Talento foráneo: El aporte de los extranjeros al fútbol joven en Chile

16 de Marzo 2020 | Publicado por: Paulo Inostroza
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Una docena de muchachos de otros países juegan en el fútbol formativo de Huachipato y la UdeC. Vienen con 17 y 18 años, de Venezuela, Colombia y hasta de Camerún. Una tendencia que va en alza, donde casi todos ya tienen su representante.

Hace unos años, cuando se hablaba de extranjeros en el fútbol, se entendía que sólo hacía referencia a cupos del plantel de honor. Hoy, los foráneos están llegando al Fútbol Joven de los clubes, retratando simplemente una realidad país, donde la presencia de colombianos, venezolanos y haitianos, entre otras nacionalidades, va en claro aumento. Son chicos de 18 años, algunos menores de edad. ¿Cómo llegan? ¿Qué esperanzas y problemas tienen para triunfar?

El Centro de Estudios del Deporte, de la Universidad de Neuchatel, analizó 147 ligas en el mundo y determinó que la chilena es la que alberga mayor cantidad de extranjeros en Sudamérica. Son 179 foráneos, de los cuales, 116 son argentinos. Como nunca, el 2019 hubo más venezolanos que uruguayos: 12 versus 9 en Primera. Obviamente, en Europa la realidad es distinta, por el sistema comunitario de cupos. Inglaterra, por ejemplo, tiene 728 extranjeros jugando en su liga. En Italia hay 636.

Y el 2019, en Chile, ya empezó a notarse la presencia de juveniles extranjeros. Cinco equipos utilizaron un Sub 20 proveniente de otro país en su once estelar, incluyendo al cubano César Munder (UC), el paraguayo Luis Riveros (UdeC) y el venezolano Danny Pérez (Huachipato). Este año, el acero sumó al ecuatoriano Denilson Ovando, de 18 años, que llegó y jugó la final del Sub 19. También tiene al boliviano John García, de 19 años, que llegó al club el 2017 y jugó la semana pasada ante Audax Italiano. La UdeC ya subió al primer equipo al colombiano Juan Patiño, de 19 años.

Y el nombre más curioso en el medio es el de Job Bogmis, quien llegó desde Camerún y debutó hace una semana en la serie Sub 19 de la UdeC. ¿cómo llegó desde tan lejos?

El Eto’o auricielo

Tiene 19 años y resalta en la práctica. No sólo por su color, Job toma la pelota, gira fácil y anota. Una, dos y hasta cuatro veces en el mismo “picado” de entrenamiento. “Me gusta Messi, porque hace goles, pero también es bueno asistiendo”. Se nota que es querido entre sus compañeros, de risa fácil. Se ve contento, aunque asume que “a veces me siento sólo. Extraño a los amigos, a mi madre”.

Pero no apareció sólo por Concepción. “Llegamos cuatro compañeros, pero yo quedé acá y ellos se fueron a Temuco. No fue nada fácil, sobre todo por el idioma, pero voy avanzando de a poquito. Camerún está muy lejos de Chile y cuesta entender por qué uno llega acá, pero tengo un representante en mi país que me dijo que este país estaba bueno, que hay muy buenas personas y que se valora al que corre y mete fuerza. Tengo muchos sueños”, apuntó.

De sus sueños, señala que “me gustaría jugar un día en Barcelona, ganar una Champions, jugar una Copa del Mundo. Son mis sueños. En Chile me han recibido bien, son lindas personas. A veces, voy en el bus, ando sin mucha plata y le digo al chofer si me ayuda, por favor. Me dicen que pase no más, que me vaya bien. Buenas personas”.

Vive con otros compañeros que vienen de afuera, su yunta es otro joven argentino. “En las vacaciones iré a ver a mis amigos de Temuco y está mi mamá que siempre me llama. Está en Suiza y quiere venir a verme. Estamos todos los días en redes sociales, tengo un hermano y dos hermanas, y con ellos estamos como tres horas en teléfono y videos. No me salgo nunca”.

Patrick Rojas es técnico del Fútbol Joven de la UdeC, trabajó en Colo Colo y cuenta que “hoy llega mucho extranjero, pero los que se quedan son porque tienen los méritos y mejoran la competencia. Algunos están por sobre nuestro nivel y obliga a que el chileno se desarrolle mejor. En la Sub 17 o 19 las oportunidades de entrar son escasas, porque muchas veces, gran parte del plantel viene de las series de más abajo, desde los 10 años. Los grupos se protegen de manera natural y la competencia siempre es una amenaza. Aquí nadie tiene obligación de poner más a un jugador porque venga de afuera, tiene que pelearla”.

