Esteban Paredes marca tres goles a Peric -de 39 años- y queda como máximo artillero del torneo. En Australia, Roger Federer derrota a Cilic y se titula campeón a los 36 años venciendo todas las leyes de la fisiología y el tiempo. El suizo llora como si fuera su primer título, y ahora acaba de volver al número 1 del ránking ATP. En San Antonio, Emanuel Ginóbilli, con cuatro décadas en el cuerpo, asombra a todos volcando el balón contra los Nuggets. Tres ejemplos de una realidad que es mundial y en nuestro país también toma fuerza: los deportistas han prolongado su carrera rindiendo en altísimo nivel. ¿Cuál es la explicación? ¿Es una tendencia que seguiremos viendo?
Así se cuida Abreu
Sebastián Abreu es el jugador más veterano del fútbol local. A sus 41 años saltó de Puerto Montt a Audax. En el sur de Chile probó los mariscos más ricos de su vida y quedó encantado, pero sólo los probó un poco. Su dieta no le permite pasarse. El “Loco” prefiere el pescado a la plancha y comida sin aceite ni mantequilla.
Pero eso es uno de tantos detalles. Óscar Correa, técnico del uruguayo en la campaña 2017, cuenta que “Sebastián en un superclase. Y te lo digo en todo el sentido de la palabra. Es un tipo muy culto, inteligente y te pide desde el primer minuto que lo trates como uno más. No le gusta tener un trato especial porque entiende que un profesional debe trabajar al cien. Si no, no estaría jugando a su edad. Él cuida sus comidas y físicamente sigue marcando diferencias”.
¿El cuerpo técnico hacía un trabajo diferenciado con Abreu? Correa, quien también pasó por Naval, advirtió que “obviamente debes preocuparte de no sobrecargarlo muscularmente, como ocurre con todos los jugadores. Fíjate que Abreu sólo se perdió dos partidos en la temporada y fue por un tema de humedad en los pies, lo que se conoce como sabañones, pero no se lesionó nunca y eso que jugaba los 90 minutos. Lo que marca su carrera es la vocación. Él se levanta con ganas de trabajar, meter un gol, ganar el fin de semana y llegar a Primera. A su edad, se sigue poniendo objetivos porque tiene mentalidad ganadora. Eso es clave para seguir. Tiene pasión, no es un tipo que esté jugando por dinero. Es feliz entrando a una cancha”.
El DT que lideró ese Puerto Montt siente que “hay una tendencia mundial donde el futbolista rinde perfectamente en la alta competencia, casi llegando a los 40 años. Pasa en Europa y también en Chile, con Valdés, Paredes, Pizarro… Acá en Chile costó entender que el deportista debe cuidarse las 24 horas del día, pero hoy es así. Los equipos extranjeros hace rato trabajan con equipos multidisciplinarios, donde se preocupan de la parte médica, nutricional y técnica. Cuando jugamos Libertadores con Huachipato, veíamos llegar a las delegaciones brasileñas y tenían como 20 personas acompañando al plantel. Así se trabaja afuera y acá nos encantaría copiarlo, pero eso cuesta dinero. Al menos, se nota que en los clubes ya existe esa preocupación y están conscientes del tema. Claro, los de más recursos pueden hacerlo y ahí es donde juegan Paredes, Valdés y Pizarro”.
“Tigre” de 40 rayas
Cristián Muñoz jugó Copa Libertadores con cuatro décadas en el cuerpo y sigue siendo titularísimo en el arco de la UdeC. Otro tipo que rara vez se lesiona. “No como chorrillanas, completos ni nada de frituras o grasas. Imagino que deben pensar que uno sufre, pero no. A mí me gusta vivir así. Amo el deporte y por eso quiero practicarlo mucho tiempo. Así debe ser uno con las cosas que ama”, sentenció el ex Boca Juniors y Colo Colo.
