¿Hubo juego limpio? Asiáticos no quisieron ni pasar la mitad de cancha al final, para no arriesgar su clasificación.
No alcanzó a ser una dramática definición la del Grupo G. Japón y Senegal llegaban con ventaja para clasificar, pero ambos cayeron ante Polonia y Colombia, respectivamente.
El equipo de Pekerman llegó a seis puntos en la tabla tras el gol de Yerry Mina y trepó al primer lugar del grupo, sobre Japón y Senegal que lograron cuatro unidades y una Polonia que alcanzó tres puntos.
¿Cómo se definió el segundo clasificado de esta zona a octavos? Por una medida histórica y polémica: el juego limpio. Japón recibió solo cuatro tarjetas amarillas en sus tres partidos, mientras que Senegal tuvo seis. Terminó siendo el quinto criterio de definición, ya que ambos tenían mismos puntos, misma diferencia de goles, igual cantidad de tantos convertidos y, cuando se enfrentaron entre ellos empataron 2-2.
La medida es totalmente válida y está dentro de las reglas, pero tuvo cierta polémica. ¿Por qué? Sabiendo que Senegal caía ante Colombia, y pese a ir en desventaja ante Polonia, Japón dedicó los últimos 15 minutos a rotar la pelota, hacerla circular sin intención de atacar. ¿Fue eso juego limpio? No, pero era lo que los clasificaba a octavos y les terminó resultando.
Inglaterra y Bélgica estaban clasificados en el Grupo H y “solo” definían el primer lugar. Un puesto que al parecer nadie quería, ya que los ponía en el lado más difícil del cuadro en el papel, con Brasil, Francia, Uruguay o Argentina como posibles rivales más adelante. En el otro costado, aparecen Colombia y después Suecia o Suiza y Croacia.
En un duelo donde se atacaron poco y aparentemente sumar tarjetas amarillas importó más para ser segundo, Bélgica lo ganó con un golazo de Januzaj. Su rival ahora será Japón, mientras que el de Inglaterra será Colombia.
Panamá y Túnez jugaron por el honor y el triunfo fue para los africanos por 2-1. Gabriel Torres, delantero de Huachipato, fue titular y jugó 45 minutos.