a la carrera, la organización no pudo dar resultados en la inmediata llegada como es habitual por el accidente en la línea de meta, pero las consecuencias fueron ejemplares para Groenewegen, quien además de recibir duras críticas del resto de los demás competidores, fue descalificado de la carrera. Asimismo, se le dio la victoria al herido Jakobsen.
El pelotón cargó duramente contra Groenewegen por poner en peligro la vida de Jakobsen y también acusó a la organización por poner un sprint en bajada, donde los ciclistas llegan a alcanzar más de 80 km/hora. El equipo de Groenewegen, el Jumbo Visma, pidió perdón a través de las redes sociales.
Por su parte, la Unión Ciclista Internacional (UCI) condenó enérgicamente el peligroso comportamiento del corredor remitiendo inmediatamente el asunto a la Comisión Disciplinaria para solicitar la imposición de sanciones acordes con la gravedad de los hechos.
Dylan Groenewegen ya se vio envuelto anteriormente en una acción similar, aunque sin los dramáticos resultados de esta ocasión. El 2 de octubre de 2016 en el Eurometropole puso en peligro al belga Oliver Naesen tras meterse en su camino y empujarlo contra las vallas para no dejarle pasar.
Dos años después de su primera polémica, volvió a repetir en Francia. En este caso, el neerlandés se imponía a Gaviria y a Sagan en la séptima etapa del Tour de Francia y se llevó el dedo índice a la boca mandando callar a todos los aficionados que le habían criticado por su manera de esprintar en las anteriores jornadas, poniendo en peligro la integridad de sus rivales.