¿Y qué otros detalles han sido claves para jugar hasta esta edad? El “Tigre” señaló que “no he tenido lesiones graves en mi carrera y, claro, los trabajos que uno realiza en las prácticas no son los mismos que a los 23. El tema del arquero debe ser más personalizado porque el cuerpo sufre con los golpes, las caídas. Con los años pierdes velocidad, pero ganas en posicionamiento, en tomar mejores decisiones. Hoy vuelo menos, pero sé cuando tengo que volar. Felizmente, nunca me han cuestionado la edad ni me han tratado de viejo. Creo que con mi rendimiento y forma de trabajar no he dado pie a esa duda”.
Lo físico es una cosa, pero lo sicológico también resulta fundamental. “Vi a Federer llorar cuando ganó su último torneo, pese a que ha ganado muchísimos. Eso no puede perderse. Yo tengo cuarenta, pero todavía me emociono cuando ganamos un partido difícil o cuando damos vuelta un marcador adverso. Me emociona ganar y me enojo cuando perdemos o cuando cometo un error. Eso es igual que cuando tenía 17. Mientras esa llama siga encendida, me siento motivado a entrenar duro, aunque los objetivos ya son todos más a corto plazo. Me han preguntado muchas veces por el retiro y no me molesta, es una pregunta lógica. Me gustaría jugar un par de años más, si no me lesiono. Mis hijos me quieren en la casa, pero se sienten orgullosos de verme jugar y quieren que siga. Me lo dicen siempre”, apuntó.
Prevenir lesiones
Juan Caamaño es kinesiólogo y ha trabajado con la UdeC, Huachipato, D. Concepción y muchísimos jugadores han pasado por su clínica. El destacado profesional comentó que “el deportista actual invierte en su cuerpo. Es un concepto que antes no existía en Chile, pero hoy se preocupan de su alimentación, controlan su peso, usan suplementos alimenticios. Antes era sólo el entrenamiento del día, pero ahora existe otra tecnología y puedes contar con un equipo médico que se preocupe de cada detalle, lo que se suma al autocuidado. Cambió la mentalidad sobre ese ‘entrenamiento invisible’, que le llamaban los técnicos antiguos, y se les hacía complejo controlar. Actualmente, hay conciencia de qué debes hacer para prolongar una carrera que siempre se dijo que era corta”.
Y también hay un concepto médico distinto que favorece esta larga vida deportiva. “Antes era todo más de reacción y tratar de cuidar lo mejor posible una lesión para que no tenga grandes consecuencias. Hoy es distinto. La idea ahora es prevenir, anticiparse y que la lesión no suceda. El concepto es prevenir para evitar intervenir. Por eso, los grandes jugadores se lesionan poco. Detrás de ellos hay un equipo que evita que esto suceda, que mide sus cargas físicas y que ante cualquier asomo de desgaste sabe qué hacer. Yo trabajé con Cristián Muñoz, por ejemplo, y más allá de su cuidado, que es ejemplar, no se lesionaba prácticamente nunca. Eso no es casualidad”, apuntó.
¿Es una tendencia que llegó para quedarse? Caamaño cree que “esto es una realidad local y mundial y seguiremos viendo deportistas veteranos destacando. Antes era imposible imaginar un tenista número uno a los 36 años. Te pongo un ejemplo: Cristiano Ronaldo. ¿Sabes cuánta gente trabaja con él para que tenga ese nivel físico (cumplió 33 años)? Tiene un nutriólogo que calibra lo que come, alguien que controla sus tiempos de descanso, otro que ve sus aspectos técnicos y por eso mejoró su rechazo desde que era joven a lo que vemos hoy. No siempre saltó así. Cristiano se va para la casa y el trabajo con él sigue. En Chile sería fantástico hacer algo así, pero imagínate el costo”.
