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Los campeones también sufren: Deportistas y su desconocida exposición a enfermedades

Contrario a lo que se cree, los atletas de alto rendimiento son singularmente propensos a contraer infecciones comunes. Sometidos a una exigente vida de entrenamientos y competencias, su sistema inmunológico es más vulnerable que el nuestro.

Por: Samuel Esparza 13 de Abril 2020
Fotografía: Andrés Oreña P.

Tras largos tira y afloja entre el Comité Olímpico Internacional (COI) y federaciones de todo el mundo, el pasado 24 de marzo se confirmó oficialmente la suspensión de Tokio 2020, debido a la incontrolable pandemia de Covid-19.

En una decisión sin precedentes en la historia moderna, pues en 124 años el certamen nunca antes fue pospuesto (sólo se canceló debido a las dos guerras mundiales en 1916, 1940 y 1944), las palabras del primer ministro de Japón, Shinzo Abe, anunciando la medida tras un acuerdo con el presidente del COI, Thomas Bach, significaron un remezón en todos los sentidos.

Sobre todo deportivo, considerando los miles de atletas de todo el orbe que habían trabajado en los últimos cuatro años con un sólo objetivo: clasificar a los JJ.OO. y ser parte del evento que centraría la atención absoluta del deporte mundial durante la presente temporada.

Lo que pocos saben, sin embargo, es que la determinación bien pudo evitar una tragedia de magnitudes inimaginables para los grandes protagonistas del torneo, los propios deportistas. Porque si bien es cierto, la medida de las autoridades del deporte internacional se enfocó en evitar una mayor propagación del virus, dado todo el movimiento de personas que origina una instancia de esta magnitud, existe una materia de la que poco o nada se conoce, y tiene que ver con la salud de los atletas, lejos los más expuestos a caer víctimas de la enfermedad.

Kriptonita de deportistas

Lo anterior tiene una explicación para muchos ignorada y que tiene que ver con que los atletas de elite o de alto rendimiento son, particularmente, proclives a contraer infecciones comunes, más que la persona común y corriente. Y esto es, según explica el técnico de atletismo, Jorge Grosser, porque “en sus vidas están acostumbrados a pasar entre intensivos entrenamientos que, adicionados a las competencias, derivan que sus sistemas inmunológicos sean mucho más vulnerables que el de cualquier mortal”, asevera.

El técnico titular del Centro de Entrenamiento Regional (CER), aclara que esto ocurre exclusivamente cuando los deportistas están comprometidos en las duras prácticas previas y durante los torneos. “Claro que tienen menos defensas cuando están entrenando a un alto nivel, sus niveles de grasa están muy bajos, entonces, tienen resistencia para otro tipo de cosas como la fatiga, pero quedan bastante susceptibles a cambios de temperatura y resfriados. Si usted tiene a un deportista resfriado en la delegación seguro contagia a varios, los más expuestos son los atletas de fondo o medio fondo. Añadamos a eso que los atletas de alto rendimiento viajan un montón y viajar por largos periodos también tiene un impacto directo en el sistema inmune, lo pone a prueba”, indica.

El técnico del CER de halterofilia, Daniel Camousseigt, complementa la idea. “Un entrenamiento de alto nivel es una agresión física muy fuerte, durante las horas posteriores el atleta queda extremadamente vulnerable a enfermedades, ya que su sistema ha sido agredido por una carga muy fuerte. Por ejemplo, un remero expuesto a la máxima extensión trabajando contra el tiempo, corredores de medio fondo o maratonistas, son casos característicos. Los deportistas que se someten a cambios fisiológicos muy intensos quedan con un sistema inmunológico vulnerable. El problema es que cuesta hacer entender a los más jóvenes que no son súper hombres”, comenta.

Otro reconocido profesional que entrega su visión al respecto es el entrenador del CER de canotaje, Gualberto Mesa. “El atleta de alto rendimiento está sometido a entrenamiento de alta intensidad durante mucho periodo de tiempo. En el caso de nuestra especialidad, en un año tenemos sudamericanos, un Panamericano específico, copas del mundo y, esta temporada, se sumaban los Juegos Olímpicos. Están sometidos a un estrés permanente que lleva a una marcada baja inmunológica, no es secreto para nadie que el estrés trae consigo una respuesta inmunológica que deja vulnerable al atleta. Físicamente, se encuentran muy bien, son gente fuerte y sana, pero el estrés de la competencia permanente es demasiado y eso disminuye el sistema inmunológico”, asegura.

En tiempo de coronavirus

Con cada día que transcurre, se conoce algo más del Covid-19, pese a lo cual continúa siendo una incógnita en muchos aspectos, con información limitada acerca de los factores de riesgo. Entre las certezas, se sabe que los adultos mayores con afecciones subyacentes graves tienen un mayor riesgo de enfermarse gravemente. No obstante, en países como Italia y España, que alcanzaron trágicos peak de contagios, cada vez son más frecuentes los casos de personas jóvenes, sin afecciones de base, que son atacados con fuerza por el virus.

