Durante este año Toyota presentó en Chile la quinta generación de su exitoso crossover en Chile. El Rav4 tuvo un alza importante en términos de la calidad de sus materiales y el cambio en su diseño, manteniendo sus principales características como la gran habitabilidad, la fiabilidad que entrega la marca japonesa y un alto nivel de equipamiento.
En esta oportunidad, pusimos a prueba la mejor de las 10 versiones que tendrá en el mercado nacional la nueva generación del modelo, la versión híbrida que además de ponerse a tono con los cambios que se vienen en términos ecológicos de la industria automotriz, es la más potente de todas con un motor 2.5 litros que gracias a un motor eléctrico integrado en el diferencial trasero, le permite alcanzar 219 HP y 221 Nm de torque. Esto relacionado al modelo de tracción integral.
Con dos sistemas disponibles (E-Four y E-LSD), la ayuda del motor eléctrico se utiliza en las marchas más bajas, lo que permite que el auto tenga un gran torque ahorrando combustible en todo momento. A esto suma una caja CVT de 6 velocidades que también aporta a un mejor rendimiento.
Para nuestra prueba, pudimos alcanzar 17 km/lt en ciudad, consumo más que importante tomando en cuenta lo congestionadas que están las calles en Chile, y en carretera también anduvimos cerca de ese número, aunque los números del 3CV son más altos, lo que indica que el rendimiento puede ser mejor.
La aceleración del motor es firme. Los tres modos de manejo disponibles, ECO, Normal y Sport, con muchas diferencias de comportamiento entre ellos. En el ECO más allá de una baja de potencia evidente, no es restrictivo ya que cuando necesita más potencia para una salida rápida, de igual forma el motor a gasolina responde rápido.
Al momento de conducirlo, existen algunas asistencias que son más sensibles que en otros modelos de este tipo, como la alerta de cambio de carril o el control de estabilidad, que generan un estado de extrema precaución muchas veces y que necesita un periodo de acostumbramiento del conductor.
Otro de los cambios positivos es la suspensión Multilink en el eje trasero, que ayuda a que el auto gane en aplomo y estabilidad, y que además mejora de sobremanera el andar suave copiando de gran forma las irregularidades de las calles de las ciudades chilenas.
La mejora en la calidad de los materiales y equipamiento de la nueva RAV4 es evidente, y justifica el alza en su precio respecto a sus versiones anteriores.
Montado en la plataforma TNG-A, la misma que utiliza Toyota para el Prius, Corolla y Camry, un 57% más rígida y que está diseñada especialmente para las versiones híbridas como la que tuvimos la opción de probar.
El diseño se ve con detalles más rectos que sus versiones anteriores, entre los que destacan los focos en los paneles y un frontal más recto, un capot más elevado, guardafangos cuadrados, una zaga más vertical, un enfoque diferente en el spoiler para darle un aire más deportivo. Todos aspectos que ayudan a un look más robusto.
En lo que respecta a sus dimensiones, es 5mm más corto (4.60 metros), su distancia entre ejes aumentó 30mm (2.69 metros), mantiene el alto, aumentó levemente el ancho en 10mm (1.86 metros) y tiene un despeje de 19 centímetros. Su tamaño permite aumentar la capacidad de carga a 580 litros, con doble fondo.
En los materiales hay un alza significativa, con cuero y superficies muy suaves al tacto, y perillas de muy fácil uso y de ubicación instintiva.
De serie posee 7 airbags y algunas asistencias importantes como de partida en pendiente y control de estabilidad. El equipamiento de esta tope de línea híbrida suma también encendido por botón y acceso keyless, sensor de lluvia, asientos de cuero calefaccionados con ajuste eléctrico para el conductor, climatizador dual, techo panorámico, cinco puertos USB, un sistema multimedia de fábrica, con panel táctil de 7”, 6 parlantes y Miracast.
Junto con ello, cuenta con el paquete Safety Sense de Toyota, que incluye luces altas automáticas, asistente de frenado automático, control crucero adaptativo y asistente de mantenimiento de carril.