Mientras el Campanil retornó a la máxima categoría en una gran temporada, Huachipato descendió por primera vez en su historia a Primera B.
Se vivieron las dos caras. Casi como es habitual imagen donde un equipo es campeón y festeja, mientras en el otro todo es rabia y frustración.
La UdeC ascendió a Primera División, mientras que en Huachipato hay más amargura que nunca. Pero, antes de analizar los factores que tienen felices y tristes a unos, y otros, es importante detallar el sistema de campeonato que desde hace unos años rige a las divisiones menores del fútbol chileno.
Tanto la Sub 15, como la 16, 17 y 19, tienen directa relación. El rendimiento de cada una de ellas es promediado a final de temporada y los últimos tres clubes en la tabla general, descenderán de categoría.
O sea, si la Sub 19 de un club es campeón, pero la 15, 16 y 17 fueron colistas absolutos, la matemática hará lo suyo y determinará que la institución completa descienda. Para algunos es más ordenado así, ya que mantiene a un club o en la “B” o en Primera, mientras que para otros es algo ingrato, ya que puede ser que una categoría que no tuvo un mal rendimiento, por culpa de las otras igual deba descender.
UdeC festejó el título en dos de sus cuatro categorías el semestre pasado, un buen rendimiento que les permitió ascender de Primera B a Primera División. Las Sub 19 y Sub 15 del Campanil alzaron la copa, mientras que tanto Sub 16 como Sub 17, finalizaron segundos en sus campeonatos. Así, jugarán la próxima temporada en la máxima categoría del fútbol joven.
En Huachipato vivieron una de las peores temporadas históricas. El fútbol joven siempre fue el pilar de la institución, ese que los hacía sentirse orgullosos por sobre los demás. Así, a lo largo de los años, la usina abasteció de gran cantidad de jugadores al primer equipo, como Rodrigo Millar o Gonzalo Jara en su momento, hasta los más actuales como Martín Rodríguez o Lorenzo Reyes, por ejemplo. Pero el próximo campeonato tendrá a Huachipato en Primera B en todas sus categorías. Desde las series menores del club evitan hablar del tema. Fue una amarga temporada. Tienen su foco en dar vuelta la página y regresar lo antes posible a Primera División. Aun así, miembros del fútbol joven acerero analizaron factores del delicado presente.
“Nunca pudimos ser locales. Jugamos en Santa Juana, El Morro o Monte Águila. Nosotros no contamos con un campo en buenas condiciones. Cuando no llueve y se puede, jugamos en la cancha 2 del estadio CAP, sino en la sintética de afuera que no está en buenas condiciones. Sufrimos con esa desventaja. Falta invertir. La cancha sintética está muy mala y no reúne las condiciones”, dijeron desde la institución. Promediando las categorías, el acero finalizó antepenúltimo con 59 puntos, sobre La Serena e Iberia, pero lejos de San Luis (69), que se ubicó un lugar más arriba.
Si Huachipato era esa institución ejemplar que tenía grandes éxitos a nivel nacional e incluso jugó una Copa Libertadores Sub 20 en 2016, ¿qué pasó para que el rendimiento haya bajado actualmente? Desde la usina entregaron otro importante factor al respecto. “Los niños ya no están tan entregados a la causa. Antes estaban comprometidos con sus sueños y luchaban por ellos. Ahora son más inmaduros y están pendientes de otras cosas, como los peinados, por ejemplo. Así se hace complicado sacar mejores jugadores. Muchos dicen que quieren llegar a ser futbolistas de gran nivel, pero hacen poco para ello”, revelan desde Talcahuano.
Además, agregaron que “la lucha es más dura ahora con los demás equipos. Hay una diferencia muy importante, en relación a que los chicos quieren ganar y solo ganar, mientras que nosotros queremos formar, respetando la disciplina y entregando valores. Acá quizás no jugará siempre el chico bueno, sino quien más allá del talento reúna los valores del club”.