Se fueron a probar suerte, pero no aquí al lado. Dejaron todo y tomaron el avión buscando sus sueños bien lejos. Bueno, los sueños nunca son de viaje corto.

Mauricio Martínez se fue de Naval a Asia. El volante había estado el 2014 en la Segunda de China, con el técnico español José Hernández, justamente quien lo contactó para que volviera este año, a la Tercera (Guizhou FengYung FC). El “Piri” cuenta que “la gente me trata muy bien. Me piden fotos, autógrafos, me hacen sentir como si fuera una estrella. Es lindo poder hacer feliz a los niños con cosas tan simples. En las tardes voy a visitar distintos colegios y la escuela de fútbol del club. Me tocó hacer una clase con más de 60 niños chinos, sobre fútbol y sin traductor. Fue puro improvisar e improvisar”.

Del país, apunta que “el clima es muy extremo. En verano, un calor insoportable y ahora estamos entrando en el invierno con un frío terrible. La comida es picante, pero me gusta, aunque prefiero no preguntar qué estoy comiendo. Sé que comen hasta perros. Tuve que aprender a cocinar, ya que en Chile mi madre me hacía todo”.

Ha marcado 11 goles, tiene traductor, grabó comerciales y le ha ido tan bien que lo invitaron a entrenar en el Guizhou Hengfeng de la Superliga y advierte que “en el supermercado venden sapos y culebras vivos. La gente los compra como si fuera arroz. Esto ha sido un sueño, aunque me cuesta estar lejos de mi hija Antonia (2 años). Bueno, por otra parte, ella es mi fuerza para luchar día a día. Todo esto es por ella y por mi familia. Para darles lo que merecen”.

Buscando en Google

Fernando Lazcano jugaba en Portugal. Su técnico se fue a Primera División de Andorra y le preguntó si lo seguía. El ex Naval y D. Concepción narró que “tuve que buscar información del país, la liga, de todo. La calidad de vida es espectacular. La liga es pequeña. Son 8 equipos, pero los primeros 3 clasifican a las fases previas de Champions y Europa League. Eso me motivó mucho y no lo dudé. El idioma oficial es catalán, pero todos hablan español. Hay muchos franceses y portugueses y en el equipo (Lusitanos) estoy con el ‘Nico’ Medina”.

El “Feña” contó que “en infraestructura están al debe. Hay pocos lugares de entrenamiento y son muchos los equipos que ocupan los mismos campos. La mayoría de las canchas son sintéticas, por el clima, hay mucha nieve. La hinchada es muy poca. Nuestro equipo es de la colonia portuguesa y tiene su gente, pero no como en Chile. Es todo familiar y no existen las barras bravas. Hace diez años era una liga amateur, pero ha ido creciendo mucho”. Hoy, quedan tres fechas de la segunda de tres ruedas.

Sobre su rendimiento en Europa, expresó que “en Portugal jugué todos los partidos y acá igual. Me siento importante. Acá es fuerte físicamente, pero uno trae esa cosa más técnica. Lo más curioso es que el país es súper chico. No puedes pelearte con alguien, porque después lo ves de nuevo en algún lado, es como que todos se conocen. Llevaba diez años en Chile y quería sacarme la espinita de jugar afuera, demostrarme a mí mismo que puedo hacerlo. Estar lejos de la familia es difícil, pero esta es una etapa impagable en mi carrera”.

En tierra de Zlatan

Jonatan Almendra hizo goles en Vial y Naval, pero el año pasado decidió irse a Suecia. Ya había tenido una experiencia en Nueva Zelanda, el 2013, pero esta vez es distinto.

“Estaba jugando en Arameisk Syriansk, de la Primera División, y me fui a préstamo la segunda temporada al Tungelsta If de la Tercera División. Ahí jugué 9 partidos, marqué 11 goles y seguiré otra temporada. Quedamos cuartos, pero nos faltó campeonato. Somos hartos latinos (es compañero de Cristián González), me he adaptado súper bien y lo más probable es que me quede a vivir en Suecia. Tengo a mi novia acá (Lina) y empecé a hacer los trámites de residencia”, confesó el atacante.

Y la realidad en Estocolmo es otra, después de pasar por clubes donde las lucas nunca sobraron. Almendra comentó que “el fútbol acá es muy táctico y los latinos hacemos una diferencia. En infraestructura es otro mundo. El campus es como Nonguén, pero renovado, con colegio para las series menores y gimnasio para todas las ramas, desde hockey al fútbol. A las 4 de la tarde ya está oscuro y en invierno hay 12 grados bajo cero. Afuera está todo con nieve, menos la cancha. Es temperada”.

Pero echa de menos un par de cosas. “Al ‘Santi’, mi sobrino, que justo se está encatando con el fútbol. Eso me parte el alma. Soy muy de familia, pero me pone feliz que ellos me vean tan contento en lo que hago. También sigo siempre al ‘Conce’, ahora viendo los partidos por La Pelota es Mía. Los apoyo acá a la distancia y ojalá pueda volver un día y vestir la camiseta lila”.