Pero siente que hay un vacío que solucionar. “Ha llegado mucho venezolano, colombiano y algunos están llegando al país a los 12 años, por otro tipo de temas. Ellos se forman acá, tú los criaste futbolísticamente, pero cuando llegan al primer equipo no se les toma como un juvenil más, son extranjeros y tienen que usar un cupo, que a los 19 años es difícil de ganar o que un técnico pruebe con ellos, como con cualquier joven. Siempre los cupos de extranjero están llenos y cuesta que entren desde el Fútbol Joven, se les cierra una puerta y eso debería verse. Tienen pocas oportunidades”.

Sobre cómo llegan, comentó que “lo de Job, por ejemplo, es gestión de Carlos Pedemonte. Se contactaron con él, habló con su representante y esa vez llegaron creo que seis jugadores camerunenses. Sólo quedó Job. Hoy, el Fútbol Joven debe tener visión de esas cosas”.

Todos representados

La mayoría no llega así sin nada. Vienen recomendados, tienen representante y estos tienen contacto con ciertos clubes. Sugieren y los técnicos piden verlos, analizarlos en terreno.

Wilmer Guerrero viene de San Cristóbal, Venezuela, y juega en la series menores de la UdeC. “Llegué en junio 2018, por la situación del país, ahí me tuve que salir con mis papás. Gracias a Dios, ellos encontraron trabajo acá como a los tres días y yo sigo con mi sueño del fútbol, que es desde que chico, y hay que luchar por eso”.

Le gusta ponerse la “10” y advierte que “si uno viene de afuera tiene que sobresalir para demostrar que puedes ganarte un espacio. Hay muchos jóvenes que sueñan lo mismo que tú y la única forma de ser el que llegue es trabajando. En Chile me tratan muy bien, da gusto estar acá. Hace poquito me mudé con la familia, porque antes estaba en la pensión. Ahí todo muy buena onda, se molesta mucho, harta risa”.

Se le nota con mucha personalidad y ganas. Afirma que “soy creativo, fanático de Maradona e Iniesta. El nivel del fútbol chileno es bueno, un campeonato importante, aunque de Concepción todavía conozco poco, he dado vueltas sólo por el centro de la ciudad. Creo que con la llegada de gente desde afuera ganamos todos, porque el chileno también aprende de otras culturas, otras experiencias y uno viene con mucha energía y ganas de aportar”.

Leandro Cerda, en tanto, viene de Neuquén. El argentino cuenta que “el 2018 estuve en Boca y de pronto surgió lo de la UdeC. Tengo un representante, me llamó y habló de Chile, que algo sabía del torneo, pero antes de venir me puse a investigar más por Internet. Dejé a mi familia a los 15, para salir de mi ciudad a Boca Juniors. Acá me tratan bien, los chicos me integran y me dicen el Che, argentino y se bromea mucho”.

De sus expectativas, indicó que “me gustan Pavón, Sterling, ese tipo de jugadores rápidos que desequilibran. Mi sueño es llegar a Primera y sacar a mi familia adelante, porque ellos me apoyan de chico. Desde que llegaron a hacer pruebas a mi ciudad, me entendieron cuando salí a Buenos Aires. En la pensión comemos juntos y estoy con los extranjeros, con Job, los colombianos y otros muchachos de Santiago. Soy guía de Job, para que se dé más, y ahí la está remando con el español”.

Probando suerte

Huachipato es uno de los clubes que trae extranjeros con cierto renombre, con selecciones en el cuerpo. El caso emblemático es Yeferson Soteldo, que llegó a los 19 años y ese mismo año jugó el Mundial Sub 20 en Corea. Luego fue vendido a la “U”, Santos y hoy está tasado en 20 millones de dólares. Hoy, en series menores tiene ecuatorianos, colombianos y bolivianos.

En el CAP, cuatro colombianos salen de la práctica Sub 19, justo antes del viaje a Rancagua. Están a prueba, quieren quedarse en Chile sí o sí. Uno de ellos es Duvan Balanta, que viene de Cauca a buscar una oportunidad. “Creo que el colombiano tiene personalidad, pero también humildad y se adapta rápido a todo, más allá del clima. Vine con tres compañeros esperando entrar a Huachipato. Nos trajo un representante. Tengo 18 años y la otra semana ya se definirá quiénes quedamos”.

Cuenta que “soy volante o lateral y sé que no estará fácil. No pensé que acá venía tanto extranjero. Me dije ‘vamos a ser los únicos nichecitos de color’, pero ya veo que no. Los compañeros te tratan bien y es bacán lo que está pasando en Chile, donde se están abriendo puertas y muchos quieren venir. Te miran bien, te tratan bien. Ahora estoy en la Casa Hogar, con la señora Jessi, que cocina bien rico”.

Dice que le gustan Iniesta y Xabi Alonso. “Son los cracks del medio. También Cuadrado”. Analiza que “en Colombia se juega de otra manera y uno se adapta, lo lindo es que el fútbol chileno es bien mirado desde afuera. Fui a ver a Huachipato en su estadio y sueño estar ahí”. Le brillan los ojos, siente que su felicidad puede estar acá. Y así siguen llegando, soñando, trabajando. Las puertas se siguen abriendo.