Los deportes de contacto y su lucha por minimizar las lesiones cerebrales

02 de Marzo 2020 | Publicado por: Ricardo Cárcamo
Fotografía: Lukas Jara M.

Estudios demuestran que para quienes los practican, los riesgos de contraer males asociados suben de forma exponencial. Las federaciones de fútbol de Inglaterra, Escocia e Irlanda prohibieron los cabezazos en entrenamientos de menores de 12 años. En Estados Unidos, mientras las protecciones, protocolos y reglas del fútbol americano cambian constantemente para evitar los golpes fuertes.

La investigación del doctor nigeriano Bennet Omalu dejó patente algo que hace mucho tiempo se sabía, pero que nadie se hacía cargo. El profesional, cuya labor fue llevada al cine en la película “Concussion”, examinó en 2002 el cadáver de Mike Webster, una leyenda de fútbol americano que falleció repentinamente a los 50 años, y comprobó que tenía encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés). Una condición degenerativa que, por lo general, no afecta a personas a tan corta edad como ocurrió en el caso de Webster.

Así, Omalu estableció, tras estudiar más casos, que la práctica del fútbol americano aumentaba exponencialmente el riesgo de CTE. Y luego, más investigaciones, tanto de profesionales como de asociaciones de algunos deportes, confirmaron que las disciplinas de contacto implican mayores posibilidades de condiciones degenerativas para quienes los practican.

Según datos de la Rugby Football Union, las conmociones cerebrales son la lesión más frecuente en este deporte, con 5,1 casos por cada 1.000 horas de rugby. Además, los jugadores actuales pesan de media 7,2 kilos más que hace 20 años, lo que implica que la fuerza de las colisiones pueda llegar a ser equivalente a la que experimenta el cuerpo en un accidente de automóvil.

Un estudio publicado en el Journal of American Medical Association, en 2017, ha encontrado lesiones cerebrales en 110 de 111 cerebros donados por ex jugadores de la NFL, la liga profesional de fútbol americano estadounidense. La investigación examinó 202 cerebros de personas fallecidas después de los 60 años, que jugaron en alguna categoría de esta disciplina, desde el colegio hasta la NFL. El CTE está presente en el 87% (177). Entre los que llegaron a profesionales, la proporción supera el 99%.

El neuropatólogo de la Universidad de Glasgow, Willie Stewart, realizó el mayor estudio científico sobre secuelas del fútbol en el cerebro de los jugadores. Y las conclusiones, dadas a conocer en 2019, indicaron que los futbolistas tienen más del triple de posibilidades que el resto de las personas de que la principal causa de su muerte sea una enfermedad degenerativa.

Investigación, apoyada por la Federación Inglesa de Fútbol y del Sindicato de Jugadores, encontró que tras ser profesional se tienen cinco veces más posibilidades de padecer Alzheimer, cuatro más de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y el doble de sufrir Parkinson. El equipo de Stewart usó datos médicos de 7.676 futbolistas escoceses nacidos entre 1900 y 1976 y los comparó con 23.028 personas de características similares en cuanto a sexo, edad y grado de privaciones sociales.

“Las conclusiones revelan la conexión entre participar en un deporte de contacto como el fútbol y el riesgo de deterioro cognitivo. La pregunta es por qué, y la mejor explicación que tenemos, después del estudio y otras investigaciones, es la exposición a lesiones y golpes en la cabeza. Ahora queremos ver si encontramos más pruebas del peligro que suponen los golpes en la cabeza, por ejemplo, comparando entre delanteros y defensas. Por ahora, los datos sugieren que los jugadores de campo tienen un riesgo mayor que los arqueros”, expresó Stewart en nota publicada por La Nación de Argentina.

Antecedentes que también llevaron, recientemente, a las federaciones de Inglaterra, Escocia e Irlanda a prohibir los cabezazos en los entrenamientos de menores de 12 años. Una decisión que cuenta con el apoyo médico de la Uefa, y además, Mark Bullingham (director ejecutivo de la asociación de fútbol británico), agregó que otra medida será tener un balón más adaptado y que esté menos inflado, de acuerdo a las exigencias reglamentarias.

Más protección, menos riesgo

Sin dudas, uno de los deportes que ha estado en más tela de juicio es el fútbol americano. Una disciplina que a nivel regional tiene a uno de los mejores equipos del país, como es Treiles. Uno de sus jugadores, Eliel Aravena, se refirió a cómo se tratan de minimizar los peligros.

“En el fútbol americano, se ocupan cuatro elementos básicos de protección: el casco, las hombreras, los pants o protecciones de piernas, y el protector bucal. El casco ha ido evolucionando a lo largo de los años, en un principio este deporte se jugaba sin él, igual que el rugby, sin protecciones. En sus primeros años, hubo muchos muertos, e incluso se pensó en terminar con el deporte por lo mismo, pero se optó por introducir elementos para cuidar a los jugadores”, dijo.

Al respecto, agregó que “se partió con cascos de cuero, y luego se evolucionó a los tipos moto. Los que se han creado últimamente tienen espuma, un tipo de bolsa de aire en su interior. Y el más reciente que ha aprobado la NFLpa, que es la unión de jugadores, es un modelo llamado Viz. Contiene en su interior cientos de micro pistones, que ayuda a absorber los golpes. También es deformable en caso de impacto. La liga y quienes están asociados al deporte cada vez hacen más estudios y toman medidas”.

