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La historia de la primera “Gacela” que se adueñó de las pistas del Bío Bío

Por: Samuel Esparza 26 de Mayo 2020
Fotografía: Ismenia Guzmán

La tarde del 2 de noviembre de 1985, una veinteañera sampedrina se consagró de grande en la pista del Estadio Nacional. Con una marca de 54 segundos y 84 centésimas, Ismenia Guzmán no solo rompía los pronósticos, sino que también el récord chileno de los 400 metros planos que pertenecía a la olímpica, Alejandra Ramos.

Quien llevaba un par de años dedicada por entero al deporte, alcanzaba el pináculo haciendo suya las plusmarcas de las categorías Juvenil, Sub 23 y Adulto. En ese instante no lo imaginó, pero una de esas marcas se mantendría firme, en lo más alto, por casi tres décadas.

Una carrera brillante, que la vio destacar en los 100, 200, 400 y 800 metros planos, además de los 400 metros vallas y las postas 4×100 y 4×400, pruebas donde consiguió varios títulos chilenos. Y que se extendió en el concierto internacional, con medallas sudamericanas y dos bronces en los Juegos Odesur de Lima 1990 (400 y 800 metros).

No por nada la llamaban “La Gacela del Bío Bío”, la original.

Destinada a ser grande

Ismenia Guzmán (53) dice que llegó al atletismo por una cuestión familiar. “Mis hermanos entrenaban y como yo no hacía nada, ni siquiera Educación Física en el colegio, mi padre me dijo que debía unirme. Empecé sólo con hombres y las ganas de no quedar atrás, marcaron la diferencia”, señala. Claro, ejemplos tenía en casa, pues todos sus hermanos brillaron en el atletismo: Raúl fue campeón nacional juvenil en 800 metros planos, lo mismo que Pamela en los 100 metros planos, mientras que Marco y Jaime también destacaron.

Así las cosas, los objetivos de Ismenia siempre fueron llegar lo más arriba posible. “Partí en 100 y 200 metros hasta que mi entrenador, Pedro Catalán, me dijo que tenía condiciones en los 400 metros. Eso fue el ‘84 y cuando vimos que llegaban los resultados, nos pusimos metas grandes”, cuenta sobre sus inicios en la UBB. Ese año logró el título nacional juvenil con 55’’:99 y al año siguiente se vestía la “Roja” en dos sudamericanos.

Se sentía lista para dejar su marca, que llegó ese 2 de noviembre de 1985 en el Estadio Nacional, escenarios de tantas hazañas y que ese día anotaría una más. “La semana anterior había ganado una competencia juvenil con excelente marca y había mejorado en los 200, y con mi entrenador sabíamos que el récord tenía que salir. Y gracias a Dios se dio todo bien, significó algo muy bonito porque vi coronado el esfuerzo de entrenar todos los días, de viajar todas las semanas en tren o bus, competir sábado y domingo. Le pusimos mucho corazón”, sostiene.

Y si bien con el tiempo fueron cayendo los récords Sub 23 y Adulto, el Juvenil duró 27 años, siendo superado por Isidora Jiménez recién en octubre de 2012 (54,80). Un año después la propia Jiménez integró el equipo que rompió la otra plusmarca de Ismenia Guzmán, la posta 4×400, obtenida en el Sudamericano de Manaos 1991 junto a Hannelore Grosser, Sarita Montecinos y Carmen Gloria Benzanilla.

“Siempre he dicho que las marcas son para batirlas, así es que cuando sucedió felicité a Isidora, porque además la conocía. Es un orgullo que durara tanto, fue una marca buenísima para la época y los años se encargaron de demostrarlo”, sentencia.

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