El kinesiólogo agregó que “hace poco estuvimos hablando con Deportes Concepción para apoyar al cuerpo técnico de Esteban González, pero cuesta que alguien asuma esos costos y lo entendemos. Hoy existen cámaras hiperbáricas, bombas compresivas para recuperar lesiones… Todo eso sirve mucho, pero no todos tienen acceso. En el fútbol chileno existe precariedad. Yo vi jugadores como ‘Pancho’ Ugarte o Gamadiel García que prolongaron mucho su carrera, jugando a gran nivel, y fue más que todo por su propio cuidado. Tipos muy profesionales. Pero tener un equipo multidisciplinario es cosa prácticamente de los equipos grandes y otros que hacen un esfuerzo. Los jugadores de más edad ni siquiera entrenan lo mismo que el resto, entrenan más porque a su edad trabajan el doble para estar a la par del resto y eso es mucho más meritorio”.
Allá arriba con 45
Patricio Briones es un caso excepcional en el deporte chileno. El penquista de 45 años, defendió a Chile en 8 Sudamericanos, fue 8 veces campeón de Dimayor (3 con la UdeC), jugó en la liga argentina y actualmente lanza al cesto con la camiseta de AB Temuco. Parece que su carrera no fuera a terminar nunca y cada vez que entra a la cancha sigue marcando diferencias. Por su porte y su oficio, pero sobre todo porque físicamente sigue siendo dominante.
El “Pato” explicó que “no puedes llegar a esta edad jugando si no te cuidaste de joven. Esto es una consecuencia de lo que uno hizo y lo que no hizo. Nunca abusé de la noche, fui relativamente ordenado, descansé lo necesario y cuidé bien mis lesiones. Invertí en mi cuerpo. También ayuda mi mentalidad porque hoy me mantengo alejado de cualquier prejuicio. Uno es el primero que sabe lo que rinde y lo que puede aportar y mientras me sienta aporte voy a seguir. Muchas veces he pensado en dar un paso al costado, pero siento que aún tengo cosas por dar”.
El gigante de dos metros y doce centímetros advierte que “he tenido dos lesiones en mi carrera más o menos preocupantes, pero siempre tuve buenos equipos de kinesiólogos y traumatólogos. Las lesiones no sólo te afectan en lo físico, lo que más afecta es lo mental. No hay que tener miedo a volver, a seguir trabajando igual, a pensar que una lesión te puede cortar la carrera, porque ya no eres tan joven. El deporte es un juego a veces hostil y cuando uno vuelve a la casa llegas un poco adolorido, pero eso no puede ganártela. El que no entienda eso es un iluso. Hay que saber descansar, tomar pausas y reconocer cuando no estás bien. No decirle al profe ‘sí, estoy bien, puedo jugar’, cuando sabes que no es así. Eso es irresponsable”.
Y todo ese cuidado le ha servido no sólo para entrar a competir en el cinco contra cinco. Briones repara en que “uno hace sacrificios por el deporte, pero al final te estás preparándote para la vida. Por todo ese estilo de vida que te conté, me enfermo súper poco. Eso que algunos llaman sacrificios para mí siempre ha sido cuidar lo que más amo. Tal vez hay que estar loco para seguir jugando básquetbol a los 45 años. Bueno, yo soy un loco por el básquetbol”.
Es un histórico del deporte cestero nacional y lo logró todo en su disciplina. ¿Cómo se motiva ahora para levantarse cada mañana a entrenar con el grupo? “Lo que pasa es que las motivaciones quizás ya no son las mismas y es lógico, pero siempre están. No puedes jugar si no tienes eso. Antes hacía esto por amor propio, después por mi familia, también para ganarlo todo y ser campeón todas las veces posibles. Ahora me concentro en transmitir mi experiencia, en hablar con los jóvenes, enseñarles cosas y sentir que todo lo que hice fue por algo. Ya no son los títulos, lo que me interesa es dejar un legado. Eso es lo que me motiva cada día”, aseguró el crack.
Siempre se habla de dar un espacio a los jóvenes, pero poco se habla de cuidar a los experimentados. Y no se trata cuidarlos como si fuera la hora del asilo y sentarse a escucharlos, si no porque su rendimiento puede ser perfectamente el mismo que el de un chico de 20. Porque pueden pararse a competir de igual a igual y reírse de quien todavía dice entre dudas “tiene 37, quizás está muy viejo”.