Aravena aseguró que las reglas se modifican constantemente, con el fin de resguardar lo más posible a los jugadores. “El tackleo legal se establece debajo del cuello y sobre la rodilla. El año pasado hubo un cambio a la regla para cuidar más al jugador, con la norma del ‘lado ciego’: cuando tú estabas defendiendo el balón, alguien venía a tratar de atrapar al porta balón de tu equipo, lo que hacía era perseguirlo, y tus ojos están puestos en quien lleve la pelota, lo que hace que se produzca un punto ciego. Antes, era legal atacar ese punto, y recibir un golpe por el costado. Eso se modificó para proteger al jugador, y ya no se puede golpear a alguien que no te está viendo (…) Existen protocolos muy trabajados, sobre todo después de la investigación del doctor Omalu, respecto a la conmoción. Están penalizados severamente los golpes en la cabeza, que hoy provocan la expulsión del jugador y multas en dinero si se trata de la NFL”.

El integrante de Treiles señaló que a nivel nacional las medidas son igual de estrictas. “Se ocupa el mejor equipamiento que uno pueda conseguir, y estamos una generación más atrás de la última que se ocupa en la NFL. En las reglas, vamos a la vanguardia: cualquier cambio se aplica de forma inmediata y nos regimos por la Ncaa, que es la asociación de atletas universitarios de Estados Unidos. Los árbitros informan al momento cuando hay alguna modificación, cómo se va a incorporar y las sanciones que tendrá”.

El propio Aravena comprobó en carne propia lo estricto de los procedimientos. “El año pasado, me golpearon a la altura del mentón en una jugada… Cada equipo tiene que llevar personal médico de apoyo, está dentro de lo estipulado… Se me aisló, se me hizo la prueba correspondiente y no me dejaron volver a la cancha, y debí ir a un recinto asistencial. Aunque hubiese querido regresar, no me lo hubieran permitido”.

Ilustraciones: Andrés Oreña P.

La visión del rugby

Daniel Romo, entrenador de Old John’s, comentó que “si bien en el rugby toda acción que comprenda el golpe de un jugador a otro en la cabeza está sancionado, y severamente, a veces ocurre. Además, hay un protocolo súper riguroso respecto a las conmociones cerebrales. Si un jugador recibe un golpe en la cabeza debe ser evaluado, y si no puede continuar debe ser sustituido. El referí es el encargado de hacer que el juego ocurra, y dentro de su rol, en el tema de la seguridad, debe velar por eso. Si ve que hay un jugador que recibe un golpe fuerte, puede detener el juego, llamar al paramédico y activar este protocolo”.

Axel Scheel, jugador del elenco inglés, indicó que “en todos los deportes de contacto existe el riesgo de sufrir lesiones cerebrales. En el rugby se han tomado cada vez más precauciones para que esto no suceda. Las jugadas con contacto sobre el nivel de los hombros o directo en la cabeza son penalizadas con tarjeta roja, van aumentando las sanciones. También los contactos en el aire, para evitar caídas peligrosas. Hay que tratar de cuidarse uno mismo e igual a los pares, no ir con mala intención”.

Ambos aseguraron que, a nivel organizacional, existe preocupación por cuidar a sus protagonistas. “En este momento, creo que se han tomado las medidas necesarias, se cuida mucho al jugador y que el deporte sea lo más limpio posible”, comentó Scheel. Al respecto, Romo agregó que “en el área que más conozco, me consta que Chile Rugby, a través de sus distintas asociaciones, promueven cursos de primeros auxilios, y una de las temáticas que se conversa en profundidad es la conmoción cerebral. En el mundo del rugby, hay mucha conciencia, está regulado para evitar el juego sucio, y los técnicos tenemos la responsabilidad de enseñar cómo se debe hacer un tackle, que es la acción más propensa a producir golpes más fuertes”.

Alto peligro

Nicole Careaga, académica de Kinesiología y coordinadora de Simulación Clínica de la USS, comentó que “los deportes de contacto, por ejemplo, fútbol, rugby, hockey, generan colisiones de alta velocidad y presentan las tasas más elevadas de daño cerebral. Casi el 20% de sus participantes tiene una conmoción cerebral en el transcurso de una temporada”.

En ese sentido, agregó que “los deportistas están continuamente en riesgo de sufrir una conmoción cerebral. Por lo tanto, las lesiones repetitivas son más probables. Estos son particularmente susceptibles si se produce otro traumatismo craneal antes de que la persona se haya recuperado completamente de una conmoción cerebral anterior. Incluso después de la recuperación, los deportistas que siguen su actividad tienen de 2 a 4 veces más probabilidades de tener otra conmoción cerebral que si nunca hubiesen tenido una”.

Para minimizar los riesgos, Careaga indicó que “se deben utilizar elementos como casco de protección. Este debe ser adecuado para el deporte, que proteja la cara y la caja craneal de los golpes. Es importante tener en cuenta el grosor del relleno del casco para que logre absorber los impactos en el cráneo, además de evitar golpes a nivel cervical y de cabeza a cualquier edad, pero principalmente en menores de 15 años. Si existe un episodio de golpe en la región cervical o cabeza, detener el entrenamiento o competencia y acudir de inmediato al médico”.