Habló de sus inicios detrás de Gioino, las “Cuatro Emes” de Salah, su paso por Colo Colo y eligió sus mejores partidos, dianas y su delantera ideal entre tanto compañero que lo acompañó en esta carrera.
Fue goleador del torneo mexicano, el chileno y campeón en ambos países. Héctor Mancilla marcó 226 goles desde que arrancó en Huachipato y este sábado 19 tendrá su despedida en el estadio CAP, en un partido lleno de estrellas y amigos.
“Mancigol” recuerda que “era chico cuando me fui de Purranque a Malleco, el ‘99, cuando algunos equipos de Primera tenían filiales en Tercera. Jugamos contra ese Colo Colo y Huachipato, anduve bien y me vio el ‘profe’ Yuri Fernández. Tenía 18, llegué al equipo de Tercera y a los pocos días Pedemonte me subió al primer equipo”.
De esos primeros años cuenta que “estaban Gioino, Salgado, el uruguayo Suárez. Era un tremendo plantel, con ‘Mágico’ Ceballos, Umaña, López… Era chico y miraba harto cómo se movía Gioino. Bueno, en ese tiempo estaban Salas y Zamorano como referentes y todos queríamos ser delanteros, meter goles. Antes de llegar a Malleco yo era volante ofensivo y el profe Esaú Bravo me hizo delantero”.
Y le costó destaparse. “No era citado, de repente jugaba algunos minutos. El 2003 se fue Gioino a Católica y ahí agarré camiseta. Llevaron un delantero para suplir a Sergio, pero Garré me dio confianza y con mi rendimiento lo convencí. Garré era mañoso, ordenaba harto la defensa, pero nos daba mucha libertad arriba a Millar, Bongioani y a mí. Los tres hacíamos daño y atrás nos hacían pocos goles. Me habría gustado que viniera el ‘Chino’ a mi despedida, pero está jugando en México. ‘Bongio’ viene y siempre nos llevábamos muy bien”, apuntó.
El 2004 vino la explosión con Salah y repasa que “las Cuatro Emes fue un grupo que nos marcó mucho. Se fue ‘Bongio’ y llegaron ‘Pinino’ (Mas) y Rodolfo (Moya), que lo trajo el ‘profe’ Arturo (Salah). Esa cuarteta era letal. Estuvimos a punto de llegar a esa final donde nos eliminó Coquimbo y todavía tengo esa espinita clavada.
Ese equipo estaba para campeón. El 2005 yo estaba en un gran momento y mi peak fue en ese 4-0 a Colo Colo en playoff, donde después les hice el 1-0 en la vuelta. Justo después de esa temporada me fui a Colo Colo”.
Ahí estuvo con Vidal, Sánchez, Valdivia. Borghi usaba un “9” y ese era Suazo. “Jugué 17 partidos y la mitad fue saliendo de la banca. Hice 12 goles en un equipo que marcó época, uno de los mejores planteles de Chile, que ganaba caminando. Fue un lujo compartir con todo ese grupo y me fui contento. Fue un trampolín a México. Era un tiempo donde llevar un delantero chileno era irse a la segura, por lo que hicieron ‘Pato’ Galaz, ‘Chamagol’, andaba bien el Pony Ruiz. Llegué y había mucha expectativa”.
Mancilla respira y narra que “fueron 226 goles… Más en México que en Chile. Cuando pienso eso, me digo “chuta, no es menor lo que hice”. Creo que mi fuerte siempre fue la frialdad para definir y estar siempre en el momento preciso. Hice goles de todo tipo. Siempre dicen que era un cazagoles, pero hice golazos, otros empujándola abajo del arco y hasta uno de espalda. En Toluca, contra América, un compañero remató de fuera del área, la esquivé, me rebotó en la espalda y le hice tremendo ‘globito’ al ‘Memo’ Ochoa”.
Y empezamos a pimponear con el goleador. “¿Un golazo? Uno de zurda, de fuera del área, que la metí al ángulo. Estaba en Tigres y fue contra mi ex equipo Toluca. ¿Un partidazo? Tigres contra Pachuca, ganamos 5-1 y metí tres”, contestó.
¿Y si tuviera que armar una delantera con los mejores compañeros de ataque que tuvo? Mancilla la piensa y responde que “Lucas Lobos de Tigres y Antonio Naelson Zinha, ese era un jugadorazo… Me dejaba solo. Nos entendíamos muy bien, fuimos campeones en Toluca y yo goleador. Damián Álvarez era otro jugadorazo. Lucas, además, es uno de mis grandes amigos”.
¿Y el defensa más difícil que enfrentó? “El ‘Pampa’ Romero, de Morelia, era muy jodido. Paulo da Silva, que después fue mi compañero. Eran durísimos”, aseguró.
De su retiro, señaló que “vine a Chile hace un año y medio y mis amigos me decían que no me retirara. Tenía 37. Por la edad era complicado encontrar club, pero me habría gustado jugar un par de años más. Me imagino esta despedida como cuando volví el 2015 y la gente me recibió con mucho cariño. No siempre se hacen despedidas así en Huachipato y es un orgullo. Es mi casa”.