La deportista chiguayantina se estrenaba esta madrugada en la modalidad paralímpica del certamen internacional, con la misión de superar el bronce del año pasado en República Checa.
No hay plazo que no se cumpla, menos en el deporte. Esta madrugada, a eso de las 6:27 horas de Chile (cuatro horas más en Portugal), saltaba al agua la deportista paralímpica, Katherinne Wollermann, para hacer su debut en el Campeonato Mundial de Canotaje que se desarrolla en la localidad lusa de Montemor-o-Velho.
La medallista panamericana disputaba la gran final A del KL1 200 metros, a la que clasificó de manera directa, en una competencia que la enfrentaba a las mejores del orbe en la actualidad.
Es así como en frente aparecían figuras de la talla de la china Maosan Xie; la japonesa Monika Seryu, y la ucraniana Maryna Mazhula, a quienes se sumaban la británica Jeanette Chippington y la rusa Alexandra Dupik, oro y plata, respectivamente, en la edición 2017 del certamen, que se realizó en República Checa.
Katty Wollermann llegaba a la cita con el estatus de haber conseguido la medalla de bronce en el Mundial del año pasado. Y, mejor aún, con la fresca experiencia de quedarse con el subcampeonato de la Copa del Mundo de Hungría, desarrollada en mayo. Competencia de alto nivel y preparatoria para el máximo torneo de Portugal, donde sólo fue superada en fallo fotográfico por Alexandra Dupik (56,348 segundos versus los 56,143 segundos cronometrados por la rusa), derrotando a la inglesa Chippington, que llegó tercera.
De ahí que se esperaba un verdadero clásico en el centro de alto rendimiento de Montemor-o-Velho, entre las tres mejores kayakistas paralímpicas de velocidad en este momento.
Un desafío que la deportista chiguayantina no rehuía en la previa, pese a lo cual prefería ser prudente respecto a sus proyecciones. “Llegué con bastante antelación para poder adaptarme bien a las condiciones climáticas del lugar. Yo estuve entrenando con 3 o 4 grados y tendré que enfrentar temperaturas cercanas a los 30 grados, es un cambio importante, por eso, me preparé con tiempo. Voy tranquila, consciente de mis capacidades, pero sin anticipar nada”, adelantó.
En ese mismo tenor, aseguró que “obviamente, quiero llegar lo más lejos posible, pero no pretendo aventurar un resultado porque en este tipo de competencias, cualquier detalle puede ser perjudicial en la prueba. Todo puede darse, estamos sometidos a muchas circunstancias, por eso, no me atrevo a decir algo certero, sino que daré todo de mí y en el agua demostraré todo el trabajo hecho, que ojalá alcance para estar otra vez entre las tres primeras”, sentenció la kayakista que desarrolló un intenso trabajo físico en las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Santiago.
En tanto, su entrenador, Ariel Rubilar, se refirió a los aspectos técnicos que espera de su pupila en Portugal. “La meta es que tenga una salida y llegada en velocidad más alta que su frecuencia de paleo. Eso, sin duda, le permitirá mantenerse en el podio mundial”, cerró.