Gonzalo Garrido y una medalla que valía mucho más que el oro

05 de Junio 2020 | Publicado por: Ricardo Cárcamo
Fotografía: Agencia UNO

El experimentado ciclista recordó su victoria en los Suramericanos de Chile 2014. Una presea que tuvo un significado muy especial, por el complicado momento que vivía fuera del deporte.

“Ahora te toca a ti”. Tras ganar el oro en el ciclismo de ruta femenino, Paola Muñoz, su señora, sólo le dijo eso a Gonzalo Garrido, que se aprestaba a disputar la misma prueba en varones, en los Suramericanos de Santiago 2014. Y como él mismo recordó, “sabía que iba a ganar”. Pero no sólo por la confianza deportiva, sino porque era necesario. Era un desahogo, un despertar distinto para la pesadilla que vivió junto a su pareja previo y en el desarrollo mismo de la competencia.

“La medalla fue como un alivio, un respiro. Partiendo desde el final hacia atrás, ella (Paola) ganó primero y cuando lo hizo me dijo esa frase. Después lo pude lograr con el tremendo apoyo de mis compañeros de equipo, en especial José Luis Rodríguez, quien en la fuga fue fundamental para sacar la diferencia con los rivales”, comentó.

Al respecto, agregó que “fue un respiro de lo mal que lo habíamos pasado con Paola en los momentos previos. Hace poco, un cliente nos había estafado por $80 millones, y no sabíamos cómo pagar esa cuenta. De hecho, el día anterior a competir estábamos armando bicicletas, vendiendo lo que podíamos. Por tres, cuatro meses, estuvimos en eso, y afortunadamente nuestro proveedor, Sparta, ablandó las condiciones de pago”.

Profetas en su tierra

El ciclista reconoce que estuvo a punto de retirarse. “Quería dedicarme sólo a trabajar para pagar la deuda. Y Paola me dio muchísima fuerza, empuje y me obligó a seguir entrenando, y que las cosas tendrían solución, que saldríamos juntos adelante. En ese momento, además, la federación estaba bloqueada por el IND por desfalcos permanentes de los dirigentes, y malas prácticas de algunos antiguos que se las endosaron a los nuevos. Así, que teníamos que entrenar en casa, en el Cerro San Cristóbal, solos”.

Eso fue dándole más fuerza de cara al certamen. “El que inventó el dicho ‘Todo lo que no te mata te hace más fuerte’ es un sabio. Entre más te sobrepones, hay un renacer, ganas de demostrar, de conseguir cosas. En este caso, teníamos que ganar el oro. Lo pasamos muy mal ese periodo. De hecho, hubo una carrera de preparación en Argentina, y no pude ir. Estaba trabajando de lunes a domingo, vendiendo bicicletas, armando clases. Ahora, estamos tratando de devolver la mano, haciendo clases gratuitas. Esa etapa nos marcó mucho, y ese recuerdo nos hace construir nuestro mañana. Nos hizo más humanos, agradecidos de quienes confían en nuestro trabajo”.

Y ese triunfo significaba abrir puertas. “Cuando pasamos la meta, tanto Paola como yo, fue un momento de reflexión, de querer congelar el mundo y sólo disfrutar. Ambos nos subimos al podio, nos dimos un beso con mucho amor, que es algo muy recordado. Fue hermoso (…) Ganar abría puertas: tener una beca Proddar, mayor confianza con nuestros proveedores. Había rivales muy duros, potencias como Colombia y Ecuador, e hicimos valer la condición de dueño de casa, entrenando más pensando en pagar cuentas que en la meta. He tenido carreras muy lindas en Europa, en Panamericanos, cuando clasifiqué directo a los Juegos Olímpicos en Medellín… Pero ser profeta en tu tierra, con una multitud esperándote, compartir el podio con el amor de mi vida. Inolvidable”.