Valdivia, Mark, Millar, Villanueva y Bravo lideraban un equipo que arrasó en Collao, incluso ante el Brasil de Robinho. Suazo jamás jugó y perdieron el boleto en Viña.
“Que entre Valdivia”, gritaba la gente. Pero Juvenal Olmos es tozudo y no lo puso. Era 8 de enero de 2004 y Chile debutaba en Collao, por el Preolímpico Sub 23. Le tocaba en el Grupo de la Muerte, con el Brasil de Diego y Robinho, el Uruguay del “Pollo” Olivera y Juan Ramón Carrasco y el potente Paraguay. El estreno fue 3-0 ante los charrúas, a estadio lleno. La “Roja” arrasó en Concepción, pero se fue de acá y perdió toda su chispa. En la zona, dejó inolvidable recuerdo.
Chile entrenaba en Enap. Olmos no pudo contar con sus figuras del extranjero: Mauricio Pinilla, el “Mago” Jiménez y Sebastián Pardo. La gran estrella era José Luis Villanueva, el “Beckham Chileno”, un atacante de proyección insospechada. Había jugadores ligados a la zona, como Beausejour, el “Mago” y Luis Pedro Figueroa, de la UdeC de “Nano” Díaz. También el “Chino” Millar, del acero.
Los nacionales no eran candidatos, pero el 3-0 del debut les puso el cartel. Abrió la cuenta tempranito Mark González, aumentó el “Huevo” Soto y Villanueva cerró la goleada, con su recordado llanto después de marcar. Era emblema de este equipo donde Claudio Bravo era titular en el arco y Johnny Herrera su reserva. Una historia que se repetiría durante todas sus carreras.
Collao registró oficialmente 32 mil personas en el debut. De fondo, Brasil goleaba, de la mano de Robinho, que marcó en los tres primeros partidos. El Scratch practicaba en Las Higueras, con Álex y Rochemback en su plantilla. En el segundo partido, asomó un crack que haría historia: Maicon elude a medio equipo guaraní, desde mitad de cancha y marca el mejor gol del torneo. Máquina.
No había sopaipillas y se vendieron los sándwiches más caros de la historia. En ese contexto, Chile goleó a la Venezuela de Maldonado, Vizcarrondo y Mea Vitali. Fue 3-0, con dianas de Valdivia, Luis Pedro y Villanueva. Con menos gente en tribunas, todos guardándose para el duelo con Paraguay, con Zaracho como preparador de arqueros. Chile ganó 3- 2, nadie imaginó que su rival llegaría a los Juegos Olímpicos.
Chile remontó dos veces ante Paraguay, para ganarlo 3-2, con goles de Soto, Beausejour y Braulio Leal. El equipo titular también lo conformaban el buen “Firuláis” Contreras, Jorge Carrasco, Miguel Aceval, Ismael Fuentes, Miguel Riffo y Rubén Bascuñán, el que menos prosperó. También alternaba Fierro y, en el banco, un tal Humberto Suazo, que venía de batir todos los récords en San Luis, con 39 goles. Olmos no le tuvo fe. Tanto así, que en la fase final prefirió poner a Villanueva con cabestrillo en el brazo.
Para ganar el grupo bastaba un empate con Brasil y se consiguió gracias a un nuevo tanto de Beausejour, arremetiendo con la espalda. El DT brasileño Ricardo Gomes afirmaba que “Chile es el gran favorito. Nosotros debemos trabajar más”. Claudio Bravo sostenía entonces que “acá en Concepción siempre fuimos locales. Ahora tenemos que cerrar la clasificación en Viña”.
Pero la “Roja” que enamoró en suelo penquista de destiñó en la Quinta Región. Millar abrió la cuenta ante Paraguay, Villanueva jugó lesionado y Chile perdió en dos minutos, con goles de Bareiro y Figueredo. En los paraguayos también destacaban Barreto, Manzur y Aureliano Torres. Brasil ganó al equipo de Olmos por 3-1, con 10 jugadores por expulsión de Maicon, y con Aceval fallando un penal. Ahí se acabó todo.
En el aire siempre quedó la sensación de que Chile jamás debió moverse de Concepción. Muchos jugadores lo contaron así, años después. Pero también quedó flotando la idea de que aquí había una muy buena base, que con el tiempo terminaría siendo columna de esa generación dorada pulida por Bielsa. De aquí salieron Mark, Valdivia, Beausejour, Millar, Bravo y un Suazo, al que con los años le tuvieron mucha más fe. Sí, el equipo más importante de nuestro fútbol hizo sus primeras armas en Collao, hace 16 años y a estadio lleno.