Carlos Lauler y Diego Silva compartieron con él en Basket UdeC y resaltaron las virtudes de un americano distinto, que pudo jugar en la NBA, pero miraba a todos por igual.
La noticia impactó a todos. A eso del mediodía de ayer, se conoció el fallecimiento de Stanley Robinson, basquetbolista que pasó con éxito por varios clubes chilenos y que, en sus inicios como alero, incluso pudo jugar en la NBA.
Aquello no se pudo concretar, ya que Orlando Magic optó por dejar fuera del equipo a Stanley cuando el debut parecía inminente. Eso fue en 2010 y, según su entorno, nunca pudo recuperarse de la frustración que le significó ser marginado. Las causas del fallecimiento aún siguen siendo estudiadas, considerando que el ex basquetbolista fue hallado sin vida en su casa por su madre. De forma preliminar, la presencia de terceros fue descartada.
El último equipo de Robinson en Chile fue Basket UdeC, donde jugó 9 partidos, promedio un total de 13,8 puntos y 7,7 rebotes. Carlos Lauler compartió con él y reconoció que “estoy impactado. Era joven y tenía una familia. No alcanzamos a compartir tanto tiempo por sus lesiones, pero fue un excelente compañero. Uno tiene la imagen de que el americano suele ser cabrón, pero él era todo lo contrario. Siempre fue muy caballero, educado y callado, pero cada vez que te decía alguna palabra, era positiva. Te alentaba y animaba para tener confianza en ti mismo. Lo definiría como un tipo de compañero ideal”.
Diego Silva también compartió camarín, partidos y viajes con un Stanley Robinson que jugó en Los Leones, Español de Talca, Valdivia y Puerto Montt. “Era un gran ser humano y me quedaré con todo ese tipo de detalles que él tenía, como las ganas de que siempre todos aprendiéramos mucho y fuésemos grandes compañeros. Su humildad era otro tremendo aspecto, ya que los extranjeros suelen tener más ego y muestran una personalidad distinta, pero Stanley no. Él dejaba sus cosas de lado por el resto y eso se valora. Sin duda, fue una gran persona”, comentó.
Suele ser normal que cada vez que fallece un deportista o alguna persona, sólo se señalen aspectos positivos por sobre otras cosas. Pero, sobre Robinson, no existen segundas lecturas. “No hay nada, pero nada malo para decir de él, sólo cosas buenas. Era reservado y callado, pero si las conversaciones surgían de uno, eran muy gratas. Se nos fue un gran tipo”, cerró Silva.
Carlos Lauler fue más allá sobre un jugador que tenía en el silencio y la timidez sus principales características, además de lo bien que jugaba al básquetbol. En su estadía en Chile, solía hablar mucho sobre sus hijas, a las cuales tenía en Estados Unidos y extrañaba mucho, Stanley era separado y aquel factor igual lo tenía, frecuentemente, con el ánimo muy bajo. “Cuando hablaba lo hacía súper despacio, entonces ni se le entendía. Había que preguntarle dos o tres veces lo que dijo, pero siempre todo era en tono positivo, hablando de hacer equipo y que eso era lo mejor para todos. Nunca lo oí ni vi pensando en lo individual. Es raro ver así a un extranjero, ya que la mayoría siempre vienen a hacer sus números y después se van a otro lado. Llevaba varios años en Chile y su objetivo era ganar la liga, pero ya sabemos todo lo que pasó”, dijo.
Lauler, al respecto, agregó que “es increíble todo. Estoy muy golpeado. Imagina que tengo mis videos tipo highlights y él está en casi todos. Es raro, justo hace un rato (ayer) en la tele estaban retransmitiendo un partido contra Puerto Montt y él estaba ahí jugando, pero ya no está. A veces la relación de amistad no es tanta, pero el compañerismo es grande. Con él era difícil mantener comunicación, porque se fue y no tenía redes sociales ni nada. Fue un gran tipo, querible y de disposición enorme para todo”.