En la publicación, el periodista repasa 15 goles que marcaron al fútbol criollo, desde el tanto de Leonel Sánchez a Lev Yashin en 1962, hasta el de Navia al “Tigre” Muñoz, en el Preolímpico de Londrina. Contada por sus protagonistas, son 15 historias que revisitan la memoria del balompié nacional.
¿Cuándo fue la primera vez que vio el gol de Eladio Rojas a Yugoslavia, por el tercer puesto de Chile en el Mundial del ‘62; dónde estaba cuando Marcelo Barticciotto le marcó de revés a Boca Juniors en la Copa Libertadores de 1991; qué sintió cuándo Marcelo Salas marcó una obra de arte a Inglaterra en el mítico Estadio de Wembley? Los goles tienen esa magia: transportarnos a épocas, lugares y sentimientos; por eso también son amores.
Bajo esa premisa se mueve “Goles Sagrados” (Editorial Planeta), el nuevo libro del periodista, Patricio Abarca que, en 120 dinámicas páginas, nos mueve por el mundo de ese grito divino que remece el corazón del hincha.
Comenzando por el tanto de Leonel Sánchez en la victoria sobre Unión Soviética, que marcó el camino de la proeza chilena en el Mundial de 1962, y culminando con el de Reinaldo Navia que, en el último minuto, clasificó a Chile a los JJOO de Sidney 2000 frente a la Argentina del “Tigre” Muñoz y Gabriel Milito, la publicación nos lleva por 15 goles que marcaron un hito en el balompié nacional; 15 goles narrados en primera persona por sus protagonistas; 15 historias y su verdad íntima para aportar a la memoria deportiva criolla.
Para respetar a los héroes
“Me interesaba el relato en primera persona, creo que es súper poderoso (…) Y en este caso de los goles, tenía fe en que alguien podía explayarse y llegar a contar también su vida, lo que efectivamente sucedió”, comenta Abarca sobre cómo se originó el libro. “Pese a que el gol parece algo súper mecánico, tiene miles de matices, sobre todo si es un gol del que todos se acuerdan”, añade.
Y esa es, a juicio del escritor, la mayor virtud de esta obra. “Dejé 15 goles, me pareció que son los que toda la gente reconoce, hay una melancolía por esa época y hasta una dosis heroica en cada uno de ellos. Después, los he ido cotejando con la gente futbolera y todos los conocían y tenían algo qué comentar de cada uno”, dice.
De boxeo y resiliencia
Pese a ser de lectura fácil, el libro está lleno de información que, para cualquier futbolero, resulta un obsequio irresistible. Como que, cuando Leonel Sánchez debutó en la selección chilena el 18 de septiembre de 1955 en el Maracaná, también lo hizo una de los más inolvidables delanteros en la historia de la “Verdeamarela”, o que después de su “Gol Iluminado” con el Inter de Porto Alegre en la final del torneo brasileño de 1975, Elías Figueroa se convirtió en una especie de santo, al que incluso le eran llevados niños enfermos para que los sanara.
De ahí que para Abarca, cada historia traiga consigo un componente sorprendente. “Como escritor, fue un deleite saber de boca del gran Leonel, que de niño acompañaba a su padre a boxear al Caupolicán, y que cuando le preguntaban si tenía miedo que le pegaran a su papá, él decía que no, que le era natural. Resulta que años después, ese mismo Leonel Sánchez terminó pegándole un combo al gigante italiano en el Mundial. O el gol de Zamorano por el Real Madrid en la final de la liga española de 1995, que es una oda a la resiliencia. Pero cuando lees el libro, te das cuenta que su historia de fortaleza comenzó en el colegio, en una sala de clases donde se podía ver al mismo Zamorano; y eso te lo va contando él mismo”, afirma.
“Por eso es difícil inclinarse por una, porque cada historia tiene su sello. Cuando elegí los goles, coincidió que quienes los marcaron eran goleadores de raza que, cuando viajaron a su infancia, abrieron todo un mundo”, complementa.
Según Abarca, la intención de “Goles Sagrados”, es reverenciar a los ídolos de siempre. “Me gustaría que la gente tomara respeto a los jugadores que hicieron esos goles, héroes que nos unieron e hicieron vibrar en el tiempo. Y en general, valorar el pasado. Este libro, está hecho primero con un contexto y luego viene la persona que habla en primera persona, el protagonista. Por tanto, nos lleva a escuchar a otro y eso lo encuentro valioso, escuchar al que hizo algo grande en la vida”, sentencia.