“Jugadores como esos ya no salen. Era como el Chino Ríos, que hacía lo que quería, pero no le importaba nada. Si se hubiera portado bien… Qué Maradona ni qué pelotas, mucho mejor el Trinche”. Así recuerda Daniel Montilla al mítico Tomás Carlovich, que perdió la vida hace pocos días, asaltado y golpeado en Rosario, fue el 8 de mayo. Triste final para una leyenda de la que no hay videos, solo el relato boca a boca de quienes lo vieron. Desde Menotti a Bielsa, para todos está en un pedestal.
El ex portero de Deportes Concepción cuenta que “este era loco, descendiente de gitano. Lo trajeron de Begrano de Córdoba al Independiente de Rivadavia y le pusieron una buena pieza de hotel, pero dormía en el suelo. Ahí fuimos compañeros el ´76 y ´77. No conversamos mucho porque él hablaba poco. A veces no nos dábamos ni cuenta si estaba entrenando, pensábamos que no estaba. A veces, efectivamente no estaba. Se arrancaba a Rosario y había que ir a buscarlo. Allá era un ídolo, hasta hoy. Es como Napolés y Maradona”.
¿Y cómo era futbolísticamente? El también ex técnico de Lota detalla que “era altísimo y flaco, patas largas y hacía lo que quería. Impredecible. Hábil, creativo, le dabas espacio y te sacaba un fierrazo. Repartía y te pintaba la cara. Le pegaban todos, pero nadie se la podía quitar. Todos iban a verlo. Se divertían y Trinche también se divertía, solo jugaba a eso. Hoy ya no salen ese tipo de volantes por los que la gente llenaba un estadio y sabía que era una entrada bien pagada”.
Montilla repasa que “Carlovich le pintó la cara a la selección argentina que fue al Mundial del ’74. Jugó por la selección de Rosario y era el único jugador que no estaba en Primera. Fue un baile. En esos tiempos, Menotti hizo tres selecciones: una de la capital, otra de provincias y otra de Santa Fe. Ahí quedó loco con Carlovich, pero a este loco gitano lo llamaban y no aparecía. Amigo, el tipo iba con las medias abajo, valiente, y te sacaba con el brazo. De Rosario han salido los más talentosos del país, pero ninguno como Carlovich. Hasta Diego dijo que Trinche era mejor que él”.
Y murió paseando en bicicleta, a los 74 años. Rosario se saltó la cuarentena para despedir en masa a su emblema, a su mito. Al tipo que rechazó ir a Boca, le dio lo mismo ir a la selección y prefirió el barrio de Segunda a la disciplina de Primera. “Antes, en Argentina, podían apalear al presidente o al Papa, pero no a un futbolista. Se perdió el respeto. A mí me carga la mafia de las barras bravas, lo sucio que hacen los representantes con los clubes. Trinche era lo que quedaba, de un fútbol de otra época, de un fútbol lindo, de enganche para un lado y para el otro”, relata Montilla.
Junto a Carlovich fueron campeones de Mendoza juntos. Montilla fue testigo de un talento que no quedó registrado en videos, pero sí en el corazón y las paredes de Rosario. Una zurda que no muere ni a palos, una historia que vale la pena contar una y otra vez.