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Rosario Martínez, trajo su talento desde Talca para brillar en voley

Por: Carlos Campos 19 de Febrero 2018
Fotografía: Claudio Concha IND

Cientos de jóvenes llegan todos los años a estudiar a Concepción. Cada uno con objetivos, sueños y metas diferentes. Una de ellas fue, hace dos años, Rosario Martínez.

Ligada siempre al deporte desde muy pequeña, en 2016, su primer año universitario, no sólo lo dedicó a adaptarse a una nueva ciudad y estudiar la exigente carrera de Medicina. Rosario ingresó al equipo de voley de UdeC, dando inicio a temporadas de gran nivel que en 2017 la llevaron a lo más alto en su disciplina.

Eso sí, la oriunda de Talca no pudo estar presente en la ceremonia de premiación de Adesup, donde iba a ser distinguida como la mejor voleibolista de la pasada temporada. “Me enteré después, porque me lo tenían como sorpresa. Igual no alcanzaba a llegar porque tenía certamen a esa hora”, recordó Martínez, que aprovechó de repasar su 2017, un año exitoso desde el punto de vista académico y deportivo.

“Fue muy provechoso. En el área deportiva hubo varios cambios, de preparador físico y entrenador, pero nos fue bien. Fue un proceso largo donde desde a poco tuvimos que ir dándonos a conocer, porque partimos en la liga más baja. Fue un logro como equipo darnos cuenta del gran potencial que tenemos. Sólo nos falta, a veces, un poco de confianza, pero aun así se han dado cosas muy buenas”, señala, agregando que “puedo rendir porque desde chica soy muy organizada con mis cosas, y además vivo sólo a seis cuadras de la universidad. Eso me ayuda en los tiempos. Mis amigas me dicen ‘como puedes entrenar todos los días’, pero yo les respondo que la hora y media que ellas demoran en llegar a la universidad, yo la ocupo entrenando”, dijo.

Exigencia pura

Combinar los estudios con deporte suele ser una buena fórmula universitaria, que permite aislarse de la intensa carga académica y una rutina diaria que suele ser agobiante en ocasiones. Rosario no se complica. Para ella, el deporte es una forma de vida.

“Desde segundo básico que juego, pero a nivel competitivo desde sexto, más o menos. Cuando era chica me gustaba practicar todos los deportes, pero cuando una vez me cambié de colegio debía escoger una actividad extraprogramática y elegí el voley. Probé por mi estatura y me quedó gustando”, añade la deportista, que también disfrutaba del atletismo, tenis y básquetbol, pero siempre tuvo en un lugar especial al vóleibol.

“Cuando no lo practico, siento que estoy incompleta y algo me falta. Vivo sola y este deporte termina siendo como mi segundo apoyo. El mundo del voley es súper chico en Chile, entonces se forma una familia. Entrenamos todos los días y mis mejores amigas están ahí. Es pura organización. En el colegio era buena alumna y, claro, en la universidad es distinto todo, pero la clave de esto es que me gusta lo que estoy estudiando. Es difícil y a veces uno debe tener prioridades, pero depende de la organización que uno haga de los tiempos”.

Aparte de estudiar y jugar, a Rosario y sus compañeras de equipo les exigen horas de entrenamiento físico. “En la universidad se han portado un siete conmigo. En período de certámenes es mucho más flexible todo”, indica la joven que, desde hace años, sentía que su futuro estaría en la UdeC. “Mi objetivo era entrar a una universidad donde pudiese practicar deporte. No estaba en mis planes dejar de moverme. Estando en cuarto medio, me tocó jugar contra la U. de Conce y ahí me di cuenta que era una tremenda opción. Cumplía con todos los requisitos que buscaba”.

¿Qué significará para ella haber sido escogida como la mejor en su disciplina? “Es un orgullo, pero lo tomo con humildad. No soy de esas personas que andan mostrándose. Es un logro por mi esfuerzo que me da mucha energía para seguir y así no quedarme sólo con esto”, cerró.

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