Ciudad está lista para recibir a los chilenos, que más de algún problema han tenido para viajar. Entre ellos, la gran distancia con Sao Paulo, donde fue el estreno.
Si en Sao Paulo cada un par de cuadras se escuchaba el clásico “ce ache i”, en Salvador de Bahía no hay nada de eso. Por ahora, por lo menos. La ciudad donde Chile jugará mañana ante Ecuador lució nubes grises y negras toda la jornada de ayer, aunque la amenaza de lluvia sólo quedó en eso. Muy pocos chilenos por las calles de un pintoresco y acogedor lugar, que se explica claramente por dos temas.
El primero, la lejanía de Salvador con Sao Paulo. En avión el trayecto dura poco más de dos horas, pero en auto la distancia es enorme. Son 1.496 kilómetros, casi como viajar desde Concepción a Antofagasta. Y aquello parece un detalle, cuando hubo cientos de hinchas de la “Roja” que se enteraron en pleno aeropuerto de Guarulhos que la línea aérea en la que viajaban, Avianca, se declaró en quiebra. Un lío que tiene a varios muy urgidos buscando alternativas y a otros arriba de un bus viajando durante un día y medio.
¿Y ecuatorianos? Muy, pero muy pocos. Contados con los dedos de una mano. Contrario a lo que se pudiese pensar en la previa del Chile–Ecuador y sólo dos días después que Brasil igualara ante Venezuela, la mayoría de los hinchas en Salvador de Bahía son colombianos. Los cafeteros debutaron acá ante Argentina y, pese a jugar ante Qatar ayer en Morumbí, cerrarán la fase de grupos ante Paraguay en el mismo Arena Fonte Nova donde superaron 2-0 a la albiceleste.
Así han tildado muchos brasileños la actual Copa América. Y no por el desempeño de su selección, sino que por el poco interés en las tribunas. La entrada más barata, en promedio, para un partido de fase de grupos, cuesta 120 reales. O sea, unos 22 mil pesos. Quizás para nosotros es un valor acorde, pero los brasileños acostumbran a pagar alrededor de 2 o 3 mil pesos por una buena ubicación para cualquier partido del Brasileirao o torneos estaduales. Por lo mismo, en Sao Paulo para el 4-0 sobre Japón, de los más de 23 mil espectadores controlados, unos 18 mil eran chilenos. El porcentaje restante se dividió entre japoneses, turistas y algunos brasileños. Morumbí se veía muy vacío, ya que su capacidad es para casi 67 mil hinchas.
La “Roja” igual será local mañana ante Ecuador en el tremendo Arena Fonte Nova, pero el estadio no estará lleno. Y la crítica brasileña no es antojadiza. Los datos que publicó el diario O’Globo, indican que, en la actual fase de grupos, la tasa de ocupación de los estadios ha sido sólo de un 41,3%, muy lejos del 83% que tuvo la Copa América de Argentina en 2011 y la edición que recibió Chile en 2015, con un 75,4%. ¿Bajará el precio de las entradas? Difícil. Es lo que la gente pide, pero con el torneo en marcha y con muchos tickets ya comprados, se ve prácticamente imposible.
Por mientras, los fanáticos chilenos que están en Salvador, aprovecharon ayer de recorrer la extensa playa de Amaralina, tomarse fotos en Farol da Barra y caminar por Pelourinho, pleno casco histórico de la ciudad. ¿El clima? Grato, pese al intenso viento, que ayuda a que los 27 grados de máxima que hubo, ni se sientan.