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Una fiesta antes del debut de Chile ante Japón: la otra cara de Sao Paulo

Por: Carlos Campos 17 de Junio 2019
Fotografía: Carlos Campos A.

Imagínese el sambódromo de Río de Janeiro, pero lleno de gente común y corriente y no de bailarinas. Así luce cada domingo desde 7 am hasta 16 horas la avenida Paulista, ubicada en pleno corazón de Sao Paulo. Es como la Alameda en Santiago o Los Carrera u O’Higgins para Concepción, aunque acá las veredas no están rotas, las calles son más limpias y el comercio está abierto a toda hora.

La avenida, con alrededor de 3 kilómetros de longitud, se cierra a los vehículos y la locomoción para abrirse a la comunidad. Y se agradece. Por ahí desfilan familias completas, mascotas, ciclistas, skaters y otros en scooter. Cada dos cuadras hay grupos bailando con música en vivo. Se escucha samba, electrónica, tropical. También hay batucadas, grupos alabando a Jesús, otros incentivando el reciclaje y la adopción de perros. La iniciativa lleva un buen tiempo y es exitosa, ya que muchísima gente se vuelca a las calles y la fiesta se vive allí. Deben ser miles. Y por ahí, entre la multitud, se mezclaron ayer camisetas de la “Roja” junto a unas pocas de Colo Colo, U. de Chile e incluso un par de Iquique, UC y Magallanes.

Pero, ¿por qué se agradece algo así? Sao Paulo tiene casi 13 millones de habitantes. Más simple, es dos veces Santiago y un poco más grande incluso. La congestión vehicular es enorme y pese a la gran cantidad de ciclovías, la ciudad está colapsada. Por lo mismo no es raro ver y escuchar transitar durante toda la jornada a muchos helicópteros. Así se trasladan muchos brasileños de un lugar a otro, como quien toma la Nueva Sol Yet o Flota Centauro en Concepción. Claramente, eso sí, los precios son diametralmente opuestos y sólo puede volar quien cuenta con los recursos económicos.

Y como en Brasil el día dura poco y alrededor de las 17 horas ya está oscureciendo, hay que moverse rápido. Los chilenos lo saben y se trasladaron en buen número al estadio Paulo Machado, más conocido como Pacaembú. Allí está el Museo del Fútbol, un espacio que reúne la historia de la selección local, una colección de fotografías, zapatos, un recorrido por la cancha, entre otras cosas típicas de un museo. A su lado hay una tienda de souvenirs para el turismo, que casi por inercia invita a gastar reales y volver con algún recuerdo a Chile. La “Marea Roja” está repartida por la ciudad. Algunos caminan por el centro, mientras otros hacían largas filas para retirar las entradas de cara al partido de hoy. Otros ni siquiera han llegado, pero seguramente la sana disputa en las tribunas esta tarde en Morumbí será intensa. Los japoneses se instalaron en Brasil, sorpresivamente, con gran cantidad de medios de comunicación también. Autogolazo de la organización, eso sí, ya que casi todos los encargados de recibir, atender e interactuar con la prensa, sólo hablan español. ¿No se podía preparar a un grupo para que, por lo menos, hablaran inglés? Los sudamericanos nos defendemos con el famoso “portuñol”, pero son muchos los nipones que se demoran más de lo normal en un pequeño trámite.

Así está Sao Paulo a la espera del debut de la “Roja”. La humedad se aguanta y promedia entre un 30% y 50%, ni cerca del sofocante 97% que había en Río de Janeiro. A la hora del partido mañana se pronostican 20 grados, temperatura más que grata. Los hinchas ya llegaron y otros se terminan de instalar, sólo falta que Chile les regale un triunfo.

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