Héroe del Combate Naval de Iquique, de obreros y ferroviarios, de él escribió Gabriela Mistral. El club que honra su nombre, cumple 117 años y esta es su historia.
Arturo Fernández Vial, el decano del fútbol regional, está de aniversario. Son 117 años de pasión, sacrificio, de tristezas y alegrías, de la garra hecha equipo. La historia del fútbol chileno está marcada por el Vial, desde su nacimiento en 1903 en honor al héroe de Iquique y héroe de los obreros chilenos. Porque ahí radica su grandeza, en traspasar el umbral del deporte y convertirse en leyenda. Por eso este homenaje.
Como guardamarina de la Esmeralda en el Combate Naval de Iquique (1879), y después de la muerte de Arturo Prat, Arturo Fernández Vial subió al mástil para clavar las drizas de la bandera chilena. Cuando arreciaba el combate, ante el peligro de que derribaran la bandera, junto al guardiamarina Vicente Zegers, izó una segunda, dando a entender que los marinos chilenos combatirían hasta morir. Una vez hundida la Esmeralda, con dos banderas chilenas al tope, Vial fue tomado prisionero en el océano y liberado en un posterior canje.
Fue un marino constitucionalista y gran humanista, lo que demostró en la huelga de trabajadores marítimos del puerto de Valparaíso, en abril de 1903. Como director de Territorio Marítimo, el contralmirante Fernández Vial intentó persuadir a los dueños de las compañías para una solución pacífica.
Cuando se extendió el conflicto a otros gremios, el gobierno ordenó a Vial utilizar la fuerza contra los insurgentes pero, ante su negativa, lo destituyó y mandó tropas del Ejército desde Santiago, quienes protagonizaron la primera masacre en un conflicto de trabajadores.
Tarde, los empresarios comprendieron que tuvo razón, formándose un tribunal arbitral que logró importantes mejoras para los obreros, como aumento del pago de horas de “trabajo extraordinario” y disminución del horario trabajado.
Paralelo al conflicto, el equipo de fútbol Internacional FC (nacido en la Maestranza de Ferrocarriles del Estado de Concepción), jugaba unas olimpíadas en Valparaíso, siendo espectador directo de la férrea defensa hacia los trabajadores de Fernández Vial, presidente de muchas sociedades obreras.
La admiración fue tal, que de vuelta en Concepción, los integrantes del plantel decidieron rebautizar su institución a Club Deportivo Ferroviario Almirante Arturo Fernández Vial, el mayor reconocimiento en vida al noble marino, quien en su aproximación a grupos intelectuales santiaguinos, fue muy amigo de Gabriela Mistral.
La premio Nobel escribió de él tras su retiro: “Probablemente no ha dejado a la mundanísima ciudad de Santiago, más memoria que la de un viejo bueno y deschavetado, que iba siempre sin sombrero por la calle, y que quiso fundar la risueña secta del aire puro, para arrancar a los santiaguinos de la cisterna de sus casas y de sus clubes”.
Por más de un siglo, el club ha sabido homenajear al héroe de Iquique. A modo de resumen dorado, fundó la Asociación de Fútbol de Concepción en 1906, y entre 1914 y 1916 fue tricampeón de la Copa Té Ratampuro, el trofeo más importante de Chile al reunir equipos de Talca a Temuco. Desde 1917, sus jugadores integraron selecciones chilenas en los sudamericanos, destacando los hermanos Bartolo y Horacio Muñoz, Manuel Figueroa, Francisco Sánchez y Arturo Coddeau.
En 1924, su centrodelantero, Humberto Lara, fue designado para representar a Chile en los Juegos Olímpicos de París, donde compitió en los 400 metros vallas. El club reforzó a Colo Colo en la gira a Europa de 1927, con sus jugadores Horacio Muñoz y Manuel Figueroa.
En 1945, Fernández Vial fue campeón del Nacional Amateur ante 10 mil personas en el antiguo estadio municipal de Concepción. Mientras que en 1948, su boxeador Celestino González, representó a Chile en los JJOO de Londres, llegando a semifinales.
Fundó el Campeonato Regional (1949) que ganó en 1958 y 1959, celebrándolo con una goleada de 6-1 sobre Santiago Wanderers, monarca del torneo profesional.
En 1981, fue campeón de Tercera División, ascendiendo al fútbol profesional y, al año siguiente, se titula en Segunda División, instalándose tras un largo camino de puertas cerradas, en la Primera División. Partía así la leyenda.