Reinaldo Deij, médico cirujano e internista, profundiza en los efectos del virus en el cuerpo humano. “Los coronavirus son partículas microscópicas pertenecientes a una familia extensa de virus que, en seres humanos, pueden provocar cuadros respiratorios leves, tal como un resfriado común, o bien, graves como una Insuficiencia Respiratoria Aguda que impide el funcionamiento normal del pulmón, como es el caso específico del Covid-19. Una vez que el virus ingresa a la vía respiratoria, se aloja inicialmente en la faringe y desde ahí puede migrar a la tráquea, bronquios y descender hasta llegar a los alveolos pulmonares, que son como pequeños saquitos donde ocurre el intercambio de gases (oxígeno y CO2) entre el aire que se inhala y la sangre, es decir, permiten el paso del oxígeno a la sangre para que sea luego llevado a las distintas células del cuerpo. Si estos saquitos, los alveolos, se dañan o dejan de funcionar, no podría pasar el oxígeno a la sangre y, a la vez, no se podría eliminar el CO2 (dióxido de carbono) que llega a ellos y se elimina al respirar”, explica.

“Cuando el Covid-19 llega al árbol respiratorio, infecta a las células y se reproduce dentro de ellas hasta destruirlas. Lo mismo ocurre en el alveolo, provocando así una respuesta inmunitaria, es decir, el organismo se defiende contra la infección y en esta batalla se producen una serie de sustancias químicas, entre ellas las llamadas citoquinas que resultan ser, además, proinflamatorias. Esto genera que el alveolo se llene de líquido e impida, por tanto, el intercambio de oxígeno hacia la sangre, generando Insuficiencia Respiratoria Aguda que puede llevar a la muerte”, añade el facultativo.

Y puntualiza, “en algunas personas el sistema inmune, al reconocer el virus, echará a andar todo su sistema defensivo que será capaz de controlar la infección, ‘destruir al virus’ y generar de esta manera inmunidad contra él, logrando la recuperación. Sin embargo, en otros, aún siendo jóvenes y con un sistema inmune fuerte, el virus puede sobreestimular de tal manera su sistema inmune, liberándose tal cantidad de citoquinas inflamatorias, que hace que el propio sistema inmune ataque a los pulmones, liberándose líquido que inunda los alveolos y el paciente afectado se ahoga en sus propios fluidos”.

Este último aspecto, clarifica que la juventud y fortaleza física dejó de ser garantía tajante para no contraer un virus de este tipo. Algo que tiene claro Jorge Grosser, quien vivió de cerca un caso que remeció a al país deportivo cuando falleció Orlando Guaita, uno de los entrenadores de atletismo más importantes de la historia criolla.

“Fue en pleno Sudamericano de Chile en abril de 1974, donde Orlando era parte del comité organizador y jefe de la selección chilena, luego de retornar de su perfeccionamiento en Francia. El torneo tenía un marco de público tremendo, 50 mil personas por día en el Estadio Nacional. Recuerdo que ese día mi pupilo, Edmundo Warnke, que dos años después ganaría la maratón de San Silvestre, salió segundo en los 10 mil metros”, parte diciendo.

“Después de la carrera estuvimos ahí compartiendo todos, incluyendo Guaita que anda resfriado, pero quería terminar el Sudamericano para tomarse vacaciones. El tema es que estuvimos hasta cerca de las 10 de la noche, me bromeó porque mi atleta no pudo ganar y después dio instrucciones para el día siguiente, preparó la segunda jornada del torneo que era el día miércoles; nos dijo ‘chao chicos’ y se fue a la casa junto a su señora mientras nosotros nos fuimos al hotel. A eso de la una de la madrugada, me despiertan y me dan la noticia de que Orlando había fallecido, no lo podía creer. Fue justamente un virus que le provocó una bronquitis fulminante, tenía apenas 34 años, un hombre en su esplendor de vida y juventud”, agrega.

Daniel Camousseigt, también tiene una vivencia similar. “Tengo un caso muy patente que es el de Eleuterio Fassi, un argentino campeón sudamericano de salto alto, vecino mío en Santiago, mientras estudiaba en el Físico de la U de Chile. Contrajo una neumonitis por un resfriado mal cuidado, pero igual se fue a dar los controles de natación en diciembre, porque tenía que viajar a Argentina y no quería atrasarlo. Volvió por la tarde y en la noche se murió, así de rápido, con 32 años y una gran fortaleza física”, relata.

“Yo mismo -continúa- me resfrié en una ocasión, no me cuidé, porque no quería parar, era seleccionado chileno, salía a trotar y me dio una neumonitis que me tuvo con un pie adentro del cajón; tenía 34 años, entrenaba todos los días, me alimentaba súper bien y me dio esto que me tuvo una semana en cama sin poder moverme. El deportista tiende a sobre confiar en su inmunología, cuando debiese ser más cuidadoso que nadie en los periodos de más entrenamiento”, sentencia.

De ahí que para Gualberto Mesa, la suspensión de los Juegos Olímpicos en medio de la pandemia fue la mejor resolución, porque los deportistas hubiesen estado extremadamente expuestos al virus durante sus entrenamientos y en medio del campeonato. “Fue fantástico, liberó a todos los atletas del mundo de mucho estrés, la preparación no hubiese sido la más adecuada, porque estaban preocupados por el coronavirus y, más encima, tener que enfrentar unos JJ.OO., hubiese sido desastroso”, asevera.

A juicio de Mesa, “Japón lo tiene bastante controlado, porque tiene una disciplina milenaria, pero en otros países no sucede lo mismo, en Europa y EE.UU. está desatada la pandemia. Por eso, me alegro que hayan suspendido todos estos eventos deportivos por la seguridad de los deportistas, ya tendremos tiempo de ponernos al día. Los chicos están trabajando en sus casas, como la gran mayoría de los atletas en general, con un plan de mantenimiento, porque lo relevante es salvar vidas para que el deporte de elite siga después de esto”, concluye.

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