Estos fueron los mejores para armar el Once Ideal de la Región del Bío Bío
05 de Diciembre 2018 | Publicado por: Paulo Inostroza
La sección Deportes seleccionó a los que sobresalieron este 2018, con la UdeC como protagonista, al igual que los delanteros de Huachipato y un par de figuras de D. Concepción.
Cristián Muñoz: jugó todos los partidos del año y fue el segundo arquero que menos goles recibió en el torneo. Con 41 años se repuso a un negro inicio en Copa Libertadores, para completar otra temporada de altísimo nivel. El “Tigre” siempre ha dicho que se retirará cuando no pueda destacar. Bueno, está claro que le queda para rato.
Valber Huerta: jugó 27 encuentros, marcó un gol y se ganó un llamado a la selección chilena de Reinaldo Rueda. A sus 25 años, el defensor que pasó por la “U” y Colo Colo parece explotar definitivamente y mucho de eso tiene que ver con la gran dupla que formó con el argentino Pereyra. El pilar de la retaguardia acerera.
Gustavo Mencia: cuesta decir si es mejor Vittor o Mencia. Y debe ser porque juntos se complementan demasiado bien. El paraguayo es regularidad a toda prueba y sólo se perdió un partido en la campaña, por tarjeta roja. Atrás mostró lo de siempre: orden, presencia, buen anticipo, juego aéreo y ganas, de esas que contagian.
Sergio Vittor: el crack de la zaga y no por nada se lo pelean desde Santiago y Argentina. El “Chino” llegó calladito y rápidamente marcó presencia con su fiereza y porque se notaba que estaba para partidos y cosas importantes. Jugó 24 partidos, marcó dos veces y recibió una tarjeta roja.
Alejandro Camargo: alguna vez fue un tímido, pero correctísimo volante, con camiseta de Lota. Hoy es respetado en el medio y el corazón de un equipo que lo echa de menos cuando no está. Además, tiene presencia ofensiva constante. El “Pelado” cumplió otro año brillante, donde jugó 26 encuentros y llegó una vez a la red.
Fernando Manríquez: los delanteros llegan y se van, pero el goleador de la UdeC siempre es el “Feña”. Desde el punto penal o fuera del área siempre amenaza y este 2018 logró 7 anotaciones. Pero su aporte va más allá, manejando el juego a su antojo y marcando -junto a Droguett- el ritmo del Campanil. Jugó 27 compromisos.
Ronald de la Fuente: el mejor en su puesto, por paliza. No sólo de la zona, sino que a nivel nacional. Hoy no existe un lateral izquierdo más confiable que el ex Huachipato, quien, además, se da maña para ser siempre alternativa en ataque. Este fue su año, donde no se perdió ni siquiera un minuto y pide a gritos un lugar en la “Roja”.
Matt Lagos: hubo momentos del año donde quizás no estuvo, pero en los más difíciles demostró que es de verdad. Contra Rodelindo Román y Ferroviarios marcó en 3 oportunidades y se echó el equipo al hombro. El talentoso mediocampista terminó el año en lo alto y promete explotar el 2019.
Gabriel Torres: el panameño a veces se duerme un poco, pero cuando despierta te mata. Su capacidad de definición y fineza frente al arquero es admirable y no por nada este año también jugó la Copa del Mundo. Estuvo en los 30 partidos de la temporada y, con 15 tantos, fue subgoleador del torneo, sólo detrás de Paredes.
Javier Parraguez: costó que Larcamón se atreviera con él al lado de Torres, pero a punta de goles cambió hasta el esquema de Huachipato. El atacante jugó 23 partidos, aunque sólo en 7 de ellos estuvo los 90 minutos en cancha. Como sea, se las arregló anotando 11 tantos, destacando su doblete en la victoria 3-0 sobre la UC. A los 28 años, este delantero que nunca ha tenido la regularidad que merece, parece encontrar su rumbo.
Daniel Benavente: al principio, casi todos los goles lilas eran de Hermosilla, pero de a poco el “9” morado se metió en racha y no paró más. Con 19 tantos fue el más efectivo del equipo y, además, tuvo sangre fría para ejecutar el penal del ascenso. Ese lo pidió con propiedad, aunque otros también lo querían. Es cierto que el “León” se caracterizó por fallar hartos goles, pero Benavente fue puntal.
Francisco Bozán: la UdeC partió mal y luego tuvo un repunte que parecía sólo una racha. No fue así, el técnico de sólo 32 años le dio un sello a este equipo, al cual nunca renunció, con una base fácilmente reconocible. Se le fue Meneses, le faltaron goleadores de peso y aun así se las arregló para ser subcampeón y clasificar a Libertadores.
También fueron claves en la temporada
Ricardo Cárcamo (D. Concepción): no partió como titular, pero se las arregló y supo ganarle el puesto al capitán Giolito. Tuvo intervenciones claves que le permitieron a los lilas clasificar en los primeros lugares a la parte decisiva del torneo y terminar festejando el ascenso.
Guillermo Pacheco (UdeC): el bajo rendimiento de Berríos a principio de año le abrió las puertas a la titularidad y el ex San Luis no desaprovechó la oportunidad. Fue pieza clave por la orilla derecha y se dio maña hasta para marcar un par de goles.
Cristian Quintana (D. Concepción): patrón de la zaga morada. Seguridad, muy buena ubicación y sobre todo garra, una de las características que más se necesita en Tercera B. En los momentos difíciles tuvo muchísima personalidad. Un gran aporte.
Nicolás Baeza (Huachipato): Larcamón se dio cuenta tarde que el lateral izquierdo estaba en casa. El DT probó con Jopia y Gutiérrez, pero recién desde la mitad del año en adelante el joven y humilde zaguero tuvo la oportunidad de ser titular y no soltó la camiseta. Mostró ganas, atrevimiento y despliegue. Tiene muy buen futuro.
César Valenzuela (Huachipato): difícil año en lo personal para el talentoso volante, que fue uno de los máximos asistidores del torneo. De sus pies dependía muchas veces el rendimiento del acero. Sus habilitaciones transformaron a Torres y Parraguez en la dupla ofensiva más contundente del campeonato. No pudo entrenar ni jugar normalmente en el primer semestre y aquello coincidió con el bajo rendimiento colectivo. Un aporte para el camarín, además, en cuanto a su personalidad.
Jean Meneses (UdeC): pieza clave para la tremenda racha del Campanil en el primer semestre. Marcó siete veces en 15 partidos y aportó talento y desequilibrio. A principio de año lo quiso U. de Chile, pero se quedó y su gran momento le permitió dar el salto al fútbol mexicano. Tras salir, muchos creyeron que el equipo de Bozán se caería en la lucha por el título, pero no fue así.