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Melita Stotz, voleibolista: Una historia de remaches que se quiere seguir escribiendo

Durante más de una década estuvo en el CDA, y también defendió a la UdeC en la Liga A1. Por trabajo se mudó a Coyhaique, donde sigue entrenando con la ilusión de volver a competir en un deporte al que llegó, según dijo, porque le planteó un desafío.

Por: Ricardo Cárcamo 09 de Marzo 2020
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Para Melita Stotz, entrenar vóleibol con nieve fuera del gimnasio y mucho más frío que en Concepción, sin duda, era algo novedoso. Con más de una década jugando por el Deportivo Alemán, y también defendiendo a la UdeC en la Liga A1, esta psicóloga lleva cerca de cinco años instalada en Coyhaique. Y es que, aunque esté retirada de la actividad más competitiva, el “bichito” del deporte sigue ahí.

“Partí en el colegio, como en Quinto Básico. De un momento a otro, empecé a crecer (ríe), a hacerme muy alta y cuando estaba en Séptimo, si mal no recuerdo, me invitaron a entrenar al Deportivo Alemán. Cuando ingresé al CDA, había jugado mi primer nacional mini en esa época, que era categoría Sub 14. Eso fue en Séptimo, y en Octavo ya estaba competitiva, entrenando para los Juegos de la Araucanía, me había ido a probar a la selección”, contó sobre sus comienzos.

Sobre qué le llamó la atención del vóleibol, aseguró que “lo encontraba difícil. En general, los deportes de balón se me daban muy fáciles, pero el vóley sentía que tenía que entrenar mucho, esforzarme mucho, porque no era tan simple como se veía. Quería desafiarme”.

Estudiando en el bus

Melita fue parte del Deportivo Alemán desde los 13 a los 25 años, hasta que se fue de Concepción. Como estudió Psicología en la UdeC, disputó la Liga A1 con el Campanil. “Creo que fue cuando estaba en segundo año de la universidad. En esa época, entré a estudiar con beca deportiva, pero estaba federada por el CDA, entonces jugaba por los dos equipos. Organizaba mis horarios para poder estar en ambos”.

En ese sentido, agregó que “complementar los estudios con el deporte no se me hizo tan complicado, porque en el colegio ya había lidiado con eso. Entonces, estaba acostumbrada a hablar con los profesores, tener que cambiar pruebas, leer en el bus. Por eso, no se me hizo tan complejo”.

De su época competitiva, indicó que “fuerte fuerte, fue del año 2008 al 2015. Después, postulé a un trabajo y me vine a vivir a Coyhaique, Región de Aysén. He jugado vóley acá, pero no al nivel que estaba en Concepción. Es más recreativo, para mantener el estado físico (…) Igual acá entreno con la selección Sub 19, y en 2018 viajé a los Juegos de la Araucanía como asistente. He tratado de meterme en el mundo competitivo, pero desde otro lado”.

Respecto a traspasar sus vivencias y conocimientos, aseguró que “ha sido interesante. Nunca me lo esperé, no es algo para lo que me proyectara. De hecho, todavía quiero jugar vóley (ríe), tengo ganas de seguir compitiendo, pero ha sido entretenido, una linda experiencia”.

Consultada por la competencia que existe en Coyhaique, comentó que “en el mismo lugar donde voy a entrenar, el técnico es muy motivado y hace hartos campeonatos, hay hartos equipos adultos. De hecho, yo tengo uno de exjugadoras que llegamos acá y estamos buscando dónde jugar. Se llama Provolley”.

Al momento de definirse como jugadora, dijo que “en lo positivo, vibraba mucho con el deporte, y lo podía proyectar a mis compañeras. La motivación, seguir adelante, persistir, no echarnos para abajo. Eso creo que era lo que más me destacaba como jugadora, más allá de lo técnico, lo físico. Y algo para mejorar, es que soy muy testaruda (ríe). Mi entrenador Jorge Facchini (DT del CDA) pasó hartas rabias conmigo (ríe de nuevo)”.

Más juego

En Coyhaique, Melita es parte de la fundación educativa Enseña Chile. “Trabajamos con profesores insertos en contextos de alta vulnerabilidad, ayudarlos a que desarrollen mejor sus clases. De momento, me proyecto seguir acá”, señaló.

Con su experiencia, también analizó el momento actual del vóleibol en relación a su época de jugadora más competitiva. “Antes, pasaba harto que había periodos largos sin campeonatos. Eso ocurría sobre todo el primer semestre, que eran muy lentos competitivamente hablando. Al final, las pretemporadas eran súper largas, entrenábamos pensando en el campeonato que se venía en junio…Cuando estaba en el colegio, el foco central eran los Juegos de la Araucanía, y en la universidad en la Liga A1, y ambas se centraban en el segundo semestre”.

Al respecto, agregó que “encuentro que ahora hay harta competencia, por lo que me he ido informando. Igual, uno siempre quiere más, porque para mí el roce te hace mejor jugador. Claramente, al voleibolista no le importa dedicar un fin de semana completo al deporte. Eso te hace crecer, pasarlo bien igual”.

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